El legado artístico de Cacho Castaña –quien el 15 de octubre murió tras una larga lucha contra una enfermedad pulmonar– no solo incluye 25 álbumes como solista, diez ediciones de recopilaciones de sus mejores temas y la realización de 35 singles como compositor, cantautor y autor de canciones, más su carrera como actor en 12 películas y varios programas de televisión. También está integrado por la apertura del mítico bar Café La Humedad, en homenaje a la canción más exitosa de su prolífica carrera de más de 60 años de trayectoria.
Hoy, a menos de un mes de su muerte, su última esposa Marina Rosenthal lucha por mantener vigente el espacio cultural que lleva el sello del popular artista y que deberá reconfigurarse para continuar en actividad. Para eso planea un gran homenaje en diciembre para despedir a su mítico dueño de la mano de sus mejores amigos y luego reabrir el espacio en 2020 con una temática musical que incluya otros géneros y presencia de más artistas.
En el bar original que inspiró la canción, no entraban mujeres simplemente porque –decían en la época– el baño “era una pocilga”. Las cortinas estaban amarillas de sol. Según Cacho, ese baño no tenía puerta y cada vez que llovía casi caía más agua adentro que afuera. El paño verde de los billares solía estar salpicado, húmedo. Había un mozo llamado Antonio que debía salir corriendo cuando los muchachos de "la barra” se mandaban una de sus clásicas bromas, como deslizar las tres bolas del billar por la vieja vía del tranvía que pasaba por Gaona. Con el ligero declive, las bolas se perdían en el horizonte de Flores.
Cacho contó que siempre anduvo por allí, toda la vida, y que el café fue su mejor escuela. “Todavía quedamos algunos de la barra de esa época, no sé si seguimos siendo ‘la barra’, pero nos vemos de vez en cuando", dijo en una vieja entrevista.
Una vez inaugurado el “nuevo” Café La Humedad, pasaron por allí cantidad de amigos de Castaña, como Nacha Guevara, Adriana “La gata” Varela y muchos más.
Hoy el lugar lucha por sobrevivir sin la presencia física de su mentor, aunque su energía está presente allí como la de los grandes artistas que nunca se van. Días pasados el bar reabrió sus puertas tras el cierre por duelo, pero según pudo saber Teleshow, la viuda del cantante no está decidida en cuanto a cómo continuar su funcionamiento. La popular Adriana Varela ofició de anfitriona en la reapertura homenajeando a su gran amigo, pero para muchos asistentes “sin Cacho no será igual” y Marina teme que merme la concurrencia.
Lo cierto es que 20 personas forman parte del staff permanente del centro cultural y bar, donde se sirven además pizzas y picadas en el menú. Veinte familias que necesitan mantener su ingreso, principal preocupación de la viuda de Cacho. Cada año el bar cerró sus puertas durante el verano, y este año no sería la excepción. La idea de Rosenthal es cerrar la temporada con un gran homenaje a Cacho el 13 de diciembre, en una noche que será inolvidable junto a sus amigos de toda la vida y las grandes voces de la música popular, para reabrir las puertas del lugar a partir de marzo, en un relanzamiento que cubra un espectro musical más amplio que el tango únicamente, para atraer nuevos públicos y mantenerlo vivo. Que así sea.
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