Tenía sueños. Quería fama. Y estaba dispuesto a pagarla con sudor... Su nombre era Gene Anthony Ray, aunque muchos lo recordarán como Leroy Johnson, el eximio bailarín de la academia de Fama. Al igual que el personaje que encarnaba en la exitosa película de los años 80, que luego se prolongó en una serie de televisión, él se esforzó por cambiar su destino. Pero en la vida real, las historias no siempre tienen finales felices como en la ficción. Y en la suya, el final fue trágico.
Gene había nacido en Harlem, el 24 de 1962. Y amaba el baile, aunque había sido expulsado por mala conducta de Escuela de Arte de Nueva York dónde había llegado a tomar clases durante sólo una temporada. Así que, cuando resultó elegido para formar parte de la película dirigida por Alan Parker, supo que había llegado el momento de darlo todo. Y lo hizo. Corría el año 1980. Y, con apenas 18 años, Ray logró conmover a los coreógrafos del film gracias a su talento innato para la danza.
La película fue un éxito rotundo de taquilla y se alzó con el Premio Oscar a la Mejor Canción y a la mejor Banda Sonora. Y los jóvenes, en las calles, no dejaban de bailar al ritmo del tema de Irene Cara, que rezaba: “Recuerda mi nombre. ¡Fama! Voy a vivir para siempre, voy a aprender a volar alto”. Por eso, la cadena NBC decidió llevarla a la pantalla chica convertida en una serie de televisión, que luego siguió al aire de la mano de Redifusión. Y en nombre de Gene fue el primero en confirmarse en la lista de alumnos.
Así fue como, entre 1982 y 1987, Ray siguió siendo el bailarín predilecto de la exigente Lydia Grant, encarnada por Debbie Allen. Y se encargó de brillar en cada una de las emisiones. Es verdad que no era actor. Pero su personaje no era más que un reflejo de su propia vida. Y eso hacía que el trabajo fuera mucho más fácil para él.
Sin embargo, con el final de la serie todo se complicó para Gene. Formó parte de la película Out of Sync (1995), dirigida por su ex maestra de Fama, y participó de la comedia Eddie (1996) protagonizada por Whoopi Goldberg. Y también hizo un cameo en el film Austin Powers in Goldmember (2002). Pero la realidad es que no tuvo muchas oportunidades laborales. Y, para poder solventarse, tuvo que recurrir una y otra vez a su personaje de Leroy, con el que se despidió en en un documental realizado por los 23 años de Fama un año antes de su muerte.
Sí: el 14 de noviembre de 2003 y con tan sólo 41 años de edad, Ray murió. Según le había informado su madre al New York Time, el bailarín había contraído sida y había fallecido por complicaciones médicas tras sufrir un paro cardíaco. Había conseguido la tan preciada fama. Pero nunca tuvo el reconocimiento que necesitaba para poder mantenerse en carrera más allá de Leroy.
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