Miles de personas se movilizaron por las calles de Santiago en los últimos días pidiendo que cese la violencia que invadió a Chile, luego de que el viernes pasado el Gobierno anunciara el aumento de la tarifa de subte. Mariela Montero, que se hizo conocida por su participación en Gran Germano 2007, vive desde hace diez años en el vecino país y fue una de las tantas personas que de manera pacífica salió a expresarse. Por el conflicto también tuvo que alterar su rutina laboral.
“Fui a una caminata pacífica. Detesto la violencia y no es parte de mí”, dijo la bailarina a Teleshow, tras haber estado el martes en la plaza Ñuñoa: “Había muchos vecinos y jóvenes con ganas de ser escuchados y artistas apoyando la causa”. Agradeció vivir lejos del caos, pero reconoció que aún así le hace mal: “Me afecta emocionalmente ver a la gente descontrolada, llena de impotencia e ira”.
Sobre cómo fue estar en la marcha, dijo que se encontró con una “mezcla de la energía de todos”: “Es como que se formara una sola fuerza. Ahora espero que el gobierno responda lo que la gente le está pidiendo, después de todo es simplemente lo que debieran de hacer”.
En caso de que sea necesario y de que el pueblo no encuentre respuestas, no descarta ir nuevamente a otra marcha pacífica: “No tengo miedo, soy valiente y sé que no estoy haciendo nada malo, pero claro que hay gente que sí puede tener miedo”.
Más allá de las concentraciones, por las manifestaciones y el toque de queda que se decretó, Mariela, al igual que muchos ciudadanos de Santiago, tuvo que bajar el ritmo de trabajo e incluso le cancelaron varios eventos que tenía previstos para estos días con su compañía teatral Entre tangos y milongas.
“No soy la única, la ciudadanía entera perdió su ritmo habitual. Espero que este manto de peligro pare pronto, quiero paz y que las cosas se resuelvan pronto. Tengo fe de que así será”, dijo angustiada y se lamentó que “algunos inadaptados aprovecharan los reclamos para violentar y saquear”. Es por eso que según contó, en los negocios, especialmente en los supermercados, hay que hacer fila para entrar de a pocos.
Para ella, había mucha “basura escondida debajo de la alfombra” y lo del “alza del transporte fue el detonante”. Luego explicó: “La gente se cansó de ser subestimada. Fue mucho aguantar y aguantar y un día tenía que salir, explotó. Se levantó el país entero para quejarse contra la situación de muchos problemas que no se escuchaban durante años”.
“La educación no es gratuita, el servicio de salud tampoco, el sueldo básico es muy bajo para crecer entonces el pobre siempre queda pobre. De eso es lo que se queja el pueblo. Yo coincido, no comparto la manera en la que se han comportado algunos poseídos por la ira, quemando cosas, edificios árboles, supermercados, saqueos a las farmacias”, contó.
La situación trae recuerdos poco agradables para los chilenos: “El toque de queda les recuerda a lo que vivieron en la época de la dictadura, donde no podían opinar, se tenían que quedar encerrados en casa, a las ocho hay que estar encerrado porque si te ven los gendarmes te meten preso, eso genera una psicosis masiva y la gente no quiere ver ni de cerca lo que vivió”.
Según datos oficiales, ascienden a 18 los muertos –entre ellos un nene de cuatro años- y son casi doscientos los heridos (entre civiles y miembros de las fuerzas de seguridad) por las protestas: “Genera tristeza, no me gusta ver a la gente desacatada, loca, porque en el fondo se están boicoteando, quemaron subtes, trenes enteros, estaciones, no sé cómo se va a solucionar”.
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