El año pasado estuvieron distanciados durante cinco meses, tiempo suficiente para darse cuenta de que el amor en la pareja aún estaba vivo. Sin embargo, a un año y medio de volver a intentarlo, Viviana Canosa y Alejandro Borensztein se separaron definitivamente.
“Sí, me separé hace tres meses del papá de mi hija. Lo sabe el colegio, lo saben nuestras familias obviamente. Todo en muy buenos términos, intentamos después del divorcio un año y medio más y no pudimos. No se pudo. Está todo bien, todo hablado”, aclaró Canosa en diálogo con Teleshow.
“Lo bueno es que se enteran tres meses después, así que yo ya no estoy estresada. Eso es lo único que tengo para decir, no voy a decir nada más. Estoy muy tranquila, concentrada en mi casa, con mi hija y, por suerte, con mi trabajo”, agregó la conductora.
En abril pasado, durante una entrevista con este medio, Canosa se refirió a la crisis que habían tenido el año pasado: "Duramos muy poco divorciados porque fui muy mala como mujer divorciada. Mala en el sentido de que no me la banqué. No soy tan moderna ni soy tan canchera”.
“Era algo que necesitábamos. En mi caso particular lo conozco a Alejandro y al poco tiempo me pide tener a Martina. Me quedo sin trabajo, mi vida empieza a cambiar. Me convertí en una mujer de su casa porque amo ese rol, es el que más me gusta de todos: ser mujer, esposa, madre. No lo podrías creer. Me gusta lo que construí. Pero no encontraba lo otro”, se explayó.
“En un momento sentí que colapsé. No era la vida que yo quería llevar y tomamos la decisión, que fue muy impactante porque yo nunca me había divorciado. Estuvimos cinco meses separados pero no dejamos de vernos nunca, ni de estar juntos nunca. No es que nos habíamos separado por falta de amor, era básicamente que somos dos neuróticos. Él tiene 40 mil TOC; yo debo tener otros tantos, o más. Ahora vivimos en casas separadas y somos muy felices”, se sinceraba por entonces, para luego ahondar en el tema de las casas separadas.
“Es lo mejor que nos pudo pasar. A mí sobre todo, porque aunque él va a decir todo lo contrario, él era muy… Es un hombre de 60 años al que yo no puedo cambiar, y tiene muchas mañas”, reconoció.
“Yo vivía en un lugar, me embaracé de Martina, tuve a Martina. Martina vivió un año y pico conmigo y después nos casamos e hicimos este chino de vivir todos juntos. Un día nos miramos y dijimos: ‘Bueno, esto es como mucha neurosis junta’. Yo soy muy relajada”, reflexionó.
“No sabía lo que se sufría en un divorcio. Lo que más me irritaba era que me llamaba 68 veces por día. A propósito, obviamente. Cuando le abría la puerta, era como una cosa que se me notaba en la cara que lo amaba, y él me miraba y yo decía: ‘Este tipo no puede más de amor’”, recordó.
“Hasta que un día fue muy genial porque estábamos en la puerta del colegio de Martina, no me acordaba si le tocaba ir a buscarla a él, y para no llamarlo fui igual. Si le tocaba a él, me iba. De repente me dice una mamá: ‘No te des vuelta pero te está mirando, se está por desmayar’. Me dijo una frase muy guaranga”, explicó.
“Yo ya me había dado cuenta igual que el corazón me empezaba a latir más fuerte. Ese día fue muy genial: nos fuimos a casa, Martina se fue a merendar a la casa de una amiga, y nos reconciliamos para siempre", concluyó en aquel momento.
Canosa y Borensztein comenzaron su relación en 2011. El 25 de mayo de 2013 la pareja se completó con la llegada de su primera hija: Martina. Él ya era padre de dos hijos, frutos de una relación pasada.
En septiembre del 2014 la periodista y el escritor sellaron su amor en el Registro Civil. “Recién casada, inmensamente feliz”, había escrito ella en Twitter en ese momento. Más tarde fue el turno de él, que posteó: “La firma más emocionante…”.
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