“Soy ambiciosa, pero no me mueve el dinero, no necesito tanto” reflexiona la actriz, que viene de protagonizar No a la guita, en una entrevista con Teleshow.
La obra, en la que a partir de este mes es reemplazada por Julieta Cayetina, cuenta la historia de un joven padre y arquitecto, interpretado por Felipe Colombo, que rechaza un premio de 862 millones que gana en la lotería para mantener la normalidad en su vida. Esa la excusa perfecta para comenzar la charla con paula y consultarle sobre su vínculo con el dinero.
“Me gusta vivir bien, darme mis lujos, y hacerlo mediante mi dinero y mi trabajo. Soy muy ahorrativa. No me compro cosas pero sí me encanta viajar y parar en un lindo hotel, o ir a cenar a un lugar que me guste y que quizás no sea de lo más económico. Pongo el dinero en las experiencias, pero no soy una mujer consumista” afirma la actriz
—¿No tenés la última colección de las marcas importadas de carteras?
—No, cero, y si ve esto mi amiga Guille Valdés se va a reír, porque ella varias veces me da tipo: “Toma, esta cartera ya no la uso más, toma. Y se ríe…”
—¿Guillermina te pasa la ropa?
—Sí, me pasa las carteras porque sabe que no estoy pendiente de eso. “Paula, esa cartera no da para más” me dice. Me da gracia. Pero no es que, soy alguien que no se cuida, soy súper estética. Me compré unas musculosas que estaba contenta porque las pagué a nada y son divinas para mí. Las agarré en la oferta. Me gusta, soy ahorrativa. Mi papá compró toda la vida en el Mercado Central y no porque lo necesitase si no porque le encantaba el plan.
—¿Te reconocés en alguna actitud de diva?
—No. Cero, para nada. Yo tengo mi mamá y mi papá biológico, pero también me crió mi mamá del corazón que era una señora que tenía su familia en Paraná -a falleció-, y era de una familia más humilde. Fui criada con una mirada muy contemplativa sobre un montón de cosas, no me va ese divismo, siempre tiene que estar la palabra, la honestidad, la generosidad. El ego está bueno que exista y es importante para todo tipo de carrera que uno emprenda, pero en la medida justa.
—No conocía esta historia de tus papás biológicos y tu mamá que te crió...
—Tengo un papá de 93 años, me tuvo a los 60, y tengo a mi mamá que viajó mucho siempre por trabajo, los dos son médicos. Julia Gómez, que era mi mamá del corazón, me crió. Me llevaba al colegio, me vestía…
—¿Tenía algún vínculo Julia con tus papás biológicos o tus papás biológicos te dieron en adopción?
—No, no me dieron en adopción, yo vivía siempre con mi mamá y a mi papá lo veía eventualmente, y Julia era la señora que mi mamá contrató. Trabajaba, limpiaba la casa, cocinaba.
—¿Y tu mamá viajaba mucho por trabajo?
—Sí, mi mamá viajaba. Es gerontóloga, trabaja en las Naciones Unidas y me quedaba quizás 20 días al mes, con Julia. Me crió. Estuvo mucho tiempo conmigo. Mi madre también, pero Julia fue como un pilar y vivía con mis hermanos, que también eran figuras paternales para mí.
—¿Hermanos de tu misma mamá y papá biológicos?
—Es un lío eso, mi papá tuvo su primer matrimonio, mi mamá su primer matrimonio. Después ellos se juntaron, después se separaron. Tengo hermanos por todos lados. Pero Julia me llevaba en colectivo, me traía del colegio, me buscaba en un cumpleaños. No sé, fue como mi mamá. Vos realmente me preguntas y fue mi mamá también.
—¿En algún momento te enojaste con tus papás biológicos?
—Sí. Sí. Fui a terapia un montón de veces. Pero bueno, también las elecciones que ellos hicieron fueron para poder darme una buena educación es como una dicotomía eso.
—Contaste que ir a terapia dos veces por semana era irrenunciable para vos...
—Me encanta analizarme, te alarga la vida. Hace que uno evolucione como ser humano, que todo el tiempo estamos teniendo que trabajar en uno para poder relacionarnos con los otros. Somos tan diferentes los uno de los otros que si no trabajamos en mejorarnos día a día a veces es muy difícil entendernos. Es una obligación para mí trabajar como ser humano. Yo medito, voy a terapia una vez por semana…
—¿Y en ese recorrido de terapia encontraste las respuestas que ibas necesitando?
—Muchas, muchas. Tengo un recuerdo muy firme de cuando se enfermó el papá de uno de mis hermanos y tuve como una crisis de existencialismo. Como si tuviese de repente la noción de que existe la muerte en el mundo.
—¿Fue tu primer contacto fuerte con la muerte?
—El primero que me impactó. Y aprendí muchísimo que la muerte siempre está a un metro de distancia, de todos, y que uno decide cuándo acercarla o alejarla.
—¿Pasó esa angustia?
—Pasó la angustia de no saber. Pude amigarme con la incertidumbre. Uno tiene la necesidad de a veces tener el control de todas las cosas, te subís a un avión y perdés el control. Te subís a un auto y perdés el control. Vos nunca sabés a quién tenés enfrente. Y todo el tiempo estamos perdiendo el control. En mi Instagram yo tengo una frase tipo en la portada “Nada está bajo control”. Es algo que me repito a mí misma. Todo el tiempo quiero tener el control de las cosas y nada puedo tener controlado.
—La muerte de Julia debe haber sido también un golpe muy fuerte...
—Ahí entendí lo que era estar triste. Julia tenía una enfermedad desde que nació, una enfermedad muy particular, y físicamente estaba muy tomada, a sus 60 y pico de años ya era difícil sostenerla, yo la acompañé mucho. Fui de hospital en hospital acompañándola.
—Que bueno que estuvo en tu camino...
—Es la persona más noble que conocí en mi vida. Me transmitió así los pilares más importantes.
—Te preguntaba antes si te enojaste en algún momento con tus papás biológicos y me decías que sí, ¿te amigaste también?
—Sí, creo que uno hace terapia y un montón de búsquedas de diferente tipo para amigarse con cosas que te pasaron en el pasado, para no vivir en el pasado sino en el presente y no tampoco en el futuro.
—No repetir...
—No repetir. El día que yo sea madre ya tengo los highlights de las cosas que sé que no quiero. No me iría 20 días sin mi hijo. Yo soy como un koala, expreso amor, cuando lo siento soy muy demostrativa.
—Estás en pareja con Tomás Kalika, el está trabajando en otro país y te fuiste por muy poquitos días a verlo...
—Sí. Ahí es donde digo qué linda es la intensidad. La intensidad me lleva a de repente viajar por una noche, cuando él estaba en Nueva York... Me refiero a compartir una noche juntos, todo un día, y volverme.
—Ustedes tienen un intercambio desde sus Instagram muy lindo...
—Nos gusta mucho la poesía a los dos. La primera vez que subí algo con él puse algo mío que era “Juntos somos la mejor versión de nosotros mismos”. Para mí con Tomy fue un flechazo. Para él también conmigo creo (risas). No hay nada más lindo que el amor, lo festejo por todos lados, lo grito a todos los vientos si estoy enamorada.
—Tenés tu historia como celestina también, fuiste quién presentó de la pareja de Marcelo Tinelli y de Guillermina que es tu amiga. ¿Tenés otras experiencias en ese rol?
—Sí. Tengo ojo. No me gusta presentar si no estoy convencida de lo que estoy haciendo.
—¿Cuántas parejas tenés en tu haber?
—Siete. Con hijos, todo.
—Sos como un Tinder ambulante.
—Soy muy observadora. Soy como una esponja.
Actriz y mucho más
“Siempre me gustó la parte comercial de las cosas. Hace varios años le pedí a Fabián Scoltore, que es mi mentor, que me tenga en cuenta para lo que tenía que ver con lo comercial. Él es ‘number one’ total. Me dice: ‘‘¿Pero te parece rusita?’ Y le digo ‘Sí, sí', y le cuento una anécdota que tenía de la marca de ropa que necesitaba dinero y pude reunir en un mes un millón de pesos", cuenta Paula, quien asegura que tiene mucha vocación a la hora de negociar.
A diferencia de lo que muchos esperaban, que era verla en el Bailando por su vinculo con el conductor, ella se mantuvo en su rol como actriz y creció en la parte comercial, acercando marcas con personajes y cerrando acuerdos.
“Me encanta. Me fascina”, confiesa sin necesidad de abandonar su costado creativo. Por el contrario, logra complementarlo. Así recuerda cuando le vendió a una marca una de las primeras series web que se hizo en la Argentina: “Me identifica ciento por ciento. Van de la mano, no se pisan. Me encanta hacer las dos cosas, no me hagas elegir entre mamá y papá”
—¿Cómo está en este momento la marca de ropa que tienen junto a Celeste Cid?
—Está muy golpeado. Hay una crisis terrible en la indumentaria. Es el rubro para mí más golpeado porque no es una necesidad básica, en un momento donde realmente estamos viviendo una crisis de un montón de cosas.
—¿A ustedes les deja plata?
—No, hoy no, hoy es un punto de equilibro.
—¿Y por qué la mantienen?
—Por el sueño de lo que uno generó, ya van cuatro años. No se sabe qué va a pasar después de diciembre. Vos me preguntas ¿la vamos a mantener? No se sabe. Hace ya un año y medio que es mucho esfuerzo sostener una marca de ropa acá en el país. Es un hijito, pero vos me preguntas ¿van a continuar? Y no lo sé, si hay que soltarla la vamos a soltar y si hay que retenerla la vamos a retener.
—Hablando de hijitos, ¿te ves mamá?
—Sí.
—¿Se van a casar?
—Te tendría que decir todo sí, porque venía sí, sí, sí, todo. Vamos a festejar el vínculo sí, no sé si es casamiento con papeles, si es sin papeles, si es alquilar un lugar durante el fin de semana y que vengan amigos…
—¿Éste año?
—Éste año no.
—Año que viene...
—Y, puede ser. Cuando pinte. Sí, estamos conviviendo.
—“El mundo en este instante es exactamente lo que mi corazón pide” Es una frase tuya en tu Instagram, ¿es así, el mundo hoy es lo que vos querés?
—Sí, ciento por ciento.
ENTREVISTA COMPLETA
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