La violación a la intimidad mediante la difusión de fotos o videos privados es un delito en cualquiera de sus formas. En las últimas horas, circularon por varias vías imágenes de Luciano Castro totalmente denudo. Y, por tratarse de un varón y un galán, muchos se lo tomaron con humor. Incluso su mujer, Sabrina Rojas, que mediante una historia de Instagram trató de restarle importancia al asunto.
Sin embargo, muchos fueron los famosos que se convirtieron en víctimas de la viralización de imágenes privadas. Sobre todo, desde el momento en el que las cámaras digitales y los celulares inteligentes permitieron que cada uno pudiera tomar fotos y verlas sin tener que llevarlas a revelar, y que además se compartieran tan fácilmente a través de las aplicaciones de chat. La explosión de las redes sociales luego hizo que las imágenes se reprodujeran masivamente.
Una de las primeras que habrían sufrido la difusión de imágenes, en este caso en un video, fue Wanda Nara. En 2007, cuando apenas comenzaba su carrera, se viralizaron supuestas imágenes suyas practicándole sexo oral a un hombre cuyo rostro no aparecía en la escena. Ella negó en reiteradas ocasiones que fuera la protagonista del video, incluso les hizo juicio a los buscadores para que lo eliminaran de todas las páginas que lo habían publicado.
Allá por el 2011, habían circulado fotos de Juana Viale y su entonces marido, Gonzalo Valenzuela, completamente desnudos en el baño. Y, en algunas, hasta se los veía teniendo intimidad. En aquel momento, se habló de un hackeo y ambos acudieron a la Justicia para exigir que se retiren las imágenes de las redes.
Para la misma fecha, había circulado una imagen de Silvina Escudero en topless, en el baño, luego de tener relaciones con su novio de entonces, Nico Riera, que fue el responsable de tomar la foto. Según confesó la bailarina, tras este hecho estuvo muchos días alejada de los medios por la vergüenza. Sin embargo, después aclaró que la sustancia que se veía en su cuerpo había sido “agregada”.
Otra víctima de esta modalidad, y también por aquellos años, fue Silvina Luna, cuyo video íntimo junto a Martín Vari en un viñedo de Mendoza fue difundido por todas las redes. La modelo se vio muy afectada por la situación e inició una demanda contra los buscadores de la web, que el año pasado debieron indemnizarla por 500 mil pesos.
Un caso muy cuestionado fue el de Florencia Peña, cuyo video íntimo con su ex marido, Mariano Otero, fue difundido en tres tramos: en 2012, en 2013 y en 2015. En aquel momento, ella sospechó de una persecución política. Y aunque lo hizo investigar, nunca pudo descubrir cómo habían sacado ese material de su teléfono.
Fátima Florez sufrió por la viralización de intimidad en dos oportunidades: en 2013 y en 2016. Primero fueron imágenes y videos junto a su marido, Norberto Marcos, y después fotos suyas desnuda. Obviamente, también recurrió a la Justicia.
En 2015, en tanto, la que debió afrontar una situación similar fue Marina Calabró. La periodista había hecho unas fotos caseras y, aunque luego las borró, fueron recuperadas por alguien de un viejo celular que ya no tenía en su poder. Obviamente, también acudió a la Justicia para que las imágenes dejaran de difundirse, pero, para entonces, el daño ya estaba hecho.
Ivana Nadal también sufrió la viralización de fotos íntimas, que la mostraban desnuda en su cama. Y si bien no se le veía la cara, muchos la reconocieron por sus tatuajes. La modelo y conductora contó en ese entonces que le había enviado las imágenes a una persona con la que estaba saliendo, pero que no sabía si él las había publicado o si se las había reenviado a alguien".
También sufrió la difusión de sus fotos, totalmente desnuda en el baño, Barby Silenzi, quien en 2017 denunció que había sido hackeada. Ella no le dio demasiada trascendencia al tema, aunque sí realizó una denuncia.
Ale Sergi, Nieves Jaller, karina Mazzocco, Romina Ricci y Maypi Delgado son otras de las famosas que sufrieron la viralización de fotos y/o videos íntimos.
El problema de la filtración de imágenes privadas también afecta a estrellas internacionales. Y, lamentablemente, los fallos de la Justicia siempre llegan cuando los usuarios de las redes sociales, en complicidad con los delincuentes, ya lograron que el daño a la víctima sea imposible de resarcir.
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