Gregorio Barrios tiene 20 años. Nació y se crió en Puerto Madryn. Hijo de una empleada y un panadero -"dos laburantes"-, es el menor de seis hermanos y cuando terminó el secundario, a sus 17 años, armó su valija con destino a Buenos Aires. ¿Su objetivo? Cumplir su objetivo de triunfar como actor.
Un día, mientras estaba cursando actuación en la Escuela Metropolitana de Arte Dramático (EMAD), recibió un mensaje de WhatsApp que ni él esperaba. Llevaba un año y medio viviendo en Capital Federal cuando lo convocaron para presentarse al casting de Apache, la serie de Netflix que cuenta la historia de vida de Carlos Tevez (interpretado por el actor Balthazar Murillo).
“Fue algo totalmente inesperado. Yo estaba muy ansioso por poder trabajar y aplicar todos los conocimientos que estaba adquiriendo, pero cuando me hablaron de Apache no entendía de qué me hablaban. Tuve que organizarme de un día para el otro porque tenía que rendir un parcial, me aprendí el texto mientras viajaba en el subte y cuando llegué vi que era verdad”, cuenta el joven en una entrevista exclusiva con Teleshow y agrega que recién le cayó la ficha cuando vio que en un panel había fotos de los famosos con los personajes que interpretarían en la serie.
Aquella fue una de las primeras experiencias de Gregorio como casting de cámara. Diez días más tarde lo llamaron para anunciarle que había quedado seleccionado. Su personaje todavía estaba “a definir”, al poco tiempo le comunicaron que interpretaría a Hernán, un adolescente que en la ficción tiene problemas de adicciones y que, producto de dicha enfermedad, termina causando grandes problemas.
Hasta el día de hoy, incluso habiendo terminado de filmar y ya habiéndose estrenado la serie, Gregorio no sabe de dónde obtuvo su contacto la productora que le escribió. Si bien él venía realizando algunas campañas como modelo para algunas marcas, no está seguro -ni le consta- de que haya venido de ese lado.
“Soy el único de mi familia que estudia una carrera artística”, destaca quien cursa en la facultad desde las 9 hasta las 18. “También soy el único que se animó a irse tan lejos y arriesgarse”, agrega sobre la valentía que tuvo al abandonar su ciudad natal con el objetivo de triunfar como actor.
Comenzó a estudiar actuación a los cinco años en El galpón de la Escalera en Puerto Madryn. A los ocho años realizó su primer trabajo independiente y ese fue el disparador para llegar a donde está hoy. “Nunca quise parar porque siento que encontré mi lugar”, sostiene quien también pudo haberse dedicado al fútbol de manera profesional: “Eso dice mi viejo, pero él prefiere el arte. Es totalmente necesario”.
Según revela Gregorio, el personaje de Hernán iba a durar tres capítulos. Sin embargo, durante el rodaje, “Adrián Caetano (el director) se entusiasmó y lo extendió para toda la temporada”. A diferencia de lo que suele pasar en la mayoría de las series, el guion se fue escribiendo capítulo a capítulo, lo que facilitó rearmar la historia para que Hernán continúe en la trama. “Tenían una base e iban viendo el resto”.
Con respecto a la composición de su personaje, Barrios explica que el director le pidió “que saque afuera muchas cosas para romper el hielo”. Luego, ya con el guión en la mano, interpretó el texto y le sumó las características que se imaginaba que tenía Hernán.
"Armé una estructura que me permitiera entrar en ese cuerpo cada vez que me tocara filmar. Así, de a poco el personaje y la historia fueron creciendo y profundizando las emociones de una persona así: que se levanta enojado día a día, con una realidad pesada, de supervivencia, la falta de recursos y contención...", amplió el actor.
“Tomo muchas referencias de lo que veo y vivo en la calle. El ser un pibe de barrio, el haber entrado a barrios pesados caminando, y a partir de eso compongo y expongo gestos, miradas”, continuó sobre la referencia que tuvo a la hora de ponerse en la piel de Hernán.
La primera en ver Apache fue Lilian, la mamá del actor y si bien sabía que era una ficción y que su hijo estaba en la piel de un personaje, no pudo evitar sorprenderse con algunas cuestiones. “Le dio mucha impresión verme roto, drogado. Les daba pena, y a la vez se daba cuenta de que yo no soy él. Todo era un encontronazo”, define quien al principio tuvo “un poco de vergüenza”.
"Después me saqué el prejuicio y lo pude disfrutar un poco más. La serie en sí me parece un producto hermoso por la calidad artística y por el grupo humano que me quedó. No puedo verlo muy objetivamente", agrega el actor.
Con respecto al barrio Fuerte Apache -en Ciudadela-, en donde se filmó íntegramente la serie, el joven califica como “fuerte” el hecho de que “había personas que se acercaban porque necesitaban hablar y contar su realidad, compartirla para que alguien más la escuche”.
"Había de todo -sostiene-, incluso había quienes no le gustaban que estuviéramos ahí. De a poco caí en la cuenta de lo que significa estar ahí adentro, empatizar con otra realidad y tratarla con respeto".
“Siempre agradezco los intercambios, seguramente gente y hechos de ese lugar me enseñaron y me confirmaron a mí y probablemente yo les haya podido brindar o compartir algo. Hoy en día sé que quiero volver a actuar ahí, tal vez haciendo teatro y acercando lo que hago”, concluye Gregorio Barrios, la revelación de Apache.
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