"Soy mujer de alas, no de jaulas"; así se define Florencia Peña, genuina defensora de la libertad. La misma a la que recurre para contestar un cuestionario que no dejó afuera ninguna pregunta, por más comprometida que fuera. Tanto como ella no dejó afuera ninguna respuesta, por más sincera que sea.
1. —¿Cuál es el recuerdo más feliz de tu infancia?
—Fui muy feliz en mi infancia básicamente porque siempre estuvo conectada con el arte. Y como empecé tan chiquita, mis días se repartían entre la escuela y las cosas que hacía afuera, que tenían que ver con el arte. Cantaba y bailaba; con eso empecé. A los 11 años hice mi primer trabajo como actriz, pero a los 10 también participé de La gente del 2000, un programa en el que dábamos opiniones sobre la realidad. Desde chica con mi mamá leíamos los diarios y estaba enterada de lo que pasaba. Cuando me preguntan si volvería a trabajar desde muy chiquita, siempre contesto que para mí no fue un trabajo sino un juego. No nos pasa a todos los seres humanos, pero yo nací con la certeza de que quería dedicarme al arte.
2. —¿Alguna vez sentiste maltrato o acoso en tu época de Festilindo?
—De niña nunca jamás recibí una insinuación extraña ni fui acosada. Mis padres me acompañaban mucho, se turnaban porque trabajaban; a veces me acompañaban mis abuelas, con quienes compartí muchas horas de mi vida y de mis alegrías, actuando, cantando y bailando. Más allá de que a veces ni siquiera tiene que ver con los cuidados, porque vos podés cuidar mucho a un hijo e igual le pasan cosas, la verdad que de niña nunca fui parte de una situación que te tenga que decir que fue terrible. Gracias a Dios, nunca viví nada de eso.
3. —¿Recomiendas que un chico empiece a tu edad en el mundo del espectáculo?
—Respecto a los niños que cantan, bailan o se dedican al arte, yo no recomiendo nada. Como mamá de tres hijos, a Toto el arte por ahora no le interesa demasiado; tal vez más adelante sí. Juan, que tiene 10 años, me lo pidió: de alguna manera me transmitió que quería ser actor y yo lo acompaño, y mi límite siempre va a ser su felicidad. Para los niños, cuando nos dedicamos al arte es como si hiciéramos deporte: obviamente, hay algo de la responsabilidad que empezamos a aprender de chicos, pero también es un juego. Lo complejo es cuando los padres les imponen a sus hijos cuestiones que tienen que ver con sus proyecciones personales. Pero cuando los padres escuchan genuinamente a sus hijos y estos expresan un deseo, uno debe escucharlos. Antes los chicos no tenían ni voz ni voto; ahora creo que hay más consenso en las familias.
4. —¿En qué momento te diste cuenta de que eras famosa?
—A los 14 años. Hacía un programa que se llamaba Nosotros y los otros, con Adrián Suar, Diego Torres, Germán Palacios, Gloria Carrá, Rodolfo Bebán y Silvia Montanari, que fue muy popular. Y ahí ya la gente me reconocía mucho en la calle. Pero digamos que el masazo de la popularidad llegó con Son de Diez. Tenía 16 años, fue extraño en todo sentido. Una vez me la encontré a Silvia Montanari y me dijo: "Siempre hablás tan mal de Son de Diez". No es que yo hablo mal de ese ciclo, es que fue raro: yo era una adolescente bastante atípica, muy voluptuosa, muy llamativa, y además era famosa, estaba en la tele, fue… (suspira) fue un montón en ese momento. Tuve que acomodar mucho en mi cabeza para poder soportar eso. Son de Diez hacía 40 puntos de rating, fue un flash esa época. No me arrepiento de nada, eh. Y menos mal que no existían las redes sociales porque hubiera sido tremendo. Me convertí en La Pechocha, después me operé, pero fue mi momento de mayor popularidad.
5. —¿Qué momento de tu vida recordás cómo el más doloroso?
—Atravesé muchos momentos dolorosos. Muchos quedaron de las puertas para adentro y muchos otros se supieron, básicamente porque casi llevo en los medios el mismo tiempo que llevo de vida, así que es como difícil que esto no suceda. Y más en esta era que las redes han avanzado a un punto a donde todos se sabe. Mi separación fue uno de los momentos más duros de mi historia porque de alguna manera tenía el mandato de la familia de que todo debía ser de una manera determinada. No me podía despegar de ese mandato. Pensar en que mis hijos no iban a tener a sus padres juntos fue algo que me torturó durante mucho tiempo. Ahora mi cabeza es otra, pienso totalmente distinto, pero ese momento fue difícil.
6. —¿Con qué ex compañero o compañero no volverías a trabajar?
—Yo tengo un expertiz en compañeros fuertes, por no decir difíciles, grandes actores con los que me ha tocado por suerte trabajar, de los que he aprendido un montón, y que por ahí son líderes potentes. Y yo también tengo una personalidad de liderazgo. Pero uno puede ser un líder positivo o un líder negativo; yo intento ser una líder positiva, siempre. Y no diría que no volvería trabajar con ningún compañero o compañera. Tengo una cualidad: que cuando alguien no tiene mucho que ver conmigo o puedo llegar a no llevarme del todo bien, intento tener una relación cordial. Es muy difícil.
7. —¿Te arrepentís de haberte filmado teniendo sexo?
—De haberme filmado no me arrepiento nunca porque esto lo voy a repetir hasta el hartazgo: cuando alguien se mete en una cuestión de índole privado, sin permiso, eso constituye un delito. Por suerte ahora se está empezando a entender un poco más desde la Justicia, más allá de lo que entienda o no la gente, de que los delitos informáticos son los delitos modernos. Más allá de eso, ningún individuo debe dejar de tener actos de libertad solamente porque haya otros que cometen delitos en este caso. Yo me volvería a filmar todas las veces que lo necesite y que lo quiera. Estoy con cinco juicios juntos, que ya llevan años, pero el año que viene supongo que vayamos a juicio oral. Y espero que la Justicia se expida de manera modelo y que siente jurisprudencia.
8. —¿Cómo imaginás a Moni Argento en la versión teatral de Casados con hijos?
—No creo que ni Moni ni Pepe sean distintos de lo que son. Estamos todos en conversaciones e intentando que eso suceda.
9. —¿Te vas a casar con Ramiro Ponce de León?
—Con Ramiro tenemos la relación más linda del planeta. En mi evolución como mujer, en mi manera de cómo concebir el amor, la pareja, la familia. Nos complementamos, nos divertimos mucho juntos, la pasamos muy bien, somos los dos muy curiosos, y parte de nuestro proyecto como pareja es casarnos, pero no como una cuestión de formalidad, como lo hice en mi primer matrimonio, que fue más por mandato. Ahora sería un festejo casarnos: hay ganas de hacerlo porque nos amamos y nos encanta estar juntos. Teníamos fecha el año pasado y mi papá se enfermó de golpe, y como entendemos que esto tiene que ser un festejo para todos, suspendimos ese casamiento gigante que estábamos armando y nos dimos cuenta de que no teníamos la necesidad de hacer algo así. Entonces empezamos a pensar en la posibilidad de hacer algo más chico, tal vez ni siquiera acá. Mi papá está en pleno tratamiento y estamos viendo si podemos festejarlo también con él. Puedo decir que es casi una promesa de sanación que hicimos con la salud de mi padre, que es muy joven y tiene muchas ganas de vivir, y nosotros tenemos muchas ganas de festejar con él su recuperación.
10. —¿Qué personaje tenés pendiente de hacer en tu carrera?
—No tengo un personaje que diga "este me falta", pero si tango ganas de hacer clásicos, quiero hacer más drama. Sally Bowles era un sueño y lo estoy cumpliendo. Soy una mina que cuando tengo un sueño lo pongo en funcionamiento y lo cumplo.
11. —Alguien que te encante, alguien que te aburra y alguien que te parezca insoportable en el Bailando 2019.
—Este año el Bailando es una fiesta. La estoy pasando hermoso, encontré mi lugar, necesitaba entender, no quería irme del programa sin haber dejado algo. Creo que este año los cuatro somos jurados muy diferentes (Marcelo Polino, Pampita, Ángel De Brito). Nos complementamos muy bien, la pasamos bien juntos. No voy a dar nombres de quienes me caen mal o bien, porque es injusto porque soy jurado , pero puedo decir que los que mejor me caen son los que están parados en el lugar de aprender, sin soberbia, a los que se les puede dar una devolución y que no hay resistencia.
12. —Imaginá que tus padres están leyendo esta nota. ¿Qué les dirías?
—A mis padres les agradecería todo, y lo que más les agradezco es que hayan escuchado mi deseo y que hayan sido amorosos siempre. Tenemos una relación hermosa, nos abrazamos, nos contenemos. Y cuando se van poniendo grandes. uno está para los padres también, desde un lugar quizás distinto. La verdad es que mis padres siempre fueron de inculcarme la humildad y el trabajo. Mamá me inculcó el estudio, siempre me dijo que si yo quería estar en esta profesión tenía que estudiar y prepararme. Mi papá fue un tipo muy recto, muy justo y eso me le inculcó. Yo tal vez les inculqué a ellos más libertad, ya que fueron criados en otra época, con más miedos. Yo soy medio la oveja negra de la familia, rompí muchas barreras, pero también nos vamos enseñando. Estamos en un momento muy hermoso, donde mis padres siguen siendo padres dejando mensajes, dándome consejos, como hacen los papás, y yo sigo siendo hija porque los escucho como si fuera una niña.
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