El 14 de febrero de 1988, Día de los Enamorados, Alicia Muñiz fue asesinada a golpes por Carlos Monzón. Tenía apenas 32 años y toda una vida por delante. Pero el ex campeón de boxeo, el hombre con el que había compartido casi una década y con el que había tenido a su único hijo, Maximiliano, la mató.
Hija del matrimonio conformado por Alba Calatayud y Héctor Muniz García, Alicia había nacido en Montevideo, el 18 de agosto de 1955. Tenía un sueño: convertirse en una artista famosa. Y, siendo apenas una adolescente, comenzó su carrera como modelo en Uruguay. Con 17 años recién cumplidos, en 1972 decidió trasladarse a la Argentina para dar sus primeros pasos en el mundo del espectáculo local.
Desembarcar en las pasarelas de Buenos Aires no le resultó difícil. Tenía belleza y carisma. Así que no solo logró codearse con las modelos más importantes de la época, sino que enseguida fue convocada para trabajar como vedette junto a Moria Casán en La Banana Mecánica (1974), en el Teatro Cómico, y en Maipo '78 y Por siempre Maipo (1978), junto a Norma Pons, Javier Portales y José Marrone, en el Teatro Maipo.
Alicia también trabajó como bailarina en dos restaurantes árabes, Horizonte y Shark. Pero luego decidió dejar de lado a la odalisca para ponerse al frente de un centro de estética que le permitiera tener un ingreso paralelo a la actuación.
También logró incursionar rápidamente en el cine. Debutó con El Gordo Catástrofe (1977), protagonizada por Jorge Porcel y Graciela Alfano. Luego participó de Fotógrafo de Señoras (1978), también con Porcel. Y acompañó a Alberto Olmedo, Moria, Adriana Aguirre y el propio Porcel en Encuentros muy cercanos con señoras de cualquier tipo (1978).
Fue en esos años de apogeo cuando Alicia conoció a Monzón. Para ser exactos, la primera vez que se vieron fue durante el Mundial de Fútbol de 1978 cuando ambos coincidieron en un almuerzo que habían organizado amigos en común en un restaurante de la Costanera porteña. Dicen que el flechazo fue inmediato. Y que al día siguiente ya habían formalizado la relación.
Monzón ya estaba retirado del boxeo, aunque no de la noche. Y su adicción al alcohol ya era el comentario obligado de todos los que lo rodeaban. Pero Alicia se enamoró, y un par de años más tarde ya se había ido a vivir con él.
Al principio, la fama del ex boxeador y su amistad con grandes figuras del espectáculo parecieron favorecer la carrera de Muñiz. Pero los celos de Monzón hicieron que, al poco tiempo, ella se alejara de los escenarios para dedicarse a su propio emprendimiento: una peluquería. El 28 de diciembre de 1981 nació el único hijo de la pareja. Y Alicia se abocó de lleno a su familia.
Sin embargo, los maltratos físicos y verbales a los que era sometida por parte de Monzón hicieron que un par de años más tarde Alicia comenzara a intentar alejarse del ex boxeador. En noviembre de 1983 se separó por primera vez. "Carlos está tomando mucho", le dijo a la prensa de ese entonces. Algunos testigos cuentan que una noche, en la famosa discoteca New York City, ella le dijo frente a todos: "Estoy harta de que me pegues". Y que él le contestó: "Si no estás de acuerdo, agarrá a tu hijo y mandate a mudar". Eso hizo. Pero la violencia no terminó.
"Monzón es como un chico que lo quiere todo. Es un hombre que no admite la verdad de los otros. Tapa los problemas, no los quiere ver. Y cuando tiene uno, reacciona agresivamente. Es lo primero que se le ocurre", decía Alicia en una nota periodística, allá por 1984. Y agregaba: "Hice concesiones porque lo amaba y lo amo. Le presté ayuda. Fui esa inyección de vitalidad que necesitaba. Fui esa cuota de juventud que lo ató a la vida. ¿Por qué me eligió a mí? No lo sé. Yo fui e intenté ser una sanmaritana. Creo que lo ayudé".
Las idas y vueltas de la pareja fueron muchas. En 1986, luego de separarse por cuarta vez, Alicia aseguraba: "Con Monzón no se puede vivir". Por entonces todos apostaban a una reconciliación. Pero ella se mostraba asustada. "Es terrible estar en un sube y baja emocional, en esta inestabilidad. Sentirse amada, querida, protegida, y de pronto experimentar todo lo contrario. Una se va desgastando", confesaba.
En 1987, de hecho, Alicia había decidido que era hora de retomar su carrera de modelo. No quería depender económicamente del padre de su hijo. Pero solía llegar a las pasarelas con los brazos llenos de moretones, algo que tenía una única explicación: los golpes que recibía por parte de Monzón.
Alicia hizo al menos dos denuncias en sede policial: una el 12 de agosto del 1986 y otra el 12 de octubre de 1987. Pero el brillo del campeón lograba enceguecer a los agentes de la policía, que a pesar de las fotos que registraban el maltrato no quisieron ver la gravedad de la situación.
Hubo una nueva separación. Y Alicia decidió volver a Uruguay para trabajar junto a un peluquero amigo. Algunos dicen, incluso, que hasta había logrado rehacer su vida afectiva junto a otro hombre. Pero en el verano de 1988 decidió viajar a Mar del Plata para ir a visitar a su hijo, que había ido a pasar unos días con su padre.
El resto, es historia conocida. Hubo un intento de reconciliación. Y quizá por un momento Alicia pensó que era posible reconstruir su pareja con Monzón. Pero luego de una larga noche, todo terminó en un femicidio.
Según se pudo reconstruir en el juicio oral por el que Monzón fue condenado a 11 años de prisión, después de una tarde romántica ambos habían ido al cumpleaños del locutor Sergio Velasco Ferrero, donde se encontraron con Adrián El Facha Martel, quien los invitó al casino y al Club Peñarol. El festejo se extendió hasta la madrugada. Y luego, los dos regresaron en taxi a la vivienda de Pedro Zanni 1567, donde se alojaba el ex boxeador.
Entonces comenzaron a pelear. ¿Por celos? ¿Por plata? No importa. Lo cierto es que Monzón comenzó a golpear a Alicia. Y la ahorcó hasta dejarla inconsciente, para luego arrojarla por el balcón que daba al jardín de la casa. El hijo de ambos estaba en el cuarto continuo. Después de perder a su mamá por culpa de su padre, escribió una carta para que su tío sacerdote, Rubén Calatayud, se la entregara a su madre en el cielo. "Te quiero mucho, mamá. Maxi", decía. Y nunca más quiso ver a su padre.
Si sufrís violencia de género o conocés a alguna víctima, llamá al 144: es gratis y atiende las 24 horas.
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