"Fue loco haber salido de la marginalidad y después tener que hacer este personaje. Sentí todo lo que había vivido cuando andaba por la calle: mis amigos tiraban tiros, yo desaparecía tres días de mi casa y mi mamá no sabía adónde estaba. Me drogaba. Pero pude salir y hoy lo veo desde otro lado. Haber vuelto a hacer todo eso, aunque sea para ficción, es loco. Pero también triste".
Tamara Ayelén Arias tiene 25 años. Y debutó como actriz sin haberlo soñado; incluso, sin siquiera haber tomado clases de teatro. Interpreta a China en Apache, la serie que cuenta la cruda infancia de Carlos Tevez en Fuerte Apache, una de las zonas más peligrosas del Gran Buenos Aires.
Distinto barrio, una misma realidad. "Yo también vengo de un lugar picante. He visto robos, tiros.. No era muy distinto a lo que pasa en Fuerte Apache", cuenta Tamara, que vive en El Ceibo, en el Partido de Merlo.
A los ocho años, vio disparos por primera vez. "Estaba caminando a la carnicería con mi prima menor y cuando vimos los tiros, salimos corriendo. Pero nos reíamos. No éramos conscientes de que corríamos peligro".
A los 12, empezó a "callejear". Y a los 13, presenció un crimen: fue testigo del asesinato del dueño de la verdulería que estaba enfrente de su casa. "El ladrón era un pibe de 16 años que le pegó un tiro en el pecho, se quedó helado y salió corriendo. Fue fuerte porque todos lo conocíamos. Mis papás salieron a ayudar. Yo vi todo desde la ventana".
Hija de una ama de casa y un letrista, en aquellos años Tamara se juntaba con personas más grandes que hoy, a la distancia, destaca haberse alejado. "Me costó mucho salir de la marginalidad. Tuve que dejar muchos amigos porque no se querían rescatar. Solo me quedó mi mejor amigo, que lo tengo desde los ocho años", sostiene quien entendió que debía defenderse "a las piñas, como sea" -dice- para que la respetaran.
"Siempre me crié entre grandes. No tenía mucho entretenimiento, así que salía con ellos. Mi hermana pudo decirme las cosas cuando me vio hacer algo mal". Ella la acompañaba, aun cuando era 15 años mayor: "Me dejaba salir solo cuando yo terminaba la tarea -recuerda Tamara-. Por suerte, nunca tuve problemas de aprendizaje".
¿Y sus padres? "Pacientes… Cada uno hacía lo que podía. Yo elegía con quién estar y adónde meterme. Algunos salen y otros no. Me encontré con la gente indicada y supe escucharlos a tiempo. De la misma forma que las cosas que viví, fue por no darles bola antes".
Pero hubo dos momentos en los cuales Tamara entendió por dónde ir. "Nunca me pasó nada, pero me di cuenta que un día me iban a terminar lastimando. Y atrás, sufrían mis viejos. Si quería seguir progresando, tenía que hacer algo. No podía juntarme con personas que no me ayudaban. Vivía en un círculo que no se terminaba más". Entonces, lo que ella sí terminó fue el secundario. Luego se recibió de gestora, y entró a un estudio de abogados.
Y a los 20, hizo el clic definitivo. Sucedió cuando trabajaba en una remisería, coordinando los pedidos. "En ese entonces, mataron a un amigo y me di cuenta que le podía pasar a cualquiera. Estaba muy cerca del peligro. Yo no era una persona conflictiva, pero no podía andar con gente que estaba a los tiros".
"Siempre apunté para el lado del arte", continúa quien tomó el nombre artístico de Chayna, en un apodo que derivó de un juego: algo así como pasar al inglés el China con que la llaman sus amigos. Ahora tiene casi 20 mil seguidores en Instagram (@correguachyna) y fue parte de Perdedores del barrio, videoclip de Kaydy Cain que alcanzó las 15 millones de reproducciones.
"Perdedores del barrio", de Kaydy Cain (Video: Youtube)
Fuerte Apache, por dentro. Así llegó la convocatoria para ser parte de la serie de Carlos Tevez que se grabó íntegramente en Fuerte Apache. En la previa, se preparó con la ayuda de Diego Alonso y Verónica Souto para hacer su debut como actriz.
Desde octubre hasta febrero, Tamara viajó durante más de una hora -primero en colectivo y luego en tren- hasta Liniers, en donde la esperaba una combi para llevarla, junto al resto del elenco, al barrio donde creció el futbolista de Boca.
Los hermanos de Carlitos se encargaron de la seguridad, al igual que amigos suyos que conocen cada rincón. "Cualquier problema que surgía, ellos lo resolvían", cuenta Tamara sobre los hombres que, para coordinar su trabajo, se comunicaban a través de handies.
Al principio grababan una vez a la semana. Luego las jornadas fueron más intensas: llegaron a durar 17 horas. ¿Las más tediosas? "Las que hacíamos de noche", responde la actriz, y relata un episodio que vivieron sus compañeros. "Un día chocó un auto en la esquina de donde estaban los tráilers en los que nos cambiábamos. Se bajaron corriendo dos chicos y atrás aparecieron policías a los tiros. Todos (los de la serie) se asustaron, y el cura del barrio los metió en la Iglesia". También recuerda la vez que, para una escena, debía disparar un arma de fogueo. "Y desde dos monobloks nos respondían a los tiros".
En los cinco meses que estuvieron en Fuerte Apache, Tamara y otros integrantes de la serie lograron entablar vínculo con algunos vecinos del barrio, que los recibieron muy bien. "Sobre todo los más chicos, a los que les decíamos que tenían que estudiar, que no dejaran la escuela. Pero no es fácil porque vienen los más grandes y les dicen: 'Vos sos un boludo porque no salís a robar'. Esa es la mentalidad que tienen", cuenta la actriz, que lamenta que en el barrio no haya "centros culturales, talleres de teatro o gente que los guíe para salir adelante". "Solo vi que la Iglesia los ayudara", aclara. Y recuerda el final de la grabación: "Los últimos días nos golpearon mucho porque nosotros salimos de ahí, pero los pibes siguen viviendo la misma realidad".
Al mismo tiempo, los vecinos de Fuerte Apache le hicieron notar a todos los realizadores de la serie que "les molestaba que se lucrara con la realidad de ellos". "Una vez nos tiraron un adoquín y nadie se hizo cargo. No lastimó a nadie, pero le cayó al lado a una compañera. No dijimos nada pero mandamos a un hombre de seguridad".
Antes y después. "A mis amigos que se quieren rescatar, los espero con los brazos abiertos. Pero hoy no puedo estar con ellos. Una tiene que saber con quien estar", concluye Tamara Ayelén Arias, que sueña con triunfar como actriz y potenciar su carrera artística.
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