Cada Navidad o Día del Niño su mamá le hacía un disfraz. A los once o doce años, cuando le pareció que ya no podía estar vestido como sus personajes favoritos en la calle, decidió que igual quería seguir jugando a ser otro: sería actor. Esta semana compartió sus fotos y recuerdos con Teleshow.
Nombre completo: Fernando Diego Pérez
Fecha de nacimiento: 30 de enero de 1964
El ex ShowMatch se crió en San Martín, en una típica casa chorizo. Vivía con su papá Héctor, su mamá Hermiña y su hermana Silvia, seis años más chica, que hoy es maestra. Además, estaba su perrita Carina y cuando ésta falleció, Luna ocupó su lugar.
Delante de la casa, sus papás tenían el negocio familiar, una carnicería y un almacén: "Primero la tenía en Villa Lynch y cuando se le hizo muy caro el alquiler, construyó donde estaba el garage. Vivíamos de la carnicería que atendía papá y mi mamá atendía el almacén".
¿Él y su hermana jugaban en el negocio? "No jugábamos. ¡Atendíamos el negocio! Sábado y domingo que había mucha gente estábamos ahí".
Con un padre carnicero, como puede imaginarse los platos de todos los días eran churrasco con ensalada o con puré o milanesas. "Me gustaban los ravioles de ricota, pero el favorito era el pastel de papa, me gustaba muchísimo, ahora de grande el asado. Golosinas no comía mucho, nunca fui muy golosinero, fui más de una comida rica", contó Diego que participa de Apache, la serie sobre la vida de Carlos Tevez.
El año pasado, el actor condujo Pantagruélico en el Canal de la Ciudad y gracias al ciclo, pudo recordar aquellos sabores: "Los restaurantes han rescatado lo que es la comida de la abuela, o de la vieja en mi caso. Tienen pastel de papa y lo hacen en esas cazuelas de barro como se hacía antes o en ollas. Otras comidas como albóndigas, que eran de casa".
Diego iba al colegio Estados Unidos, en Salguero y Ramón Falcón, en San Martín e incluso hoy se sigue hablando con sus compañeros. "No era un gran alumno", confesó, pero desde esa época ya se sentía actor: "Estaba en todos los actos escolares. Fui todos: Belgrano, San Martín, Fernando VII de España, indio para el 12 de octubre, mi mamá me hacía los disfraces con papel crepé, con cartulina los gorros de los granaderos, usaba la espada que traía el Ateojito".
Para plástica o dibujo, muchas veces recibía ayuda: "Nunca fui de hacer trabajos manuales, era malísimo. Entonces me los hacían mis vecinos, mi vieja. De hobby, tenía un amigo que coleccionaba marquillas de cigarrillos y se me dio por juntar cajitas de fósforos de todos lados y me gustaba la tele".
Sin dudas, la televisión fue de gran inspiración a la hora de elegir su vocación: "Miraba El Zorro, era mi serie favorita y sigue siéndola. Además, Ladrón sin destino, El Santo, Batman, El llanero solitario, Súperman, Dos tipos audaces, Tarzán, pero la uno fue y es El Zorro. Mi juego era disfrazarme, mi vieja para Navidad, Reyes o Día del Niño me hacía el disfraz del Zorro o de Batman, según el día me disfrazaba y salía así a la calle a acompañarla a hacer los mandados. Jugaba solo, con las espadas, era el bueno, el malo. Mi héroe fue el Zorro, era fanático de él".
"De chico siempre quise ser actor o futbolista, eran las cosas que más me gustaban y siempre me disfracé hasta grande y cuando me daba vergüenza, a los once o doce salir así, porque era grandulón, empecé a pensar que lo mío era jugar a ser otro", contó sobre cómo comenzó a ver la posibilidad de hacer de su juego de niño, su trabajo de adulto.
En su casa, también actuaba: "Me gustaban los personajes de la tele, los interpretaba, hablaba con la pared o con algún muñeco. Lo único que me pidió mi viejo fue que terminara el secundario porque ellos no habían podido, para tener algo para defenderme en la vida y si no podía seguir la carrera de actor y que si quería otra cosa me apoyaban. Les dije que no, que lo único que me importaba era ser actor y así fue, después estudié nueve años la carrera de actor".
En la familia había antecedentes artísticos. Su tío abuelo (tío de su mamá) era Enrique Serrano, padre de la actriz Tina Serrano: "Falleció cuando yo tenía cuatro meses, mi vieja siempre me cuenta, que para ella él dejó en mí el legado de la comedia". Del otro lado de la familia también: "Mi papá y la mamá de Andrea Frigerio son primos, así que yo soy el primo segundo de ella".
Las primeras vacaciones en familia fueron en La Falda, Códoba, aunque Diego era muy chico y no recuerda demasiado. Los años siguientes solían pasar unos días en Miramar o en Mar del Plata: "Por eso es el lugar soñado cuando voy a hacer temporada. Íbamos los cuatro con lo justo, entonces me acuerdo que pasábamos por los teatros y decía 'algún día voy a estar ahí' y mis viejos me decían que sí".
A la hora de jugar, la pelota y la bicicleta se llevaban todos los números: "Terminaba la escuela y jugábamos en la vereda, de más grandes en la calle y en las vacaciones íbamos a una placita que quedaba cerca y jugábamos ahí. Eran nuestros juegos favoritos de la niñez".
Su papá le pasó la pasión por el fútbol:"Mi viejo nos hizo de Platense a todos, es el responsable y vamos a la cancha junto con mi hijo. ¡Él me hizo calamar a muerte!".
A sus hijos, Sofía de 16 y Nicolás de 13, intenta pasarles lo que aprendió en su casa: "Mis viejos son las personas más buenas, más fieles, más honestas y trabajadoras que conocí. Me ensañaron los valores de la amistad, el trabajo, nunca le han debido un peso a nadie. Son buena gente, derechos y me lo inculcaron con el ejemplo, viendo el trabajo de ellos adelante de mi casa. Ellos decían 'no duermo si tengo una deuda' y compraron la casa en cuotas que era la única forma que podían y ni bien tuvieron unos pesos de más, saldaron. Eran cariñosos a su manera, yo mamé mucho de ellos eso".
¿Cómo describiría sus días de niño? "Nunca sobró demasiado y nunca faltó nada, fue una infancia súper feliz, con amigos que conservo, con los que juego a la pelota, algunos se disfrazaban conmigo, y una hermana que adoro. Puedo decir que mi niñez es todo lo contrario a la carencia, es abundancia, sobre todo de afecto y cariño".
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