De candidato a presidente e ícono de la salsa a figura de la televisión: Rubén Blades, el artista que hoy lucha contra los zombies

Con el mismo compromiso social que lo llevó a romper fronteras con su música, el cantautor panameño interpreta a uno de los personajes más aclamados de la serie "Fear The Walking Dead". En diálogo con Teleshow, recuerda sus primeros pasos junto a Piero y sus shows con Mercedes Sosa, Fito Páez y Soda Stereo

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El regreso de Rubén Blades a "Fear The Walking Dead", en su quinta temporada

Rubén Blades se acerca a la carpa para periodistas en el set visit de Fear The Walking Dead (FTWD), en Texas, dispuesto a hablar sobre su personaje en la serie de AMC, y cuando le mencionan que entre los cronistas hay un argentino levanta las cejas. No es que se olvide del motivo por el que se encuentra allí, pero los recuerdos de sus primeros pasos en la música junto a Piero, la influencia de Mercedes Sosa en su carrera y sus shows junto a Soda Stereo y Los Fabulosos Cadillacs evocan su memoria más emotiva.

Con 50 años de carrera, en los que grabó más de 20 álbumes y ganó nueve premios Grammy, rompió los límites conocidos de la salsa y se convirtió en un ícono de la música latinoamericana con temas emblemáticos como "Pablo Pueblo", "Pedro Navaja", "Tiburón", "Desapariciones" y "Plástico". Fue candidato a presidente en su Panamá natal en 1994 y se desempeñó como ministro de Turismo entre 2004 y 2009. Participó en más de 30 películas y actualmente interpreta a uno de los personajes más aclamados de FTWD, que estrena un nuevo episodio de su quinta temporada todos los lunes a las 23 por AMC.

Desilusión y regreso al primer amor

Rubén Blades – Pablo Pueblo (1990, Nueva York)

La música siempre estuvo presente en su humilde casa en el barrio San Felipe de la Ciudad de Panamá, donde nació el 16 de julio de 1948, aunque su madre nunca pudo desarrollar profesionalmente su pasión por el piano ya que no tenían dinero ni lugar para uno. Su padre, percusionista, le dio su primer consejo para adentrarse en el arte. Lo sentó a su lado en la cocina y con sus palmas golpeó la mesa haciendo la base de la salsa. "Ahora fíjate a ver qué te sale", le dijo.

Con sus amigos del barrio se metían en algún edificio abandonado para cantar y que el sonido "se pareciera a las canciones de un disco", así se comenzó a nutrir de diferentes estilos musicales. Sus primeros temas estaban más cercanos al rock, "influenciados por la cultura yanqui", como diría después. Pero el 9 de enero de 1964 todo cambió. En aquella jornada, conocida como el Día de los Mártires, decenas de estudiantes panameños se dirigieron a la Zona del Canal portando la bandera de su escuela para que fuera izada en el lugar, gobernado por los Estados Unidos, pero en donde regía un acuerdo que permitía hacerlo. La policía no lo permitió y la insignia terminó rota. Más de 20 personas murieron por los disturbios que se generaron a partir de este hecho.

Rubén Blades en la quinta
Rubén Blades en la quinta temporada de “Fear The Walking Dead”

"Todo lo que pasó con el Día de los Mártires y el enfrentamiento con los Estados Unidos me llevó a repensar muchas cosas y, a pesar de ser muy joven, me alejé del rock en aquel momento", cuenta Baldes a Teleshow. De allí su decisión a enfocarse principalmente en sus estudios de derecho en Panamá mientras se acercaba a la salsa, más como hobby que otra cosa, con colaboraciones en el grupo panameño Los Salvajes del Ritmo.

Siguió con sus estudios en Harvard pero la música era su verdadero motor. Recuerda cuando un decano, cansado de escucharlo cantar por los rincones de la universidad, le preguntó si realmente quería ser abogado o músico. Él, sin mucho convencimiento, respondió lo primero. Una vez graduado se mudó a Nueva York para vivir desde adentro la meca de la salsa y entró a trabajar en el servicio de correo de la discográfica Fania, donde empezó a tener contacto con algunas de las figuras del momento como Ismael Miranda, Bobby Cruz y Richie Ray. En una oportunidad se presentó a una audición para integrar la banda de Ray Barreto como vocalista y quedó seleccionado. Comenzaba una carrera que marcaría un antes y un después en la salsa.

Motivaciones sociales y musicales

Rubén Blades – Pedro Navaja (1990, Santiago de Chile)

El salto a la popularidad lo dio en asociación con el trombonista y productor Willie Colón, mezclando el sonido callejero de los coros con arreglos musicales de alta calidad y la frescura de su voz. Siempre acompañados por contenidos de narrativa social que reflejaban las vicisitudes de los emigrantes latinos en Nueva York.

Había más de diez dictaduras en Latinoamérica cuando Blades lanzaba sus primeros éxitos. Su canción "Pablo Pueblo" fue un éxito rotundo y un símbolo de la década del '70. "Llega hasta el zaguán oscuro, y vuelve a ver las paredes, con las viejas papeletas que prometían futuros en lides politiqueras. Y en su cara se dibuja la decepción de la espera. Pablo Pueblo, hijo del grito y la calle, de la miseria y del hambre", reza el famoso tema.

En su película biográfica, Yo no me llamo Rubén Blades, el panameño revela la importancia que tuvo el músico Piero en su carrera: "Él pegó mucho por esos años, fue el primero que tomó la balada y la transformó en un género urbano con contexto social. Cuando vino a Panamá llevé mi guitarra y logré que me atendiera en su habitación del hotel. Le canté 'Pablo Pueblo' y cuando terminé le dije: '¿No crees que me puedes grabar la canción?' Él me dijo que no. Yo no lo podía creer. 'No lo puedo hacer porque lo tienes que grabar tú, para que en vez de ser uno seamos dos los que la cantemos'".

Con su música el panameño no solo cambió el "standard", lo que se podía hacer con la salsa, sino que también la cargó con un fuerte contenido ideológico y social. Una actitud revolucionaria por entonces que, en contra de lo que esperaban las discográficas, enamoró a una multitud que lo empezó a seguir.

Rubén Blades – Decisiones (Panamá, 2012)

"El negocio de la música era para bailar, no con un mensaje. Pero mi música sí tenía un mensaje, una pausa, algo que no había. Lo que me convirtió en figura fue la gente de Venezuela, Perú, y Puerto Rico que me escuchaba. Era como si fuésemos Los Beatles", aseguró.

El panameño publicó Pedro Navaja, tal vez su tema más conocido, y luego llegarían "Plástico", "Tiburón", "Decisiones" y sus grandes hits. El álbum Canciones del solar de los aburridos, publicado en 1981, fue un éxito total y lo posicionó como el referente de "la salsa intelectual".

Dos años más tarde comenzó con su carrera como solista con un sexteto llamado Los Seis del Solar. "Nuestro primer trabajo con el grupo fue en la Argentina con Los Abuelos de la Nada. Conozco a toda esa gente, nos unió la música y nos hicimos amigos de tocar en diferentes lugares. Lo mismo con Mercedes Sosa, Charly García, Fito Páez y los Soda Stereo", revela a Teleshow. A lo largo de los años ha visitado la Argentina en numerosas oportunidades.

Rubén Blades – Desapariciones (2014, en el Teatro Gran Rex)

Su exitosa carrera como músico continúa hasta el día de hoy, con el lanzamiento del disco Paraíso Road Gang. "Este nuevo género, 'mixtura', me permite presentar exploraciones musicales que me resultan divertidas y a la vez me educan. Salir de la zona de comodidad es algo necesario para la mente creativa y lo continuaré haciendo periódicamente. Es algo que nos ayuda a crecer y que impide que la indiferencia se apodere de nuestra vida", explica. En total, ha publicado más de 200 canciones, más de 20 álbumes y obtuvo nueve premios Grammy, además de la aprobación en el mundo entero.

En la TV y la política

El tráiler de "Yo no me llamo Rubén Blades"

En los '80 incursionó con algunos papeles menores en películas que, casi sin darse cuenta, fueron la semilla de una próspera carrera como actor, también en la pantalla chica. "Actuar fue algo que se apareció. Estaba acostumbrado a cantar, nunca me hubiese imaginado una carrera en la actuación. ¡No entiendo cómo hice tantas películas!", asegura.

Algunos de los largometrajes en las que se destacó fueron Homeboy, Predator 2, Color of Night, All the Pretty Horses, Assassination Tango, Imagining Argentina, Safe House y The Counselor. El año pasado se estrenó el documental Yo no me llamo Rubén Blades, un recorrido por su obra, su vida y sus recuerdos, con testimonios de músico internacionales como Sting, Residente, Paul Simon y muchos otros, realizado por Abner Benaim.

Motivado por la necesidad que siempre lo acompañó de ayudar al otro, en 1990 regresó a Panamá con el objetivo de meterse en política como líder del Movimiento Papa Egoró. "No tenía la necesidad de hacerlo, lo hice porque tenía que ser consistente: ser juzgado por mi país y mi gente". Fue candidato a presidente en las elecciones de 1994 y quedó relegado al tercer lugar.

Lejos de sentirse desmotivado, siguió trabajando para servir en la función pública y entre 2004 y 2009 fue ministro de Turismo de su país. Según su testimonio, durante esos cinco años no tocó "ni una guitarra". Aunque luego, claro, regresó a su trabajo y siguió su prolífica carrera como músico independiente que continúa hasta el día de hoy con shows en todo el mundo.

De zombies y tijeras

Rubén Blades – Plástico (2015, Panamá)

Blades se convirtió en una de las figuras más aclamadas de Fear The Walking Dead. Desde el 2015 -con un impasse en 2018- interpreta a Daniel Salazar, un refugiado de El Salvador que protege a su familia a cualquier costo ante el avance de los zombies. Trabajaba como dueño de una barbería y se enorgullece de su negocio, que mantenía aislado de la sociedad, cuando se desató el apocalipsis. Por su experiencia como militar, sobrevivió a los más grandes desafíos en la serie de AMC, pero en la cuarta temporada su paradero era totalmente desconocido. Para la alegría de sus fanáticos, en la quinta regresó, tal como le había adelantado a Teleshow.

—¿Cómo fue tu reacción cuando te enteraste de que formarías parte de la quinta temporada?

—Estuve aliviado por varias razones. Una es que antes no le podía decir a nadie qué estaba o no estaba haciendo. La segunda es que estoy feliz de poder seguir explorando mi personaje porque creo que Salazar es súper interesante, puedo ir a tantos lugares con él. Y también porque hay muchos fans que querían que estuviese vivo. Siempre es una gran sorpresa este programa. Por lo general, en las series sabés quiénes van a seguir y quiénes no, pero acá todo es inesperado.

—¿Creés que Salazar es una buena persona?

—Yo soy abogado y una de las cosas en las que siempre estuve interesado es en entender el otro costado. Tendemos a hacer prejuicios inmediatamente por la manera en la que nos vestimos, o en la manera en la que se responde a cierta cuestión; creo que deberíamos esperar. Salazar fue un producto de su tiempo y yo lo entendí bien porque fui activista en contra de los dictadores de América Central. Entonces sabía qué había pasado en El Salvador, puedo entender su punto de vista, qué pensaba y por qué que estaba ayudando a terminar con el comunismo. Cuando lo interpreto tengo que tener cuidado de no idealizar el mal. Otra cosa que tiene interesante este programa es la posibilidad de redención: también tenemos que aprender a perdonar. Y en medio de eso, superar algo inexplicable: todos nos preguntamos por qué están los zombies, por qué la gente vuelve de la muerte.

¿Por qué creés que sucede eso?

—Hay tantas posibilidades… Es interesante porque solo mueren cuando les pegás en la cabeza, entonces tiene que ver con el cerebro. Quizás algo del cerebro primitivo fue activado, algo que les permitía a las personas tener una segunda chance. Pero funciona de manera rara. No sucede en los animales, porque ellos no se convierten. Entonces tiene que ser algo que interfiere en el cerebro humano.

—Tu personaje fue uno de los primeros de la serie y sigue vivo, ¿cómo ha evolucionado hasta ahora?

—Creé una historia detrás de él porque no había mucha información: por qué se fue de su hogar, por qué fue a Los Ángeles, por qué se hizo peluquero… Cuando su mujer y su hija se van la pregunta era ¿por qué seguir viviendo? Él termina queriendo ayudar a otras persona. Sobrevive y no entiende por qué, si él debería estar muerto. Entonces ahí tiene su propósito: ayudar a los otros. Por eso la evolución en su vínculo con las otras personas. Él no lo sabe pero sobrevive porque quiere hacer cosas para borrar el dolor de lo que hizo antes y también como un gesto simbólico para su mujer y su hija.

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