Sofi Morandi: la carrera y el amor, en este diálogo con Teleshow
Es la protagonista de uno de los éxitos de las vacaciones de invierno, El Mago de Oz, en el Teatro Coliseo. Y entre función y función, Sofía Morandi llegó a los estudios de Teleshow y los revolucionó junto a Totó, el cachorro del que se volvió inseparable. Porque de la mano de Billy Bond se convirtió en Dorothy. Así fue cómo conoció y se encariñó con el pequeño Schnazuer que se transformó en su mascota. Y aunque reparte las horas entre el musical, el Bailando 2019 de ShowMatch (tras la renuncia de Julián Serrano, ahora bailará con Nico Merlín) y la conducción de STO, en América, la actriz confirma sus ganas de enamorarse.
—Estás soltera, pero con Totó, que es muy cachorrito, de alguna manera ejercés la maternidad.
—Sí. Estamos los dos solteros.
—¿Y quién está más en la búsqueda?
—No, él es chiquito: ¡yo! (Risas). Él tiene cuatro meses.
—¿Estás con ganas de enamorarte?
—Tengo más ganas que en otras épocas. Como estoy muy a mil, hay veces que llegás a tu casa y te gustaría compartir con alguien. Pero tampoco estoy con tiempo, por ende… Siempre fui de priorizar más el laburo.
—Qué carrera meteórica hiciste.
—Sí, no lo puedo creer. Estos últimos años fueron como diez años de vida para mí. Pero yo, feliz: aprendí muchísimo y me crucé con gente que sabe mucho y que viene con un carrerón también. Eso me hizo absorber cosas todo el tiempo.
—Venís estudiando desde chica.
—Sí, desde muy chiquita. Estudié actuación y danza toda mi vida, y creo que eso si no lo hubiera hecho no hubiera podido aprovechar todas las oportunidades que me llegaron ahora. Pero las redes (sociales) fueron las que me hicieron conocida a la gente, al público. De la nada empecé a subir, intencionalmente, porque yo quería hacer tele pero no conocía a nadie del medio porque venía del Interior.
—Vos sabías que estabas usando las redes sociales como un medio para un determinado fin.
—Sí. Yo vivía en Neuquén, soy de allá, y era mi segundo año en Buenos Aires. Me daba cuenta de que el medio era muy chico, muy cerrado. Una vez, haciendo un seminario para entregar currículums para televisión, te daban tips: decían que tuviéramos las redes sociales preparadas porque nunca sabés quién te está mirando, tal vez hay muchos productores, muchos directores mirando. Y funcionó. Ahí hice mi primer laburo en Nickelodeon, me contactó la escritora de Patito Feo, Marcela Citterio. Fue mi primer laburo, no lo podía creer. Eso fue a los seis meses de hacer videos.
—¿Hoy, cuántos seguidores?
—2.200.000 seguidores. Es un montón. Mi mamá me dice: "Sofía, vos no tomás conciencia de las cosas".
—¿Tu mamá entiende qué implica ser un influencer?
—Sí, sí. Sí, entiende, y nunca juzgó. Mi Instagram es el mismo que cuando tenía 800 seguidores.
Sofi Morandi y la certeza de su éxito
—Y cuando empezaste a crecer en las redes, ¿seguía existiendo la necesidad de pasar a la actuación en los medios tradicionales o ya había dejado de ser tan importante?
—Lo que me sorprendió fue que me terminó gustando el hecho de hacer videos. Yo pensé: "Bueno, uso esto para entrar en tele y cuando entre en la tele chau, empiezo a hacer contactos y a trabajar profesionalmente". Pero me terminó gustando el tema de los videos y no lo quiero dejar: puedo hacer las dos cosas a la par. Eso creo que está buenísimo porque yo no soy muy pro del instagramer, la actriz, el cantante. La generación que se viene tiene un poco de esto, lo veo en mis primas, o en mi hermano que es futbolista pero a la vez le encanta el rap, y me agarra le micrófono, hace canciones y las tunea. Viene una generación capaz de creer que puede hacer un montón de cosas y eso está buenísimo también porque te abre puertas.
—¿Hay algo del pasaje de las redes a la tele que termina de convalidar el camino recorrido?
—Yo no creo en eso de que la televisión va a morir. Para mí, no. El hecho de estar en el Bailando 2019 me dio popularidad, o mucho más reconocimiento. Se puede hacer ambas cosas, y una cosa puede ayudar a la otra. Las redes pueden ayudar a la tele y la tele a las redes. Son distintos públicos, y yo soy fiel de creer que uno tiene que estar un poquito en todos lados. Por el Bailando me conocen las Martas y las Susanas, las señoras grandes que me dicen: "¡Ay!, quiero llevar a mi nieta al teatro". Y eso está buenísimo.
—Sin embargo, ¿la plata es más fuerte en las redes que en la tele o en el teatro?
—Sí. El mayor de los ingresos viene por redes.
—¿Te administrás sola o te ayuda alguien?
—No. Tengo un contador, y mi mamá me ayuda con mi contador. Yo soy un desastre pero me obligué a organizarme.
—¿Estás ahorrando?
—Sí, obvio. Estoy ahorrando.
—¿Con cuál de los roles te llevás mejor?
—Me gusta mucho el teatro, me encanta. Pero creo que todo me sirve. En la conducción es donde estoy más perdida porque es algo distinto a lo que hacía. No hay que limitarse mucho en teatro, tele, cine; yo quiero hacer todo en la vida. Tengo 22 años, y quiero hacer todo lo posible mientras me guste.
—¿Cuánto te buscan por redes candidatos o candidatas?
—¿Si me chamuyan por Instagram?
—Sí.
—Sí. Pero yo soy más del "conocido de…", "amigo de…", o alguien con el que vayamos a tomar algo a un bar. No soy de responder por Instagram.
—Es paradójico: vos sos instagramer…
—Es verdad, es re paradójico. Pero igual soy bastante alma de vieja, eh. Onda, no sé cómo mandar un Drive. Soy bastante abuela.
—¿En qué?
—Un Wetransfer y ya me arruinás la vida porque no entiendo eso. Te juro por Dios. Es muy paradójico pero es verdad.
—¿Y si tenés que enchufar un televisor que compraste?
—No, olvidate. Y para ir a Guide, el cosito en el control remoto, ni eso sé hacer. Mi hermano me dice: "Sofía, es apretar esto y esto". Soy re abuela para esas cosas, mal.
—¿Queda algo de tiempo entre tanto trabajo para esas presentaciones del conocido con quien sí aceptarías salir?
—Sí, sí. Siempre hay tiempo para tomar una birra con amigos.
—Si alguien te quiere invitar a salir, ¿cuál es la cita ideal?
—Un fernecito en una casa.
—Que te invite a la casa y prepare algo.
—Claro. Sí, porque me ha pasado últimamente que por ahí no podés ir a un bar. Entonces es una casa, algo tranqui, música.
—¿En qué momento no te soportás a vos misma?
—Cuando no puedo parar de maquinar, soy muy ansiosa, y hay veces que digo: "Ay, bueno, ¿por qué soy tan ansiosa? Todavía no estoy en esto y ya estoy en el año que viene, capaz". ¿Entendés? Y ahí hago un parate.
—¿Ansiosa positiva, porque querés generar, o te angustia no saber qué viene?
—Por suerte positiva porque me entusiasma y me motiva mucho lo que hago y todo el tiempo quiero generar, generar, y buscar oportunidades. Pero hay veces que tanta ansiedad te impide disfrutar del hoy. Estás tan en el mañana que te perdés el hoy, y eso te frustra. Hay que saber manejarlo. Estoy con terapeutas, que también es muy importante.
—¿Hace cuánto?
—Hace tres semanas, pero antes había hecho cinco meses con otra (terapeuta). Pero cambié a un hombre.
—¿Y qué hacés? ¿Psicoanálisis o algún otro tipo de terapia?
—Él es psicólogo y coach. Es más ir al grano, al punto. Es para ansiosos. No es tanto hablar del pasado y todo eso. Fui un día y le dije: "Mirá, tengo muchas cosas en claro, sé lo que tengo que trabajar en mi vida, sé en lo que estoy floja, sé lo que me cuesta". Hablamos, y él me va tirando tips, y ya salgo lista y quiero hacer cosas.
—Te pregunté en qué no te soportas, y tiene que ver con la ansiedad. ¿Y en qué decís: "Acá soy una copada"?
—Soy muy buena visualizando. Cuando quiero algo sé que lo voy a tener. Pero… lo sé. Yo empecé haciendo videos, teniendo mil seguidores. Y todo esto que estoy viviendo, sabía que iba a pasar.
—¿Sabías que iba a pasar?
—Sí. No sé si sabía que iba a ser con las redes, eso me sorprendió, y al principio tenía mis prejuicios, hasta que me amigué y dije: "Gracias a los videos estoy acá". Así que me amigué.
—¿Qué prejuicios tenías?
—El decir: "Ay, ¿pero los debería hacer, o ahora que soy actriz y que estoy en teatro debería dejar?". Y no. Si así llegué, tengo que seguir haciéndolos. Y hago reír a la gente, no cualquiera lo hace. Con eso me amigué, y ahora me dicen: "¿Sos instagramer?". Sí, llamame como quieras, no tengo drama. Mientras yo sepa. Soy muy segura en ese sentido. Soy bastante insegura para otras cosas, pero en eso soy segura y apuesto.
—Y sabías que iba a salir, no sabías cómo pero sabías que ibas a lograrlo.
—No, yo sabía, sabía. Lo re sabía. Yo estaba en cuarto año y ya me sentía conocida. No me conocía ni el loro, pero yo en la secundaria ya era artista.