Quién es esta actriz que vivió con su abuela y a los nueve llegó a Buenos Aires con sus papás: "Fue crecer de golpe"

Hija de bailarines y fanática de las milanesas con papas fritas, compartió sus fotos y recuerdos con Teleshow

Guardar
Mónica Ayos, cuando era chica,
Mónica Ayos, cuando era chica, en Mar del Plata

Vivió hasta los nueve años con su abuela en Mar del Plata, ciudad que años más tarde la vio sobre el escenario, porque sus papás, bailarines ambos, estaban girando por el mundo. Fanática de las milanesas con papas fritas y de los palitos de la selva, compartió sus fotos y anécdotas de la infancia con Teleshow.

Nombre completo: María Mónica Ayos

Fecha de nacimiento: 19 de junio de 1972

Mónica Ayos
Mónica Ayos

La actriz, que actualmente reside en México con su  marido Diego Olivera y sus hijos Federico (27) y Victoria (15), pasó sus primeros años en Mar del Plata, con su abuela Juana. Es que sus papás, bailarines de tango de orquestas como la de Mariano Mores y Osvaldo Pugliese, hacían base en Buenos Aires en medio de las largas giras mundiales y la dejaron al cuidado de "Abu", como ella cariñosamente la llamaba.

"Ella fue una mamá para mí", contó y recordó que tenían por aquellos años como mascota a una gatita, de nombre Michina, que tuvo cría "como ocho gatitos", que jugaban por el jardín, hasta que crecieron y se fueron yendo.

Mónica Ayos, cuando era chica,
Mónica Ayos, cuando era chica, en Mar del Plata

De aquellos días con Abu, que falleció hace tres a los 95, rememoró: "Me gustaba ver cómo ella cortaba la leña para poner en la salamandra, Mar del Plata en invierno es tremenda, y ella en ese momento era muy ágil, cortaba la leña y yo juntaba las bolitas de eucalipto. Después, ya en la casa, ella hervía el eucalipto, las bolitas y algunas hojas y se llenaba la casa de ese olor particular. Era rico".

"De mi infancia recuerdo el jardín de mi abuela y unas flores silvestres llamadas No me olvides, son celestes muy chiquitas. Yo juntaba ramitos y se los regalaba a mi abuela. Recuerdo los veranos, el carnaval, las bombitas de agua con las que nos empapábamos, la playa, el heladero a la hora de la siesta con su cántico y el pochoclero a las seis de la tarde en punto en la esquina del barrio con su campana característica avisándonos que llegó", enumeró sobre aquellos detalles que marcaron su niñez.

A la hora de comer, como a la mayoría de los chicos, su plato favorito eran las milanesas con papas fritas y en lo que a dulces respecta, los palitos de la selva eran sus elegidos: "De a muchos en la boca", rió.

Mónica Ayos, cuando era chica,
Mónica Ayos, cuando era chica, en Mar del Plata

Primero fue al colegio Jorge Newbery, en la avenida Estrada en "la Feliz": "Me iba bien. Normal, no me destacaba, pasaba desapercibida. Era tímida, muy. Era una nena con amigas y amigos, pero no de las quilomberas, nunca quise que la escuela me robe tiempo de vacaciones estudiando así que me puse siempre las pilas".

A partir de cuarto grado,  ya en Buenos Aires, porque sus papás habían sido contratados para bailar en El viejo almacén y  Michelangelo, fue al Hipólito Vieytes de San Telmo. "Fue crecer, entender y madurar muy rápido adaptándome a otro ámbito, otra escuela, ya en Capital, otra vida, y una disfuncionalidad un tanto arrolladora para esa edad. Todo un desafío crecer en un contexto en donde no me hallaba, sobre todo para aquella niña tímida, la que venía de un lugar verde y juntaba flores del jardín, la que comía dulce de batata con su abuela en la cama como si fuese la gran aventura, ya a las 20.30 listas para dormir y levantarnos temprano a regar las plantas. La vida me mostró el lado B de un hogar. Se hizo lo que se pudo y agradezco lo bueno que pude rescatar. El resto lo capitalicé para no repetir ningún tipo de patrón cíclico con mis hijos", dijo sin indagar demasiado.

Es por eso que al ser consultado sobre su niñez, prefiere mencionar sus primeros nueve años, los que pasó en la ciudad balnearia  con su abuela: "Mil por mil, me quedo con ese olor a eucalipto, con Mardel, con Abu, con la calle Manuela Pedraza, que hoy sin Juana ya no es más que un chalet sin vida, hace tres años se fue de este plano, casi 95 pirulos".

Sabía que quería ser artista, de chica le gustaba mucho dibujar, incluso más que jugar. Sin embargo, la actriz estaba presente: "Siempre supe que mi profesión pasaba por un escenario y expresarme. El reconocimiento me causaba curiosidad y los aplausos emoción. Lo viví tras bambalinas en teatros repletos viendo a mis padres bailar tango. Y aunque ese género no era tal vez lo mío, sabía que el arte y el escenario sí".

Residente en México, de chica conoció el país que hoy la recibe con los brazos abiertos gracias a los personajes de Roberto Gómez Bolaños: "El Chavo y El Chapulín, eran parte de las tarde de la generación". Pero no puede evitar mencionar también a Verónica Castro, con novelas como Los ricos también lloran, Mariana o El derecho de nacer: "Eran novelas que mi abuela las tenía puestas en canal 8 de Mar del Plata".

Mónica Ayos y sus hijos
Mónica Ayos y sus hijos Fede y Victoria

A sus hijos Federico de 27 y Victoria de 15 intenta pasarles día a día sus valores: "Siempre traté de activarles los vínculos con el mundo desde lo lúdico, las herramientas que conllevan el buen trato, la empatía, la responsabilidad, la vocación, el respeto, la libertad, vienen implícitas en nuestra esencia como familia, brotan y fluyen. Puse el foco en que no pierdan su niño interior y se la jueguen por sus sueños a prueba y error y que el humor es el sanador más groso junto con el tiempo y la experiencia".

Por esos días que se ven reflejados en las fotos que compartió, la llamaban María Mónica o Moniquita. "Hoy a esa niña la cuido yo y aprendí a abrazarla fuerte", cerró, con nostalgia.

SEGUÍ LEYENDO

La carta de la NASA a Anamá Ferreira, tras la llegada del hombre a la Luna

Federada en voley, pedía puré de postre y soñaba con ser mamá: las fotos de Fernanda Callejón de niña

Las mejores fotos Floppy Tesouro de niña: "En lugar de golosinas, al jardín llevaba aceitunas"

Catherine Fulop recordó su infancia en Venezuela: distraída en el colegio y fanática del guiso de riñón con sesos

Cecilia Dopazo: "Mi infancia no fue feliz, me alegré cuando me hice adulta"

Guardar