Siempre miró al mundo a través del lente de una cámara.
Pero, un día, José Cicala decidió empezar a darle movimiento a sus fotografías. Y, con el apoyo incondicional de su mujer, Griselda Sánchez, se convirtió en director de cine. El año pasado, avanzó con su ópera prima, Sola, película encabezada por Araceli González y Mariano Martínez. Y, días atrás, terminó el rodaje de La Sombra del Gato, un thriller de suspenso protagonizado por el norteamericano Danny Trejo y Guillermo Zapata.
El director habló con Teleshow y contó por qué decidió apostar al cine y por qué el sector audiovisual tiene posibilidades de crecer en nuestro país a pesar de la realidad económica de la Argentina.
—¿Cómo surgió la idea de este film?
—Este proyecto surgió en Los Ángeles, de la mano de Guillermo (Zapata). El año pasado, él participó de Sola, nuestra primera película, y se entusiasmó con la idea de concretar esto que tenía en carpeta desde hacía tiempo. Y, por suerte, pudimos cumplir el sueño.
—¿Cuál es el rol de Trejo en esta historia?
—Danny tiene un papel bastante diferente a lo que estamos acostumbrados a ver en él porque, si bien tiene sus peleas, no está tan ligado a la acción. Es una película más mística en la que él es un enviado de no sabemos quién, que llega para
proteger al Gato (Zapata). Entonces se convierte como en su sombra y es el encargado de salvarle la vida siete veces. Y, recién entonces, logra pasar hacia otro plano.
—¿Fue complicado dirigir a una estrella de Hollywood?
—La realidad es que cuando uno trabaja con este tipo de
personalidades, no para de sorprenderse. Porque está claro que si lograron llegar a un lugar tan importante es por lo
profesionales que son. Y te lo puedo decir habiendo trabajado con Cher, Al Pacino, Antonio Banderas… En el caso de Danny, la onda que le puso al rodaje fue increíble. Se notaba cómo disfrutaba de lo que hacía y la pasión que le ponía a cada escena. Fue una semana de mucha adrenalina porque con él filmamos los primeros días, cuando el grupo de 70 personas que formaban parte del equipo recién se estaba conociendo. Pero, aunque íbamos y veníamos en los tiempos de la película, él nunca se mostró cansado ni de mal humor.
—Marcaste algunas de las personalidades con las que trabajaste, pero eso fue en tu faceta de fotógrafo…
—Sí, claro. Y voy a seguir trabajando como fotógrafo junto a Gabriel Machado, mi socio. Pero, si bien hace varios años que venía haciendo videoclips y comerciales, yo siempre tuve la idea de dirigir cine.
—¿Por qué?
—Porque tenía ganas de darle movimiento a lo que tomaba mi lente y, así, poder contar una historia con otros elementos que en la fotografía no están. Fue todo un cambio. Primero, porque los grupos de trabajo para hacer cine son mucho más grandes. Y, segundo, porque uno no tiene la cámara en la mano y, más allá de que tenga injerencia en la dirección de arte y la puesta en escena, tiene que aprender a delegar poder. Pero la verdad es que me siento muy cómodo en este rol. Y lo pude concretar ahora gracias a Griselda, que me apoyó un montón.
—¿Ella fue el empujón que necesitabas?
—Claro. A veces con este tipo de desafíos necesitás apoyo. Yo venía desde hacía un tiempo intentando hacerlo y probando con un par de trailers de proyectos de amigos. Pero un día, cuando volvíamos de un viaje a Los Ángeles, ella me dijo: "Hagamos una película, aunque sea chiquita". Y así empezó todo. Todavía no tenemos fecha de estreno de Sola, porque este es un año muy difícil para el cine argentino así que preferimos guardarla un poco. Pero ya arrancamos con la edición de La sombra del gato y vamos a disfrutar de cada una de las etapas hasta que podamos tenerlas en la cartelera.
—¿Esto va a seguir?
—¡Ya estamos con dos proyectos más! La idea es traer a otra figura importante en junio del 2020 para hacer una película. Y queremos armar nuestro pequeño Hollywood en castellano, sacando por lo menos dos rodajes al año.
—Eso es ponerle el pecho a la crisis…
— Cuando las cosas están difíciles de un lado, a lo mejor del otro se equilibran. Y eso permite producir de otra manera. Hoy, los costos locales son más bajos que los de Estados Unidos. Y acá hay una calidad increíble, tanto desde lo técnico como desde lo artístico. Así que la idea es que los productores vengan a filmar a la Argentina.
—¿Te resultó más fácil trabajar con tu mujer?
—Sí, porque a los dos nos gusta exactamente lo mismo. Si
bien yo le llevo 20 años, cuando nos conocimos ella me hablaba de (Luis) Sandrini o de (José) Marrone. Y yo no podía creer que conociera personajes de mi época. Así que, desde el principio de la relación, compartimos un montón de cosas. Y poder compartir esta pasión es lo ideal. Además, hace más de diez años que estamos juntos y ya nos conocemos con las miradas. O sea que, trabajando juntos, nos potenciamos.
—Fuera del trabajo, también aceptaron el desafío de convertirse en padres de Ginna (10 meses) teniendo hijas grandes…
—Totalmente, pero eso está buenísmo. Tanto mis hijas, Abril (25) y Camila (26) , como la de Gri, Memé (17), adoran a su hermanita. Así que se armó algo hermoso. Y la beba es increíble: tiene un carácter maravilloso y está siempre riéndose. Solo llora cuando tiene hambre o se hizo popó, pero nada más. Fiajate que estuvo todo el rodaje con nosotros. Se está criando en medio de los sets. Y ya participó de la primera película, aunque para la segunda hizo varios castings pero no quedó… Pero bueno, es así. ¡Va a tener que hacerse de abajo!
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