El lado B de Toy Story 4: los cines están más llenos que nunca pero, ¿qué pasa con las películas argentinas?

Más de cinco millones de personas ya vieron el filme de Disney Pixar. Los comercios alrededor de las salas se reactivaron, pero ¿qué dicen desde el sector audiovisual sobre la cinematografía nacional?

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“Toy Story 4” arrasa en
“Toy Story 4” arrasa en los cines argentinos

Solo tres semanas fueron suficientes para que 5.113.071 personas fueran testigos de cómo Woody, Buzz Lightyear y Jessie, recibieron a su nuevo amigo Forky, en la cuarta entrega de Toy Story. El film de Disney Pixar se convirtió en la película más vista en el país en los últimos diez años. El segundo puesto lo ocupa Los Minions, con 4.935.000 espectadores.

Gracias al filme, hubo récord de espectadores en las salas en junio, lo que además de traducirse en entradas vendidas, se refleja en cantidad de gente en los patios de comidas, los shoppings y los centros comerciales.

Sin embargo, el éxito de las películas extranjeras –los llamados "tanques"- en nuestro país, tiene su lado B, ya que deja un tanto desdibujada a la industria cinematográfica nacional.

David y Goliat

"La llegada de estas películas afecta a los de aquí y a los de todo el mundo, es una situación que está viviendo el cine mundial", dijo Julio Ludueña, encargado de prensa de Directores Argentinos Cinematográficos (DAC) y agregó: "Se ejerce lo que se llama abuso de  posición dominante en todo el mundo y se desplaza a la filmografía nacional".

Tráiler: Toy Story

Para él, la llegada de este tipo de películas "tapa la pantalla", bloqueando la presencia de las producciones locales: "En su lanzamiento, tal vez ocupan el 70 por ciento de las salas, casi unas 700 sobre 900 que hay en todo el país".

En el mismo sentido, Irene Itzcowick , Secretaria del Consejo de Cine e integrante de la junta directiva de Argentores, dijo: "Siempre que la gente vaya al cine es bueno por lo que incide en la dinámica de lo que significa la industria, porque es dinero que ingresa al INCAA y que la institución luego distribuye".

Sin embargo el conflicto reside en que, dada la cantidad de gente que va a ver estas películas, "no se cumple la cuota de pantalla": "Por ley, las salas están obligadas a proyectar al menos una producción nacional por trimestre. Pero esto no se cumple y las argentinas no tienen alcance publicitario para competir. Las de Hollywood salen a pura ganancia, entonces usan el dinero para invertir en grandes campañas". Ludueña insistió en que "los tanques avanzan sobre sus competidoras para quitarles butacas".

Las películas más vistas desde
Las películas más vistas desde el 1 de enero al 11 de julio del 2019 (INCAA)

Es por eso que muchas veces las películas argentinas se terminan estrenando solo en espacios INCAA (más de 80 salas en el país)  y sin demasiada difusión, por lo que la gente no llega a enterarse: "El cine es una industrial cultural, a la gente le gusta ver su cine y no lo puede hacer porque no se entera", agregó la guionista.

"En la televisión no hay ficción  y el público cuando tiene que elegir, busca extranjeras, pero yo no creo en la manipulación. Aún así, cuando hay opciones, la gente responde muy bien al cine argentino", dijo y explicó que la buena respuesta se debe a las maneras diversas de contar: "No hay un modelo. Los filmes no se repiten entre sí y contamos con talento, pero eso requiere de dinero, porque con voluntad no se puede hacer, se necesita exhibición, distribución y comunicación".

Las dos caras de una moneda

Desde el INCAA explicaron cómo repercute la afluencia de espectadores: "Por un lado impacta de manera positiva, porque el fondo de fomento al cine proviene en parte de la recaudación de las entradas vendidas: si más gente asiste a las salas, no importa qué película vea, eso repercute positivamente en el fondo de fomento porque va a haber más plata para asignar a subsidios. También es cierto que en este momento significa una recomposición para salas que perdieron ingresos y que, al final del día, el cine argentino recibirá el diez por ciento".

Tráiler El cuento de las comadrejas

Pero a su vez, reconocieron que para el cine nacional es difícil luchar contra gigantes: "Desde el INCAA trabajamos en mejorar las condiciones para que el cine argentino pueda resolver su problema de distribución y exhibición. Hace seis meses hicimos una modificación profunda de la normativa sobre cuota de pantalla por medio de la resolución 1050/2018. Pero seguimos trabajando sobre esta cuestión porque las condiciones cambian y nos obligan a un aggiornamiento permanente".

Aseguraron que esperan resolver el problema a corto plazo  y dieron el ejemplo de lo que ocurrió con Avengers, que ya vendió en el país 3.874.095 entradas, quitando espacio en las salas a otras competidoras: "Es inedito y también nos preocupa y está siendo revisado. La Argentina tiene muy pocas salas y eso facilita la concentración".

En cuando a lo que difusión respecta, desde el Instituto explicaron que "se les brinda a las películas argentinas apoyo para el lanzamiento en vía pública, pantallas de cine y redes sociales".

Los niños primero

Según publicó el INCAA en su página, en el ranking de películas más vistas en el 2019, recién en el puesto número once hay una argentina, El cuento de las comadrejas, con 530.786 espectadores.

Pero no solo se desprende ese dato de la planilla, el filme dirigido por Campanella es además el primero en el listado que no está directamente al público infantil y adolescente (además de Toy Story, antes están Avengers, Wi Fi Ralph, Capitan Marvel, Aladdin, Dumbo, Como entrenar a tu dragón 3, Anabelle, Spiderman y Dragon Ball).

Esto puede deberse, entre otras cosas, a que abarcan un público de más amplio espectro que otros géneros, que perdura más allá de lo estacional. Además, por cada niño al que van dirigidos los filmes que concurre a una sala, va por lo menos también un adulto. Según explicó Itzcowick otra cosa que ocurre con aquellas películas que ya se convirtieron en clásicos es que muchas personas las ven más de una vez.

Tráiler: Relatos Salvajes

En la última década, solo una argentina se acercó al número que, en menos de un mes, hizo Toy Story y se trata de Relatos Salvajes que se estrenó en el 2014, estuvo nominada al Oscar como Mejor Película Extranjera y superó los tres millones 900 mil espectadores.

El dinero no es todo, pero…

Como dijo la guionista, para hacer cine hace falta plata.  Ludueña contó que para realizar una película de calidad, se necesitan unos 40 millones de pesos, mientras que hoy el costo que destina el INCAA es de 20: "Eso crea problemas, un rodaje de seis semanas se redujo a tres, entonces se hace un cine empobrecido. Así, se mantiene la cantidad de películas, pero lo cierto es que cada una de ellas se reduce a la mínima expresión".

Es por eso que desde DAC piden la creación de medidas que sirvan para mejorar la situación, como que Internet aporte al fomento, la actualización automática de los costos medios, la plena vigencia de los créditos y subsidios e impulsar una ley de fomento para la televisión, que ya fue presentada.

Las miradas a la hora de contar

La llegada de productos foráneos hace que el espectador conozca otras culturas y hasta en cierto punto se acostumbre a otros lenguajes. Sin embargo, los expertos aseguraron que eso no los condiciona a la hora de contar.

"Justamente el creador tiene la posibilidad de renovar la forma y los contenidos. Además, hacer cine es una oportunidad de crear una identidad cultural y extenderla al mundo. Nuestro cine es muy bien considerado en todos los mercados y festivales", dijo Ludueña  y su colega de Argentores agregó: "Es bien visto en festivales y nuestra mirada interesa por la diversidad".

Desde las salas

Si bien la cinematografía nacional se ve opacada con estos fenómenos que vienen de los Estados Unidos, la cantidad de gente que pasó por los cines gracias a Toy Story reactivó un sector comercial. "Fue importante, se hizo una sinergia en lo que es consumo: patio de comidas, locales, se triplicó el caudal de gente, y eso genera", explicó Gustavo Duben, directivo de Catán Shopping, cuyo complejo cuenta con seis salas de cine tradicionales y tres 3-D.

Cada vez que una familia va al cine, se queda en el centro comercial unas tres horas promedio: "Pasean, van al patio de comidas, al de juegos, compran algo en un local, en el kiosko. En las jugueterías por ejemplo, decoran con globos de helio porque va a ir más gente".

"Es algo que se habla entre los que estamos en este negocio, esperamos lo que llamamos 'cañonazo', que triplican el caudal de gente, se levantan todas las facturaciones y te pueden salvar un año. Para nosotros, esto es lo mismo que El día del Padre para la industria textil. Veníamos medio de capa caída y con el consumo afectado y desde que saló esta película no para de venir gente", cerró el empresario.

Y así es, Natalia fue con su marido y sus dos hijos, Agustín  y Tomás de 4 y 2 y además de las entradas, consumieron en el kiosko y en la boletería: "Compramos cereales bañados en chocolate y una bolsa chica de pochoclos, gastamos más o menos 300 pesos". Algo similar a Pamela, que fue a ver la película con su nena, Anto de 3. Ellas aprovecharon una promo de 2×1 y compraron pochoclos y una gaseosa, gastando también unos 300 pesos.

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