Contar intimidades de famosos en general está relacionado a grandes primicias, pero en las pequeñas cosas está el gusto pícaro de esos detalles desconocidos que no siempre ocupan la primera plana a falta del título rimbombante que puede llegar a dar un embarazo, una separación, un romance oculto o una infidelidad. Esta nota se trata, justamente, de contar dos o tres situaciones más pequeñas, casi anecdóticas, del mundo privado de las celebridades, que no serían un título independiente en sí mismo, pero vale la pena contar.
El jueves por la mañana, en el Tigre, sorprendió una imagen. La de Natalia Oreiro y su pareja, el músico Ricardo Mollo, corriendo un tren. Habían ido al Mercado del Puerto de Frutos lindero al río Paraná, cita obligada de miles de personas, sobre todo los fines de semana, que van allí a comprar elementos para el hogar, algunos más hippies que otros. Mucho mueble de caña, mimbre o madera, pero también artículos de todo tipo. El paseo se disfruta de cualquier modo, y en los días laborales, al haber menos gente, también puede verse a personalidades conocidas que van en auto y se llevan de todo.
Pero Oreiro y su marido, padres de Atahualpa, juntos desde hace casi veinte años, de bajísimo perfil, fueron en tren. Y así se volvieron, en el Tren de la Costa que los acercó justo a la estación que da al Puerto de Frutos. Pero como casi pierden la unidad que pasaba por la estación Delta, corrieron por el andén con las bolsas de las compras a cuestas y sobre las 11 de la mañana aparecieron a toda velocidad para abordarla.
Una mujer famosa en muchísimos países del mundo, figura indiscutida en Rusia -donde la idolatran- y aquí mismo protagonista de tantísimos éxitos, allí estaba corriendo un tren cargada de sahumerios y varias chucherías, junto al líder de una de las bandas de rock más importantes de la historia en nuestro país, que acaba de lanzar un nuevo trabajo.
Ir a la casa de un famoso, para cualquiera, un motivo de curiosidad extra. No tendría por qué serlo, pero mirar cómo vive y qué tiene, su decoración, el tamaño de los ambientes; todo puede despertar un cholulismo especial, sea quien sea el que vaya: otro famoso o alguien que no lo es. Quienes fueron a la casa de Valeria Mazza no se llevaron una sorpresa por la majestuosidad de su hogar, que la tiene, por supuesto, pero sí por otro detalle, o una sumatoria de detalles, casi excéntricos, que la hacen única.
Está entre las diez figuras más importantes de nuestro país, aunque no sea mediática. La gran modelo internacional casada con Alejandro Gravier está en un sitio casi intocable de nuestras celebridades. Pese a poder ser centro de polémicas por algún dicho suyo, jamás se vio envuelta en mayores escándalos. Pocos son los elegidos que pasan la frontera de su hogar.
En una cena, otra primera figura invitada con parte de su familia a la residencia de los Mazza Gravier quedó impactada por el detalle: La V mayúscula, inicial del nombre de la modelo, en cada elemento del hogar. La vajilla, la mantelería, los elementos de decoración. Todo firmado con la V de Valeria en cada cosa presente allí. Hasta los empleados del servicio doméstico de su hogar llevan la V en sus delantales o sus uniformes. Y el caso más insólito, ver que el chef de su cocina, al acercarse a comentar el menú a los presentes, tenía en su corte de pelo, rapado en la nuca, la forma de la V en el corte realizado. Un gusto muy particular.
Otro caso es el de la bailarina Mora Godoy, muy mediática en estos tiempos. Figura internacionalmente conocida y referente del tango en nuestro país, ha bailado para el ex presidente de Estados Unidos Barack Obama, el presidente Mauricio Macri o personalidades destacadas del mundo entero. Este fin de semana festejó sus 40 años con una fiesta en la que bailó y homenajeó a sus invitados haciendo lo que mejor sabe.
Pero al ir a su casa, su sello también está en todas partes. Sin embargo, el toilette para visitas es el que más llama la atención. Mora Godoy tiene el cuarto de baño de recepción en absoluto auto-homenaje. Al entrar allí el invitado a su casa se encontrará con todo el lugar empapelado con fotos de la anfitriona. Detalle ególatra si los hay. Uno va a la casa de Mora Godoy, pide permiso para pasar al baño y allí se encuentra con… Mora Godoy. Imposible dejar de verla en todo momento. La autorreferencia es inevitable.
Así, la vida secreta de los famosos no siempre tiene por qué resultar llamativa por el lugar adonde vayan o con quién salgan. También por cómo eligen vivir. Seguramente tendremos nuevas entregas para contar más detalles desconocidos de las celebrities que pueden ser uno más de nosotros tomando un tren, o alguien tan inalcanzable como para ver su inicial hasta en la sopa.
SEGUÍ LEYENDO
La diferencia de edad ya no importa: las famosas eligen parejas más jóvenes