"Ya no queda voz, pero queda el canto". Como en su canción "Navegar", Emiliano Brancciari puso todo de su parte para que el show del miércoles en el teatro Gran Rex fuera único. Y lo logró. Pese a las dificultades vocales, el profesionalismo que logró desarrollar en los últimos años hicieron que eso no fuera más que una anécdota, un detalle para recordar que los artistas también son mortales.
La sencillez de No Te Va Gustar es parte de su encanto. La manera de aparecer en el escenario con las luces encendidas, el saludo de apertura, el "Buenas noches, Buenos Aires" de Brancciari con una sonrisa franca, la misma de hace 25 años, los acerca de un modo tan natural que no hay lugar para la histeria.
Los uruguayos vienen de varios sold out en su país y corren la misma (buena) suerte en Buenos Aires. Son siete las fechas en las que ya no queda un ticket (vuelven en agosto y para el 8 aún hay entradas) en el marco de la gira Otras Canciones 25 Años. Con esta serie de shows, NTVG presenta lo nuevo y lo de siempre, con la excusa de celebrar el cuarto de siglo en los escenarios.
"Nada fue en vano" fue el puntapié inicial, antes de que Emiliano, en su rol de cantante y director de orquesta, dijera: "Acá estamos en esta segunda noche para festejar los 25 años en Buenos Aires, gracias por el cariño de tantos años. Vamos a hacer canciones que no tocamos ayer y que no tocaremos mañana, ojalá nos vayamos todos muy felices".
Después vino "Religión pagana" y la explicación de Brancciari (nadie más de la banda habló) acerca de las novedosas incorporaciones femeninas. "Vamos a presentar a nuestras compañeras, Las Ángeles de Parker se llaman: Nikole Cedeño, Leticia Gambaro y Mint Parker", anunció el músico, entusiasmado.
Luego sonó "Al vacío" en una versión en la que la diferencia la hizo justamente Parker, que pasó de la derecha al frente de Emiliano. El líder (nacido en Argentina y uruguayo por adopción) quedó en segundo plano, sentado, mientras ella iba para adelante. Fue una gran apuesta la de los NTVG -banda netamente masculina- la de incorporar mujeres al escenario, sumando otro color de voces y talentos. Las músicas solo se fueron un ratito para "Te quiero más" y volvieron para "Me ilumina hoy".
El Gran Rex les quedó corto a los fanáticos que querían revolear algo, saltar un poco, bailar con el de al lado, en el estribillo de "Tan lejos". "No quiero quedarme sentado", cantaba Emiliano y las plateas recogían el guante justo hasta donde se lo permitían los agentes de seguridad del teatro. Como para recordar a los cientos de fans que los seguían atentos desde las butacas, de a ratos las luces de la sala se encendían por completo. Seguramente Brancciari y los suyos pudieron pergeñar su propia crónica, una de arriba hacia abajo, que hablará de caras de asombro, de alegría desmedida, de ojos llorosos y de celulares casi siempre apuntando sin piedad y sin descanso.
"Me ha atrapado una gripe y una fiebre… Espero poder llegar a completar el show, voy a cantar con el corazón, me pinchó la enfermera, todo. Les pido disculpas a ustedes y a mis compañeros, pero la fiebre es la fiebre", se disculpó el cantante haciendo un esfuerzo por sonar entero. Casi todos sentados, los músicos que completan la banda, Guzmán Silveira, Martín Gil, Pablo Coniberti, Diego Bartaburu, Gonzalo Castex, Mauricio Ortiz, Francisco Nasser y Denis Ramos, pusieron el corazón y el resultado fue impecable.
Lejos de un discurso panfletario, pero con una bajada de línea clara y sostenida en el tiempo, los uruguayos arrancaron con "Ilegal" (de Todo es tan inflamable, 2006) y una presentación a la altura: "Esta es una canción que hemos dejado de tocar en Uruguay y que espero que pronto la dejemos de tocar acá'". Todo en el mismo tono, la protesta fue con música y con luces verdes sobre el final. "Decisión a tiempo que cambia tu vida, no estás dormida y es la salida que te cuesta más". Para el cierre del tema, el público estalló con la consigna a los gritos "Aborto legal en el hospital" y un "te amo, Emi". "Yo también", respondió Brancciari. Y siguieron tan sobrios como siempre.
"Difícil" fue el tema elegido para concluir el primer bloque, sin despedida ni nada, tan solo la caída del telón y la llegada del intervalo necesario para ir al baño y no mucho más. La vuelta con "Clara", un clásico del disco Este fuerte viento que sopla (2002) puso toda la emoción al asador con Juan Subirá de Bersuit, como invitado. "El mundo me comió a mí" y "Paranoia" siguieron ya sin el plantel femenino, que volvería más tarde. Las palmas mientras arrancaba "Te quedás" vinieron solas y tras "Los Villanos" el infaltable "MMLPQTP" se coló sin pruritos.
En "Chau", Emiliano le cedió el protagonismo a Zoe Gotusso de Salvapantallas que aprovechó el momento y sorprendió con una exquisita interpretación en vivo. El falso final con "Cero a la izquierda" dio lugar a un mini intervalo y la vuelta con "Prendido fuego" puso a toda la banda de pie. Un último esfuerzo para la garganta de Brancciari que ya no podía más, pero quería. El final era un hecho aunque "No era cierto" fuera el tema elegido para cerrar la lista de temas de un noche helada, de las puertas del teatro para afuera. Adentro, el calor de "otras canciones" seguía entibiando la sala.
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