Ramiro tenía poco menos de tres años cuando Rodrigo Bueno, El Potro, murió en un accidente automovilístico. Los medios cubrieron la noticia, el ídolo era tapa de los diarios y el tema del día en los noticieros. Pero para aquel nene, el que se había ido no era el cantante, ni el joven carismático de ojos verdes que llenó trece Luna Park: aquel día él despidió a su papá.
"Rama", como sus amigos y familia lo llaman, que está a punto de cumplir 22 años, estaba en el auto con su mamá Patricia Pacheco al momento del accidente. Ambos resultaron ilesos, pero los heridas nuca se cerraron.
El joven periodista deportivo y futbolista habló con Teleshow sobre cómo vive el 19 aniversario de la muerte de su papá y sobre cómo lo que le contaron de él, el cariño de la gente y la música, lo ayudan a tenerlo presente y recordarlo, a pesar de la corta edad que tenía cuando a Rodrigo le tocó partir.
Hoy no serán día fácil para Ramiro: "Los 24 de junio son días complejos y complicados en cuanto a la carga emocional y anímica. Uno se hace muchas preguntas respecto a los por qué. Pero siempre hay que recordarlo con el mayor cariño del mundo. Hoy es una mezcla de emociones fuertes, desde la tristeza y el llanto de no tenerlo, hasta la felicidad y la alegría de haber tenido un padre tan bueno como fue él. Siempre lo recuerdo con una sonrisa, pero la verdad es que hoy metés las emociones en una licuadora y te puede llegar a pasar cualquier cosa".
Aunque no está físicamente, Ramiro siente muy cerca a su papá, que se le presenta en forma de señales: calcomanías, música de fondo en los negocios o en los autos. "Me pasa que si estoy pensando en él aparece una canción. Son mensajes que me manda y siento que me acompaña. Tal vez para un auto en el semáforo, yo tenía un mal día y se escucha un tema de él, eso es como que me diga 'dale, levantá la cabeza'", ejemplificó.
En la playlist de Ramiro el cuarteto tiene un lugar privilegiado, ya que es uno de sus ritmos preferidos. Incluso antes de hablar con Teleshow, había estado escuchando al Potro. Es que para él, es una forma de tener cerca a su papá: "Me pone feliz como vivía su música, tan aferrado a ella, la luchó siempre y quiso dejar el legado de su música, interpretaba sus canciones de una forma impresionante".
Pero su música no es la única forma de tenerlo cerca, también lo lleva en su piel. Hace unas semanas, Ramiro se tatuó en su brazo el dibujo de un caballo con un micrófono en honor al ídolo: "Siempre lo había querido hacer, ya tengo uno de mi mamá y después veremos si meteos algo más de tinta. Esto representa el amor y agradecimiento eterno que voy a tener hacia él".
Pasan los años pero Rodrigo sigue vigente, no solo a través de su música, sino en el corazón de la gente que lo quiere como hace dos décadas y Rama eso lo siente en cada posteo y comentario de afecto y cariño que recibe. Aunque como siempre en las redes sociales hay haters, él prefiere quedarse con los mensajes positivos y con la felicidad que le da saber que tiene un padre tan querido.
El Potro, ídolo y persona, era tan grande que es imposible describirlo en pocas palabras. "Era un gran tipo, con un corazón de oro. Humilde, carismático, siempre se preocupó pro la otra persona. Es un señor con todas las letras, un hombre, se lo ve en él y en su reflejo, en sus ojos", dijo mezclando los tiempos presente y pasado.
"Dejó todo por su música, por su gente, por dar un excelente show en el escenario y sobre todo, era todo un hermoso padre y un tipo de oro con todo el mundo. Estoy orgulloso, feliz y lo voy a amar de acá al día que me muera porque junto con mi vieja y mis hermanas son las mejores personas del mundo. Que la gente me lo recuerde con una sonrisa, es lo que más me llena el corazón, me dicen 'tu viejo fue el mejor' eso no lo cambio por nada", cerró.
Este año Ramiro volvió a jugar al fútbol, ahora está en la filial del Inter de Porto Alegre en Argentina: "Tengo ganas de darme esa revancha y dejar todo ahí". Además, es periodista deportivo y tiene su programa Invictos en el deporte, todos los martes y jueves desde las 20.00 en la radio on line 1925.
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