(Video: The Knack interpretando en vivo el tema "My Sharona")
"Seré el primero en admitir que somos la versión de los años 90 de Cheap Trick o The Knack, pero el último en admitir que no ha sido gratificante", escribió Kurt Cobain en 1992. Para la misma época, el líder de Nirvana también expuso una lista con sus 50 discos favoritos, entre los que se encontraba Get The Knack. Ese álbum fue una perla negra en la carrera del grupo californiano célebre por haber inspirado a Cobain, pero sobre todo por haber impuesto una de las canciones más escuchadas desde hace cuatro décadas.
The Knack se formó en mayo de 1978. Doug Fieger, Berton Averre, Bruce Gary y Prescott Niles fueron los responsables de crear un sonido novedoso, nada se escuchaba exactamente así por esos días. Tocaron por primera vez el 1 de junio de 1978 en el clásico Whiskey-A-Go- Go y la rompieron. No solo el público enloqueció, también la prensa local se mostró interesada en estos jóvenes tan frescos. No paraban de tocar, las salas se llenaban y los periodistas especializados los situaban entre Buddy Holly y The Kinks, incluso llegaron a presentarlos como los nuevos "Fabulosos Cuatro".
Para finales de ese año en el que habían debutado, una decena de sellos discográficos se los disputaban y Capitol Records ganó la pulseada. Fue el músico y compositor Mike Chapman el encargado de producirlos y quien potenció la magia de los shows en el estudio. Get The Knack se grabó en once días y costó 17 mil dólares, concentrándose en el set list que solían tocar en vivo y con poca post producción. La fuerza del álbum tenía un motor, My Sharona, el tema que iba a sonar en todos lados. Así nacía uno de los one hit wonder más escuchados de la historia.
Musa inspiradora
Aunque la grabación del disco costó poco, Capitol dirigió todos los cañones (de dinero) al marketing y la promoción. No quiere decir que el disco fuera malo -de haber sido así no hubiera perdurado- pero sí es real que esa inversión en publicidad explica por qué se hicieron famosos tan rápidamente. A los músicos de The Knack la espuma pronto se les subió a la cabeza y tanta fama repentina se les volvió en contra. La prensa pasó de compararlos con The Beatles a tratarlos de pedantes porque no querían dar entrevistas. Si hubieran sabido estos chicos de Los Angeles que la fama iba a durar tan poco, seguramente se lo habrían pensado mejor.
My Sharona era la reina de la lista, pegadiza, con un estribillo fácil y un ritmo imposible de olvidar. La historia de la canción conduce directamente a Fieger, que tenía 25 años cuando en 1978 entró en un local de Los Ángeles. Allí lo atendió la bonita Sharona Alperin, una joven de 17 que lo cautivó en el momento, pero que tenía novio y ningún interés en el rockero (que también estaba en pareja).
El músico se obsesionó con Sharona y llevó su nombre hasta la sala de ensayo, donde el guitarrista Berton Averre la acopló de inmediato a un riff de guitarra que tenía en mente hace tiempo. Doug intentó llevar a la joven a un ensayo, mientras le declaraba su amor con la canción, pero Sharona se asustó y lo metió en el freezer por unos cuantos meses. Habían escrito una canción con su nombre, era halagador, pero no era normal.
Pasó casi un año hasta que Doug logró conquistar a Sharona. Ambos dejaron atrás a sus parejas y se fueron a vivir juntos. La relación duró casi cuatro años en los que fueron inseparables, compartían la casa y las giras. Fama, dinero, reconocimiento… Era innegable que Sharona solo había traído suerte a la vida de Fieger y The Knack.
Él le dedicó su tiempo y su atención hasta que otros intereses no deseados se apoderaron de su voluntad. Los excesos propios de una estrella de rock llegaron para quedarse y entonces la musa decidió irse. Alperin dijo en ese entonces que ella quería ser su propia Sharona. Y lo iba a lograr.
Ella
De musculosa blanca y sin corpiño, la tapa de Get The Knack también la tiene como protagonista a la joven Alperin. La chica les dio todo, hasta la resurrección, cuando en los 90 los Knack volvieron a la vida en la banda sonora de la película de la década, Reality Bites, con Winona Ryder y Ethan Hawke. Obviamente el tema elegido, el único, fue My Sharona.
Después de separarse, Doug y Sharon estuvieron años sin hablarse, hasta que se reencontraron y volvieron a juntarse, pero esta vez como amigos. La relación se mantuvo hasta el 14 de febrero de 2010, día en que el músico falleció después de luchar contra en cáncer. La musa inspiradora, la chica de la tapa, el símbolo de los 80 había evolucionado y ya tenía una nueva vida.
"Oh, Dios, casi todos los días, en cualquier momento, alguien escucha mi nombre. Y cuando me presento me preguntan 'Como My Sharona'? y en seguida se disculpan 'perdón, te lo deben decir todo el tiempo', contó hace poco la mujer del nombre famoso, en una entrevista para el The Wall Street Journal. Alperin le hizo ganar mucho dinero a The Knack en su momento y ahora lo gana ella, también con su nombre, pero de otro modo.
Sharona Alperin se convirtió en una exitosa agente de bienes raíces en Los Angeles, California, el mismo lugar donde hace 40 años se encontró con Doug Fieger en el local de ropa que ella misma atendía. En la actualidad, su inmobiliaria se llama justamente "My Sharona", lo que demuestra que el nombre sigue rindiendo sus frutos aunque cambie de rubro.
La banda que se deshizo y volvió en los 80 sacó algunos discos más, metió algún que otro tema en los rankings, pero nunca pudo ni acercarse a lo que había logrado con aquel hit. En 1997, The Knack volvió a las andadas para formar parte de dos discos homenaje: uno para Badfinger y el otro para Bruce Springsteen. La formación original nunca más podrá repetirse ya que Bruce Gary murió el 22 de agosto de 2006 y Fieger le siguió en 2010.
My Sharona sigue sonando y la web oficial de The Knack continúa online. Allí es donde pueden leerse unas palabras que el mismo Fieger escribió y que pintan de cuerpo entero una banda, un estilo, un hit: "Ya hemos tenido el éxito que soñamos. Pero nunca hemos hecho nuestra música con ese objetivo. Tocamos porque esta es la única música pop que vale la pena hacer: divertida y triste, tonta e inteligente, explosiva pero dulce, sarcástica pero vulnerable. No se trata de ser cool, sino de ser tonto y pasarlo en grande. No inventamos esto, pero es lo que hacemos".
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