Ricardo Montaner: "En Venezuela la diplomacia ya no alcanza"

El músico habla de la situación de su país y de la xenofobia que sufren los venezolanos. Pero además, con un nuevo álbum en las gateras, repasa las más de tres décadas de amor con su mujer, cuenta que de chico lo discriminaban por ser "gordito", y explica cómo la música lo ayudó con la autoestima: "Tenía complejo de feo", confiesa

Guardar

A solas con Teleshow, Ricardo Montaner

Es cierto que el amor se celebra todos días. Pero Ricardo Montaner también lo celebra en sus canciones, aquellas que incluyó en su vigésimocuarto, de nombre homónimo: Montaner, que cuenta con hits como "Qué vas a hacer" y "No me hagas daño". Allí, el músico le canta a su mujer, Marlene Rodríguez Miranda, con quien compartió más de la mitad de su vida.

El artista argentino-venezolano se presentará el jueves 20 y el viernes 21 de junio en el estadio Luna Park. Para el show del viernes las entradas ya están agotadas, pero para el del jueves aún se pueden conseguir por ticketportal.com.ar.

—30 años de matrimonio…

—Lo que pasa es que si tú lo ves desde el principio como "qué difícil es llegar allá", muy probablemente ni te lo planteas. Simplemente, a la vida hay estar disponible para vivirla. Y cuando tú te casas estás seguro del amor que tienes por tu pareja, pero al mismo tiempo hay ciertas incertidumbres. Cuando nos casamos se suponía que no nos parecíamos, que mi estilo de trabajo no era compatible con el tipo de persona con la que Marlene pensaría que iba a estar durante toda su vida.

—¿Por qué no eran compatibles?

—Ella era muy jovencita, acababa de graduarse en Comunicación Social y trabajaba en la compañía de discos donde yo estaba firmado. Su papá trabajaba en un poderosísimo medio de comunicación en Venezuela y estaba acostumbrada a ver gente de televisión, y veía que los artistas jamás terminaban bien una relación, siempre se divorciaban, siempre había un rollo. "Jamás en la vida me voy a juntar con un tipo que tenga que ver con el medio del espectáculo", decía ella. Y llego yo, con dos hijos a cuestas, un matrimonio previo. O sea, tenía todas las fichas compradas para que no resultáramos. Sin embargo, apostamos. De eso se trata el matrimonio.

"Bésame", de Ricardo Montaner

—¿Sentís que te perdiste algunos momentos importantes con tu familia por tu estilo de vida?

—Probablemente, probablemente… Pero, ¿sabes qué? A diferencia de otros colegas que he visto muy cerca, he vivido la calidad de la relación y del tiempo, y he vivido la posibilidad de llevármelos conmigo. Por ejemplo en el caso de Mau, Ricky y Eva Luna, que eran los más chicos, nos acostumbramos con Marlene desde que nos casamos que cargábamos con los muchachitos y nos íbamos de gira. Estábamos tres meses dando vueltas por todo el país y los niños venían con nosotros.

—¿Qué fue lo que más te costó cuando comenzaste tu carrera?

—Yo era un tipo muy vergonzoso, toda mi vida he sido muy tímido. Entonces, subir a una tarima requería de dominar los nervios de manera importante, me asustaba mucho.

—¿Cómo lo venciste?

—La música te ayuda a todo; inclusive, te embellece. Si tienes algún complejo, a través de la música se te quita. Yo pensaba que era muy narigón, que era horrible, y me dejaba crecer el pelo muy largo para taparme. Recuerdo que yo usaba lentes de fórmula, me los ponía muy grandotes para taparme la cara porque tenía complejo de que era feo. Yo primero tocaba la batería primero, y por accidente me tocó levantarme a cantar porque el amigo mío que cantaba se enfermó. Cuando me levanté, empecé a mirar a unas niñas que estaban ahí, mirándome cantar, y por primera vez noté la sonrisa de unas muchachas con mis 14 años. Ahí me di cuenta de que la música embellece. Y que a través de la música uno puede caerle bien y serle simpático a la gente. Empecé a dominar todos mis complejos a través de la música.

—¿Hoy, ya lo superaste?

—Siento que sí.

 

Ricardo Montaner conversando con Infobae

—¿Durante muchos años tuviste esos pensamientos?

—Lo peor es que son en la etapa de la adolescencia, cuando está el bullying, donde está presente todo eso que en aquella época se veía como normal: hoy en día son titulares, pero en aquella época el bullying era tan normal como ir al cole. Entonces, eso me ayudó mucho: a vencer los complejos. La música te embellece, la música sana, cura.

—¿Llegaste a sufrir bullying?

—Claro. Sí, sí. Yo era gordito y desde chiquito se burlaban de mí en el cole, me decían chanchito. Sí, era horrible. Pero todo eso lo superé gracias a la música.

—Te cambio de tema. ¿Alguna vez imaginaste que Venezuela iba a estar pasando por este momento?

—No. ¿Sabes qué pasa? Que la gente cae en la trampa porque no se imagina… Cuando le dicen la gente: "Ten cuidado, no vaya a ser que te conviertas en lo que pasa en Cuba"; uno dice: "No, aquí no va a pasar eso". Y ese era el terror que había en Venezuela, que este tipo (por Nicolás Maduro) tiene ideas que pueden llevar a que Venezuela se convierta en Cuba. Y nosotros decíamos: "No, nunca va a llegar eso. Nosotros somos más inteligentes, nosotros somos no sé qué, jamás nos podría pasar eso". Y mira, ahorita pasó de crisis humanitaria a catástrofe humanitaria. Es algo que nadie podría haber calculado jamás.

—¿Crees que los otros países de América Latina son conscientes de lo que sucede ahí?

—Creo que, a pesar de que el vecino está pegándole a los familiares, los están escupiendo, maltratando, los tiene encerrados, a pesar de todo eso que ves en casa del vecino, tú dices: "No, pero eso aquí no va a pasar". Y es un error. Mira, cuando (Hugo) Chávez llegó al poder mi suegro, que tuvo que salir corriendo de Cuba, huir de la dictadura cubana, se apareció una mañana en casa y me dijo: "Tengo que hablar contigo". Mi suegra se había ido al cielo hacía un año y medio antes, y en ese ínterin Chávez llegó a la presidencia. Vino mi suegro a casa y me dijo: "Necesito que se muden, váyanse a vivir a otro país, porque lo que viene es lo que pasó en Cuba, y van a tener que salir corriendo". "No, porque nosotros no vamos a vivir lejos de ti", le dije. "Les prometo que voy a ir en cada cumpleaños y cada vez que pueda voy a brincar a vivir donde ustedes estén. Búsquense un destino y yo voy a ir", me respondió. Nos fuimos a vivir a Miami. Y mira lo que pasó. Tenía tanta razón…

—¿Qué tiene que pasar para que vuelva la democracia?

—Cuba se quedó adormecida, y con el régimen ya enquistado, sacarlo de raíz es prácticamente imposible… De hecho, son más de 60 años: los cubanos que hoy están vivos prácticamente no han vivido en democracia. Han vivido en dictadura desde que nacieron, entonces no conocen otra posibilidad, ¿me entiendes? Entonces, ¿qué tiene que pasar en Venezuela? Antes de que sea tarde y antes de que se quede enquistado ese virus, ahí hay que erradicarlo. ¿Cómo? Bueno, todo el mundo habla de la política, la diplomacia. No, llega un momento en que la diplomacia no alcanza. Mucha conversación, vamos a Oslo, vamos aquí, vamos allá… Olvidate, eso no va a pasar. En Venezuela la diplomacia ya no alcanza. Cuando un Estado no es un régimen como tal sino un narco Estado, ya la cosa tomó otro tipo de carácter. Y si a eso le agregas que hay involucrada guerrilla, muchas cosas pasando al mismo tiempo que hacen que sea un poco un país anárquico, entre comillas, donde hay seres humanos que están pasando las de Caín.

Ricardo Montaner en el Venezuela Aid Live

—¿Todavía hay familia de ustedes viviendo ahí?

—Sí. No tienen que contarnos nada, porque aunque no vivamos ahí lo vivimos, lo vivimos.

—¿Qué te genera leer las noticias que llegan de Venezuela?

—Las noticias que apenas trascienden. Ustedes son una gran ventana: Infobae se las ha arreglado para hacer eco de lo que sucede allá, cosa que nosotros jamás olvidaremos. Ustedes, NTN 24, CNN, se han convertido en la voz de auxilio del pueblo de Venezuela. Acabo de iniciar una campaña, Todos somos migrantes, que emprendí con la OEA (Organización de los Estados Americanos) y PADF (Fundación Panamericana para el Desarrollo). Es una campaña donde intentamos reivindicar al migrante venezolano, a todos los migrantes en realidad, pero hemos emprendido la campaña fijándonos primero que nada en los cuatro millones de migrantes venezolanos que ya hay regados por el mundo. Quiero que me ayuden a difundir esto de que el prójimo debe ser para nosotros tan importante como nosotros mismos, y que que no debemos permitir que haya brotes de xenofobia, para evitar que se radicalice y que luego sea imposible sacarla.

—¿Qué mirada creés que tiene el mundo del venezolano?

—Hay países puntuales en donde se ve con palabras de odio a través de redes sociales, y también físicamente, hacia el venezolano que llega; hay testimonios, hay muchos videos que me mostraron. Y ya es tan notorio que amerita tomar acción. Tu padre es un migrante, todos en algún momento en nuestra Iberoamérica hemos sido migrantes. Somos nietos de inmigrantes. Entonces se nos olvida, y creemos que esto es nuestro y aquí no se mete nadie. Y no es cierto. En verdad, todos somos migrantes.

Guardar