Lucho Avilés, el hombre que hizo del chimento una forma de vida y una profesión

El periodista, nacido en 1938 en Montevideo, fue un pionero en lo suyo y creó ciclos de televisión inolvidables. Hombre de carácter fuerte, los escándalos no fueron ajenos a su carrera

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Por Susana Ceballos

Lucho Avilés
Lucho Avilés

El reconocido periodista uruguayo Lucho Avilés murió este sábado a los 81 años por un infarto masivo. Estaba almorzando con amigos en la Asociación Argentina de Caza y Conservacionismo, en Belgrano, cuando se desvaneció.

Nacido el 30 de abril de 1938 en Montevideo, Luis César Avilés Volante -tal su verdadero nombre- creó ciclos de chimentos inolvidables, como Indiscreciones, que llegó a registrar 30 puntos de rating, una cifra inalcanzable hoy día para cualquier programa, sin importar horario ni canal.

Los comienzos de su carrera fueron en Montevideo. Avilés conducía un programa en la televisión uruguaya a la par que estudiaba abogacía. Pero entabló una amistad con dos periodistas argentinos, Luis Pedro Toni y Coco D'Agostino, redactores de la contratapa con chimentos en el diario La Razón de la Argentina, que cambiaron su futuro profesional. El director de Crónica, Héctor Ricardo García, les pidió que se pasaran al diario pero ellos no aceptaron y le recomendaron a Avilés para el puesto. Fue así que se reunieron los cuatro en un restaurante de Avellaneda.

En ese encuentro nació la sección La pavada del diario Crónica y la excusa perfecta que precisaba Avilés para instalarse en nuestro país. ¿Por qué excusa? Porque en ese momento el periodista estaba perdidamente enamorado de la actriz Inés Moreno, a la que había conocido en Montevideo, y con la que había comenzado un romance.

Instalado en Buenos Aires, Avilés logró sus dos objetivos: hacerse conocido por su trabajo e iniciar la convivencia con Inés Moreno, con la que estuvo doce años.

Lucho Avilés murió a los
Lucho Avilés murió a los 81 años

Su comienzo en la televisión argentina fue en 1969 cuando Pinky, una de sus grandes amigas, lo llamó para hacer micros en Feminísima, en el viejo Canal 2 de La Plata un programa de ella. Junto a ella también estuvo al frente de El pueblo quiere saber, un prestigioso ciclo de entrevistas que ya había realizado en Montevideo y replicó en Buenos Aires.

"En el año '69 se me ocurrió inventar un programa que se llamaba El Juicio del gato, un entretenimiento periodístico, en el que se invitaba a una figura, se la juzgaba toda la semana y el viernes un jurado del público la absolvía o lo condenaba, con un gato blanco o un gato negro", contó en el programa Secretos Verdaderos. Sin pensarlo -o sí- el periodista todo terreno comenzaba poco a poco a darle su lugar a otro: el chimentero.

Avilés encontró en el mundo del espectáculo un espacio que atrapaba a las audiencias. Hasta su irrupción la única la gran referente del periodismo de chimentos en la tele era Valentina Gestro de Pozzo, más conocida como la Tía Valentina, que se destacaba por contar sus noticias en tono coloquial pero se ufanaba de "no meterse en cama ajena".

Pero con Avilés surgió un estilo de periodismo más espectacular que del espectáculo. Fue uno de los primeros en armar un programa con un conductor secundado por panelistas que brindan información sobre actores, actrices y personajes públicos pero también especulaban, opinaban y peleaban. Un grupo de profesionales al que muchas veces los límites entre información y rumor, verdad o mentira se le desdibujaban.

Lucho Avilés con Alejandra Pradón en "Indiscreciones"

En la década del '90 Avilés condujo Indiscreciones, el programa que lo llevó a la fama masiva. Estuvo en distintos canales (Telefé, Canal 9 y ATC) y también con distintos panelistas Susana Fontana, Adriana Salgueiro, Jorge Rial, Marcela Tauro, Marcelo Teto Medina, Marisa Brel y Daniel Gómez Rinaldi

Con Susana Fontana construyó una amistad sólida y fuerte. Cuando la periodista falleció, víctima de un cáncer, un conmovido Avilés dijo en el inicio del programa Convicciones: "Lo que no quiero decir es que la función debe continuar. Estamos acá porque nos gusta hacer el programa. Hoy no teníamos ganas de hacerlo, pero se debe hacer. Si después de estar 40 años trabajando juntos algo aprendí de Susana es que ella no perdonaría que no se hiciera el programa".

Sin embargo y pese a lo que muchos podían llegar a considerar, Avilés tenía un límite claro en la lucha por el rating. "Deshacer un hogar o afectar a menores de edad", advertía sobre su manera de abordar las noticias que involucran a la farándula. "Tampoco soy de tener escándalos o polémicas públicas. Si disiento con alguien, será alrededor de una mesa".

La Mona Jiménez con Lucho Avilés en "El pueblo quiere saber"

Hombre de carácter fuerte y muchas veces al límite del maltrato eran famosos y temibles sus enojos con el equipo de producción si algo no salía como había pedido. En esos momentos su hablar pausado y elegante, se transformaba en otro hiriente y mordaz.

Caballero y seductor, luego de su gran amor con Inés Moreno se enamoró de María del Carmen. Se conocieron en 1974 y se casaron diez años después. El periodista la describía como una mujer "excepcional, aparte de ser inteligente y muy bonita. Es celta, o sea, es alta, blanca y delgada. Es muy sensible también".

En una entrevista con Luis Ventura admitió que tuvo un romance con la talentosa Nélida Lobato. "Duró mucho tiempo, un año. Pero yo estaba casado con Inés, por eso sabíamos que no duraría demasiado", contó.

Una de las peleas al aire de Lucho Avilés: en este caso, con Andy Chango

Uno de sus momentos más polémicos lo protagonizó en Convicciones cuando ante la situación de los cartoneros que recogen la basura en la calle afirmó que la solución era "poner granadas en las bolsas de basura y los tipos abren y les explota: andá a cagar, les voló la cabeza". Su enojo era porque "cuando voy al sastre en la calle Marcelo T. Alvear me los tengo que cruzar y me demoran en el tránsito". Por sus dichos fue denunciado y obligado a entregar libros y un globo terráqueo a escuelas donde asistían hijos de cartoneros.

Del movimiento feminista también opinó que "hay una aceleración un poco tonta de parte del feminismo, todo en su medida y armoniosamente, el lenguaje inclusivo me parece estúpido, que le vamos a hacer, son males de este siglo 21 que ha venido a empeorar las cosas".

En los últimos años, también se mostraba crítico con la televisión actual en la que alguna vez reinó: "No hay programas de espectáculos. Son programas de polémicas, de controversias entre distintas vedetongas, de hacer pelear al que está en el piso con el que está en el móvil. Pero yo no veo que vayan a ver espectáculos de teatro, o que vaya a ser entrevistada Virginia Lago, por ejemplo", decía Lucho, quien miraba poca televisión porque solía ir a cenar afuera con amigos y agregaba "la televisión evoluciona como la realidad misma. En nuestro país, la realidad misma no está evolucionando y la tele tampoco. Se han convertidos en programas polémicos de controversia".

De sus colegas "chimenteros" opinaba. "A Viviana Canosa la quiero y a Jorge Rial lo respeto, pero es muy difícil que veas una entrevista a un actor hablando de una obra teatral. Se convirtieron en programas de controversia".

En diciembre de 2012, con 73 años, el hombre que se autodenominaba "pionero" decidió alejarse de la televisión (su última conducción fue en el cable, con Convicciones) para priorizar su salud y dedicarse a la escritura.
Pese a las críticas y polémicas, Lucho Avilés hizo escuela. Fue el rey de un tipo de periodismo que para bien o para mal algunos detestan pero muchos aman o imitan.

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