Nathy Peluso, en los estudios de Teleshow
Con apenas 24 años, Nathy Peluso es una de las figuras de la música urbana en español. Nació en Lujan, pero vivió gran parte de su vida en España. Su música transita como un mix entre el hip hop, el jazz, la salsa y los ritmos brasileños- Y su estilo, un viaje a los noventa más genuinos.
Los jóvenes la admiran porque se muestra natural, sin busca encajar en los estereotipos. Se viste de una manera relajada, no usa mucho maquillaje, y destaca que le encanta comer. Con más de 400 mil seguidores en Instagram, su mensaje siempre es el mismo: ser auténtica.
—Contame todo el esfuerzo que hay detrás de tu trabajo…
—Sí,mucho esfuerzo, un trabajo de hormiguita de muchos años. Es lo que amo y me hace muy feliz, aunque me desborda de trabajo. Es continuamente estar fraguando algo muy inmenso, y fuerte emocionalmente.
—¿De chica soñabás con esta vida?
—Siempre supe que iba a estar relacionada con el arte, aunque no sabía de qué manera: con la música, con el teatro, con la danza. Poco a poco los caminos me fueron llevando al mundo de la música.
— ¿Adónde estabas hace cinco años?
—Estaba estudiando una carrera de teatro físico, y laburando de camarera para pagar los estudios. Era una vida bastante difícil, muy sacrificada, pero era muy feliz porque estaba descubriéndome como artista. Y en ese descubrimiento fue apareciendo ese éxito de la música. Entonces, yo creo que lo que realmente nos lleva adonde tenemos que estar es conectarnos con nosotros mismos.
—¿Y vos cómo lo lograste?
—Con mucho trabajo: por más que creas en algo, si no laburas muy duro… Y siempre rodeándome de gente que confía en mí y me aporta cosas, aunque sea chiquitas, ya sea amor, porque el amor es muy necesario. Y también profesionalidad. Siempre tuve muy claro lo que quiero, y ser jefa de mi propia propuesta me ha dado mucho poder en mi trabajo, mucha libertad a la hora de elegir lo que quiero hacer, y mucha determinación, mucho sabor propio.
—Se te ve una mujer real, que no sigue los cánones típicos de belleza.
—Mi propuesta siempre ha sido muy libre, y eso hace que la gente conecte con mi música. Siempre tuve por bandera la sinceridad y la naturalidad: no pretendo construir un icono inalcanzable, un icono cortado por cosas predeterminadas que nos enseñan. Intento ser yo, con mis virtudes y mis defectos. Y mi público se identifica con mi música desde un punto que va más allá de lo que transmite una canción, sino con esta artista que los reconecta con mi condición humana, con mi condición imperfecta, y que admiran porque yo soy como ellas.
—¿Lo planeaste?
—No es algo que yo haya planeado, nunca dije: "Ah, voy a construir esta figura". Siempre fue de una naturalidad absoluta, como viví toda mi vida. Los artistas de esta generación podemos liderar nuestro proyecto desde una libertad diferente. No viví en otra época, pero intuyo que atravesamos una efervescencia artística, una estética musical que nos permite romper muchos parámetros preestablecidos.
—En tus letras hablás mucho de la comida.
—Me encanta la comida. Me aporta mucho placer, mucho disfrute, como el sexo. Entonces, ¿por qué no incluirla en mi música, que es lo que me resume como artista y como persona? Pero también en la comida reside la ironía, esa risa a la industria no sé si musical, comercial de no poder incluir determinadas cosas por miedo a que no se entiendan o miedo a quedar raro. A todos nos gusta la comida, todos comemos para vivir, y si puedo llegar a plantear a la comida como algo poético, como algo racional pues, ¿qué mejor?
—¿Cuándo te fuiste a vivir a España?
—En 2004. En ese momento en mi familia creyeron tenían que hacerlo y yo les agradezco. Siempre velaron por lo mejor para mí y para mi hermana.
—¿Y cómo fue llegar ahí?
—Como siempre estuve muy rodeada de amor por mi papá y mi mamá, no lo recuerdo como algo muy duro. Pero sí fue un paso de mi camino que me puso adonde estoy hoy. Las complicaciones que pude llegar a sentir, como el desapego o la soledad, por ser una chiquita que se separa de todos sus amigos y tiene que empezar de nuevo con su familia, me enseñaron a ser quién soy hoy. Y haber pasado la mitad de mi vida en Europa me hace apreciar mi cultura de otra manera, quizás con más nostalgia de la que tenemos los argentinos, que ya es mucha.
—¿Te adaptaste fácil?
—Más o menos. La inmigración es algo muy groso, y más para alguien chiquito. Eso es lo más duro: que te recuerden siempre que no sos de ahí. Peor ya estoy muy agradecida con todos los lugares donde he vivido porque al final siempre he logrado formar parte y siempre ha habido ángeles que me han recibido y me han dado amor. Cuando llegué a España me relacioné con muchísimos latinos, inmigrantes, claro: colombianos, ecuatorianos, argentinos, uruguayos. Cubanos, un montón; estaba en un coro de cubanos. Entonces conformas un dialogo humano que te enriquece mucho porque son culturas tan distintas, coexistiendo en un país que no es el de origen y aprendiendo juntas.
—Y todos estaban en la misma situación, y eso quizás haga que sea más fácil.
—Todos teníamos papás que habían inmigrado y la pasaban duro, y todos nos sentíamos afuera, pero estábamos adentro, y estábamos ahí, ese era el momento. Yo agradezco a la vida que me ha puesto siempre en esas situaciones porque es lo que me hace ser fuerte, me hace tenerla clara.
—¿Y todas esas compañeras de España que ahora te ven con un montón de seguidores teniendo éxito en lo que hacés?
—Te soy sincera: me relaciono con gente del laburo, no tengo mucho tiempo para mantener las relaciones de antes. Pero las pocas personas que siguen son esos amigos de verdad que se alegran mucho de que yo pueda formar parte de un presente musical, social e inspirar, porque ellos saben que tengo algo muy fuerte en el corazón que necesito contar y necesito compartir. Mis amigos de verdad son muy pocos: la gente no suele alegrarse mucho cuando te va bien.
—¿Hay mucha envidia?
—La gente a veces no disfruta del éxito ajeno. Hay mucha envidia en la sociedad en general, y hay que aprender a convivir con eso y rodearse de gente que tenga amor para darte. Hay personas así. Yo no hago música por mi ego, ni para ser famosa, ganar plata o ser superior, sino que hago música porque siento que hay algo arriba que me manda a hacerla, y porque quiero demostrar algo de mi persona.
—Qué bueno que lo tengas tan en claro porque es fácil contaminarse.
—Es difícil. Y es un aprendizaje porque nadie te prepara, nadie te enseña cómo liderar un proyecto grande y recibir todos esos estímulos. Pero todos somos humanos, tenemos errores, nos podemos equivocar y confundirnos, sobre todo con tanta parafernalia y tanto estímulo…
—Con tantas redes sociales…
—Está bien jugar un poquito con el ego dese las redes sociales porque al final es uno el que se muestra. Pero a la hora de crear, de subirme a un show, de conectarme con mis fans, a la hora de componer, de meterme en un estudio o de dar una entrevista, yo no intento demostrar mi ego. Cuando te comparan con otros artistas, ahí lo que están intentando joder es tu ego, y a mí me resbala. Querés joder mi ego, pero mi música está intacta.
—¿Qué buscás transmitir?
—Estoy conectando con el poder femenino, con toda una serie de situaciones con los hombres. Me he rodeado de mujeres…
—¿Qué te pasó? ¿Algún problema de pareja?
—Cosas de amor, ¿viste?, que te hacen apoyarte en las mujeres. Es una misión poder rodearse de mujeres que se admiren entre ellas, que no se contaminen con el ego, la envidia, la competencia, porque la sociedad nos ha impuesto muchas veces generar competencia entre nosotras, y eso es algo que tenemos que romper.
— Es muy importante, es lo que decís la ansiedad te lleva a esto de competir o la envidia o a ella le va mejor que a vos, tené cuidado, te va a robar el puesto, Esos dichos populares que en realidad…
— Es cien por cien la misma industria continuamente quiere generar una competencia entre personas que se dedican a lo mismo, bueno, cualquier boludez que se pueda hacer para generar una competencia hoy en día, yo creo, que está fuera de lugar, porque estamos viviendo un momento tan fructífero a la hora de relacionarnos como mujeres, a la hora de apoyarnos, a la hora de construir ese presente de compañerismo que la industria, los medios o el público genere una competencia no da ninguna relación. Entonces hay que decidir.
—¿Qué aprendiste este tiempo?
—Lo más importante es estar enamorado de uno mismo. Y es algo que estoy descubriendo, que estoy aprendiendo: sentir amor por una. Hay que cuidarse, quererse, admirarse, hay que darse lo que uno necesita. Una vez llenado eso podemos estar preparadas para cuidar el amor y la pasión de otra persona. En una relación de pareja puedo llegar a fijarme demasiado en esa persona y olvidarme de mí. Me di cuenta de eso.
—Por tu estilo de vida, ¿te cuesta conseguir pareja?
—Sí, pero ahí es contra lo que hay que luchar. Es verdad que a veces puede llegar a intimidar el poder de mover a mucha gente… Yo quiero tener completamente presente que soy una persona normal como cualquier otra, quizás con cosas distintas a otros laburos que requieren más tiempo, moverme por más ciudades o enfrentarme a situaciones de mucha presión. Pero al final soy una hermana más. Y deseo amar y deseo ser amada como otro hermano más. Y al final, en la cama, somos todos humanos: en pelotas, con hambre, con sed. Todos dependemos del agua, sino nos morimos.