Sabina y Serrat, juntos con Infobae: "Nos gustaría que las elecciones sirvieran para cerrar esa grieta que tanto daño le hace a la Argentina"

Los artistas hablaron de su nuevo espectáculo, sus vidas, su salud, las redes sociales y la situación política de Argentina en un encuentro reflexivo en Madrid

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Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina en diálogo con Infobae

Son dos leyendas de la música. Sus canciones marcaron la vida de varias generaciones y nuevamente están trabajando juntos en un espectáculo que los traerá a la Argentina, excusa para una charla entrañable con Infobae.

Joaquín Sabina fue el anfitrión en su casa de Madrid, ubicada en la plaza Tirso de Molina, en el edificio de la Calle de Relatores. Es una casa de cuatro pisos, hay  una biblioteca enorme y muchos cuadros… Se respira tabaco y alcohol.

Cuenta que sale poco a la calle, casi nada, salvo para comprar comida o visitar a su médico. No tiene redes sociales, celular, ni computadora. Tampoco maneja. Dedica sus horas a leer y escribir canciones. Se engancha con maratones de series policiales en la TV. O simplemente pasa el tiempo con sus seis gatos. Hace 40 años que fuma tres atados de tabaco por día; el whisky y el tequila son sus mejores amigos, siempre lo acompañan.

Su amigo, Joan Manuel Serrat, es considerado el poeta de las grandes cosas. Luego de ganarle a varias enfermedades luce impecable, más lúcido que nunca y de muy buen humor. No se queja cuando fuman al lado de él pese a haber superado un cáncer de pulmón. La clave de estos años ha sido su fortaleza mental.

A siete años de su último espectáculo juntos, Dos pájaros contraatacan, la dupla de cantautores españoles volverá a presentarse del 2 al 8 de noviembre en Buenos AiresLa gira sudamericana también incluirá a Montevideo y Santiago de Chile.

— ¿Como ven la Argentina hoy?
JS — Mira, yo estos días estoy leyendo lo mismo que muchísimos argentinos, el libro que una argentina amiga me ha traído, el de Cristina. No te voy a dar una opinión política porque no puedo, ni debo, ni quiero. Sí te diré que nos preocupa Argentina tanto como nos preocupa Cataluña,  España o Madrid porque nos sentimos muy cerca de esa gente con la que hemos vivido cosas imborrables. Y otra vez está pasando ese ciclo de siempre que es que después de un gobierno no peronista se cae todo, ¿no? Yo no sé por qué sucede ni tengo las claves. Sí te diré que estamos preocupados como tú o como cualquier argentino.


JMS —  A mí me gustaría que estas elecciones, que son siempre un momento en el que la gente tiene la posibilidad de expresarse claramente y de una manera amplia y democrática, sirvieran para cerrar un poco esta brecha.

JS — Quitar la grieta.

JMS — Cerrarla un poquito más sabes. Porque esto ya de un día a otro no va a ocurrir. Que no hubiera enemigos sino adversarios, que no es lo mismo. Que estas elecciones sirvieran para eso, para cerrar un poquito la brecha esta tremenda que se ha abierto estos años. Esto que hace, que ha hecho mucho daño en la Argentina, mucho daño, un daño tremendo a la Argentina familiar, a la Argentina social, a la Argentina de la calle, que ha separado familias, que separa amigos, que desune familias. Y que los que se encuentran razones para despreciar siempre al diferente, al que piensa distinto a ti, al que…
Seguro que ha habido gente en esto que tiene mucha responsabilidad, gente malintencionada que lo ha fomentado y que sigue fomentándolo. Pero también hay gente bienintencionada, gente que estoy seguro de que está por entender bastante, que debe entender que no siempre el que piense diferente a ti es tu enemigo. Que no es que piense distinto a ti y no lleve razón. Que no es que porque piense diferente a ti va directamente contra ti. Esto no es así. Entonces que solamente es otro que piensa distinto a ti y una sociedad libre se basa en una sociedad plural. En eso se basan las sociedades libres. Incluso Argentina tiene ejemplos de que los políticos son capaces de entenderse siendo ideológicamente muy distintos pero perteneciendo al mismo grupo electoral. 
JS — No es verdad que cualquier tiempo pasado fue mejor, como mucha gente tiene en Argentina una añoranza de un pasado que yo no estoy seguro de que fuera tan hermoso como ellos lo piensan. No olvides que en Europa en el siglo XX hubo dos guerras mundiales atroces. Hace 60 años que no sucede ¿no? Algo es algo.  

Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat en Madrid
Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat en Madrid

— Joan, usted hace mucho se definió como un hombre de izquierda, ¿qué es ser un hombre de izquierda?

JMS — Bueno, yo diría que todas las definiciones de este tipo necesitan tiempo y necesitan aclarar confusiones que pueden producirse. Pero fundamentalmente yo diría que una persona de izquierdas podríamos decir que, o un partido de izquierdas o un grupo social de izquierdas, podría ser una persona preocupada, preocupada por la igualdad, preocupada por la fraternidadpreocupada por la libertad. Respetuosa de los valores ajenos y en la posición de la libertad, de defender a los suyos de la manera que sea siempre y cuando no choquen directamente contra los mismos que pueda plantear. Esto y muchas cosas más; yo diría pensar en los demás. Los cristianos podrían decir amar al prójimo como a ti mismo. Tendría usted muchas definiciones de lo que es ser un hombre de izquierdas.

Joaquín, ¿le gustó el libro de Cristina Kirchner?

JS — Mira, me han dicho, y lo creo tal como es ella, que nadie ha puesto una coma, que lo ha escrito ella, porque escribe como habla. El libro está bien escrito y si tiene una virtud es que no rehuye los temas más difíciles. Es decir, las acusaciones de enriquecimiento ilícito, habla de todo eso y se defiende a su manera. Yo no voy a opinar políticamente porque creo que en la grieta también los peronistas y el kirchnerismo tienen su parte de culpa, ¿no? Pero bueno, la defensa de los derechos humanos, todo lo que pasó con la ESMA, con las Madres y las Abuelas, todo eso es algo en el haber, ¿no? Es un libro más interesante que la mayoría de los libros que escriben los presidentes o ex presidentes porque no rehuye ningún tema. Y hasta aquí puedo contar.

— ¿Qué hace que se sigan eligiendo después de tanto tiempo?

JS — Al final de la primera gira, los dos pensábamos que eso había sido una cosa muy feliz y muy disfrutable,  pero que no iba a volver a suceder. Después, a los cinco años, nos entraron unas ganas irrefrenables de que volviera a suceder. Y ahora yo sí creía que ya no iba a volver a suceder y de pronto empezó a haber en el ambiente un runrún, empezó uno a recordar las risas, las copas compartidas, la comida, esa comunión con tres generaciones que venían. Que no eran exactamente unos conciertos, sino una especie de fiesta generacional que reivindicaba la amistad, el buen talante. Todo lo contrario a las grietas, ¿no? Y bueno, fue madurando y aquí estamos. En ningún momento éste me dijo vámonos otra vez de gira ni yo a él, pero nos vamos (risas).

— ¿Que admiran el uno del otro?

JS — Mira, lo bonito ahora después de los años, porque lo mío con él era admiración pura, es decir, cuando yo tocaba en la calle, en el metro, en restaurantes, yo cantaba canciones de Serrat. No había otro con el que yo pudiera compartir ese modo de hacer canciones que yo creo que en España es un oficio que inventó él, ese oficio de cantautor, ¿no? Y claro, pasar de eso a ser compadres, a ser cuates, a mirarnos de igual a igual. Yo no lo miro a él de igual a igual, pero vos sabéis cómo yo agradezco que él sí me mire a mí de igual a igual levantado hasta su estatura, eso es muy emocionante.

JMS — De mi parte es distinto porque yo nunca… Bueno, yo he tocado también en el metro y toqué también en bares. En el metro, en bares y he tocado también en la calle. Siempre cobrando (risas). Él vivía de la caridad humana. Entonces yo sí, me hubiera gustado siempre escribir canciones como las que escribe Joaquín. Siempre y cuando se las hubiera podido robar.

¿Desearon la vida que llevan?

JS — No recuerdo un solo segundo en mi vida en que imaginara o soñara o deseara la vida que he llevado y el oficio que he llevado. Mi sueño cuando estaba en la universidad era ser un honrado profesor de literatura en un instituto de ponencias y los fines de semana escribir libros muy cortazarianos de mucho peso, pero que no leyera nadie porque si no… Lo que ocurre es que me exilié con el franquismo y en Londres, en lugar de fregar platos o hacer los trabajos que hacían los exiliados, pronto vi  que había gente que cantaba en los bares y en los restaurantes y que lo hacían aunque parezca increíble pero que yo (risas). Entonces ahí empecé a cantar no mis canciones, eran canciones de Serrat, de Bob Dylan, de José Alfredo Jiménez, de Atahualpa Yupanqui. Y mis canciones las empiezo a escribir con los 30 cumplidos. Volví a España y el único modo que yo tenía de ganar un dinero para comer pues era lo que venía haciendo en Londres. Y entonces ya como era un poquito mayor y vi que en España, quitando a Serrat y a muy poquitos más, las letras de las canciones parecían declaraciones de futbolistas después de un partido, pensé que eso había que dignificarlo de algún modo. Y ya ahí fue viniendo sola la profesión. Hasta hoy miro para atrás y no me lo creo. Jamás he pensado en mí como una estrella. Y casi tampoco como un artista. Yo prefiero un artesano de las palabras y de las notas. La estrella es éste.

— Y me imagino que hay mucha lectura detrás para poder componer semejantes letras…

JMS — Sí, yo le aseguro que en su caso, en su caso que yo soy testigo, él vive pegado a una lectura. Él ama los libros, los ama realmente con pasión, como un niño amaría una bicicleta. Y se monta en ellos y se va por los pasillos. Siempre lo verá, cuando lo vea en alguna ocasión en un hall, en un aeropuerto, lo verá con un libro. Cuando lo vea en una iglesia, lo verá con un libro. Cuando lo vea en un bar de señoras que fuman, lo verá con un libro.

JS — Es mi clave, mi clave para ser feliz. Yo cuando hay esas campañas en televisión o institucionales para promover la lectura nunca veo que digan "Con un libro nunca estarás solo". Es decir, con un libro vives otras vidas y tienes una conversación con el libro. Y si los aviones no llegan  y hay que estar dos días esperando en el aeropuerto mis músicos están desesperados y yo si tengo un buen libro gordo estoy feliz, me da igual el aeropuerto o lo que sea. Éste es un gran lector, eh.

Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat en diálogo con Infobae

— ¿Que piensan de los teléfonos celulares?

JMS — Uy no, el teléfono, el teléfono, que artefacto, eh. Yo estoy deseando que un día se produzca un fallo tecnológico en el que todos los teléfonos dejen de funcionar. Será una hecatombe, y como yo no he visto nunca una hecatombe, pues me gustaría ver una hecatombe.

JS — Yo me indigno muchísimo porque en todos los programas de televisión los tertulianos y tal dicen ¿se imaginan ustedes a estas alturas? No podríamos vivir, sería imposible sin el teléfono móvil. Bueno, yo no tengo teléfono móvil y no me va tan mal en la vida, ¿no? Y la comunicación no ha mejorado, ha empeorado. Todo el mundo ha visto una pareja en un bar que se hablan a través del teléfono, que es el colmo.

JMS — Y he visto a Bolsonaro ganar elecciones a través del teléfono.

JS — Sí, y la prueba de que en una democracia cualquiera puede ser presidente la tenemos en el actual presidente de los Estados Unidos, que hay que ver. Hay una película de Woody Allen que se llama Deconstructing Harry que va al infierno y el infierno es como el que uno ha imaginado, unos diablos malísimos pinchándole en el culo a los malos. Y de pronto hay un tipo que le dice a Woody Allen pero tú qué haces aquí si tú eras amante de tu familia, de tus hijos, nunca cometiste… Eras un ciudadano ejemplar. Y dice inventé el metacrilato. Yo siempre pongo eso al que inventó los teléfonos móviles con cámara (risas).  

—  Joan, ¿cómo está usted de salud?

JMS — Maravillosamente bien. Como decía una gran actriz americana: "Dentro de mis posibilidades". Los médicos, los medicamentos, los hospitales, todas esas cosas. Yo deseo para todo el mundo que tenga que pasar un mal trago como puedo haber pasado en mi vida que la salud pública sea capaz de protegerles como a mí me protegió la gente que tuve alrededor mío. Pero yo tuve la suerte de tener esto, buenos médicos, buenas medicinas, buenos hospitales. Y también evidentemente tienes que tener una actitud frente a las cosas. O sea, la gente alrededor tuyo tiene que tratarte como… Con normalidad. Y tú tienes que darle a la vida el trato de la normalidad. O sea, la enfermedad no puede ser nunca el centro de la relación. A no ser que sea tan evidente que se muestre de una forma… Pero no hay que darle bolilla si se puede. O darle la menor bolilla.

— ¿Si pudiera volver el tiempo atrás volvería a fumar?

JMS — Cuando dejé de fumar, dejé de fumar. O sea, yo no volvería a fumar nunca más. Yo el día que decidí dejar de fumar dejé de fumar. Pero hasta entonces fumé mucho. No soy partidario de hacerlo, pero tampoco formo parte de ninguna cruzada.

— ¿Usted, Joaquín, cuántos cigarrillos fuma por día?

JS — Bueno, ahora ando por dos atados, sí. Pero cuando yo hablo de que no le tengo miedo a la muerte pero sí al deterioro y a la falta de calidad de vida, la calidad de vida para mí incluye el cigarrillo. Yo soy de la generación de… ¿Tú te imaginas a Humphrey Bogart sin fumar? Es imposible. Y las chicas que fumaban también eran tremendas (risas). Una mujer despatarrada en los bares y fumando.

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