El amor la llevó a vivir un tiempo en Nueva York y, al volver a Buenos Aires, estudió actuación con Augusto Fernandes. Trabajó en algunas series y participó en varias publicidades, pero cuando llegó su primer embarazo decidió alejarse de ese mundo con horarios tan rebuscados para dedicarse a otra cosa. Una historia más entre tantas otras, de esas que tienen algunos cambios en la trama y terminan con final feliz.
Sin embargo, como siempre, lo esencial está en los detalles: todo se pone un poco más interesante al conocer que Vicky Achaval actuó en grandes ficciones que quedaron en el recuerdo popular como Floricienta y El tiempo no para, y que cuando protagonizó una publicidad con Ricardo Darín fue ella quien se llevó todos los flashes. Y eso no es todo. Como si fuese un giro inesperado en la trama de una novela de Agatha Christie, la protagonista de este relato se convirtió en una experta asadora y se dedica a derribar mitos frente a la parrilla. "Es un lugar que siempre lo tuvo ganado el hombre, pero ahora es compartido", asegura a Teleshow.
En Floricienta interpretó durante unos pocos capítulos a Catherine, una joven que había sido pareja de Matías Ripamonti, el personaje de Esteban Pérez, y estaba dispuesta a hacer todo para volver a conquistarlo. Y en El tiempo no para fue la secretaria de Antonio Birabent, en la piel de Bruno: "Fue muy divertido, me quedaron grandes recuerdos. Siempre me acuerdo de la buena onda que tenían todos, me sorprendía. Una gran experiencia".
Vicky Achaval en "Floricienta"
Mientras tanto, actuó en una obra de teatro y siguió haciendo publicidades, en su mayoría para el exterior. Hasta que en 2006 llegó la gran oportunidad de ser junto a Ricardo Darín la cara de Toyota: "Fue una superproducción que se hizo conjuntamente con Brasil. El actor que hizo la publicidad para allá fue Benicio del Toro. Grabamos en el Autódromo, primero nosotros y después Del Toro con otra chica para Brasil. Fue muy divertido… Yo manejé poco y nada, tenía muchos nervios porque tenía que manejar al lado de Darín. ¡Mirá si me pasaba algo! Me acuerdo que me hizo un chiste mientras estábamos en el auto y me dijo: "Ojo que si algo te sale mal va a salir caro".
Al día siguiente Vicky, Darín y todos los que participaron de la publicidad fueron invitados por la marca de autos -originaria de Japón- a un evento en el Autódromo. Y ocurrió algo asombroso: "Mientras estaba hablando con Darín se acercaron dos japoneses y le dieron la cámara de fotos a él: '¿Nos podés sacar una foto?' ¡Increíble! ¡No tenían la menor idea de lo que estaban haciendo! Él se reía. Me pareció un genio y muy divertido. Me impresionó que en todo momento estaba muy atento y nos preguntaba si queríamos café, a pesar de que había una persona especialmente contratada para eso. También recuerdo que en aquella época yo fumaba y él cada dos minutos me ofrecía un cigarrillo".
La publicidad que Vicky Achaval grabó con Ricardo Darín
Poco después de aquella inolvidable experiencia se produce el quiebre en la trama del relato. Según cuenta Vicky la convocaron para trabajar en una obra de teatro pero los ensayos hasta altas horas de la noche le empezaron a "hacer ruido", y con su primer embarazo la actuación quedó definitivamente en el pasado: "Me replantee todo un poco porque tenía ganas de un cambio. Si bien lo que estaba haciendo me parecía espectacular, no iba mucho con el estilo de vida que quería a nivel familiar. Las obras eran los fines de semana a la noche y no me imaginaba complementando eso con mi vida".
Así fue que volvió a su primer amor, el diseño de modas, en sociedad con una conocida suya: Francesca Macri, sobrina del actual presidente. Abrieron un local para vestidos de noche y de novias llamado 917. Vicky ayudó a su amiga a hacer el vestido para su casamiento, al que asistió el propio Mauricio Macri.
Vicky Achaval trabajó en una de las ficciones juveniles más recordadas
Hace dos años Francesca se fue a vivir al extranjero y Vicky le puso fin a su empresa: "Antes de que se fuera hice una comida para todo el equipo. Todos tenían gustos distintos: había una vegetariana, gente que comía sin mucha salsa, otros que querían hamburguesas… Entonces armé una mesa muy grande y divertida, pensando en cada uno de ellos. Y la chica que nos ayudaba en la parte de la comunicación de la empresa, que es sobrina mía, me dijo: 'Acá tenés tu próximo bebé, tu próximo proyecto'. Y ahí armé la cuenta en Instagram".
Así, casi de casualidad, empezó a subir algunas de sus recetas y a mostrar todo lo que sabía de cocina en @vicachaval. Si bien tiene conocimientos en diferentes ámbitos gastronómicos y hasta en pastelería, su fuerte es el asado.
El personaje de Vicky en "Floricienta" quería recuperar un viejo amor
—¿Cómo fue el comienzo de este proyecto, totalmente diferente a la actuación y al diseño?
—Al principio me sentía rarísima pero después de postear en Instagram un par de veces me empecé a divertir y salí de mi zona de confort. Me metí en la parte de food styling, fotografía y recetas. Probé, me equivoqué y fue surgiendo…
—¿Qué es lo que más te gusta cocinar?
—Lo que más me gusta hacer es el asado. Creo que la gente todavía vincula el asado con un señor robusto de mano grande y bombacha de campo y de repente caigo yo que soy chiquita, con tacos y rompo completamente la estructura. Por eso hago un evento una vez por mes que se llama Derribando mitos. La idea es que si podés prender el fuego en la cocina también podés prender la parrilla. En este evento la gente viene a aprender y después comemos lo que se cocina. Para mí, aunque sea andar en la parrilla hace que te sientas con confianza para hacer un buen asado.
—¿Alguna vez te sentiste discriminada por ser mujer y estar a cargo del asado?
–Siempre está la joda de "acá verduritas no". Como que piensan que si vas a hacer un asado le vas a poner verduras a la parrilla y no una pata de cordero o un costillar. O te dicen: "¿Querés que te prenda el fuego?" Muchos no ven posible que sea una buena asadora. No lo sufro porque no lo tomo personal. No soy machista ni feminista, es una actividad que siempre la hizo el hombre y lo respeto, es un lugar que lo tiene re ganado. Pero ahora es un lugar compartido.
—¿Qué es lo que más te gusta de hacer un asado?
—Es mi momento. El momento de no pensar absolutamente en nada, mirar el fuego y disfrutar de estar conmigo. Después ese momento se termina y nada mejor que coronarlo con una comida con familia, amigos e hijos. Me parece que la comida tiene mucho de eso: une. Es una buena excusa para pasar un buen momento y yo lo disfruto muchísimo.
—¿Cuál es la mejor compañía para hacer un asado?
—Depende. Si voy a hacer un asado a la cruz o al gancho, que es más largo, empiezo con mate y después me paso al vino. Si es un asado a la parrilla empiezo con gin tonic… Y por ahí también termino con un vino en la mano.
—¿Qué corte no puede faltar en un asado?
—En mis asados no puede faltar la entraña. Es un corte fácil de hacer que mata el hambre de los ansiosos.
—¿Y el que más disfrutás hacer?
—La picaña al gancho. Me divierte mucho.
—¿Te arrepentís de algo de tu carrera como actriz?
—No me quedó ninguna cuenta pendiente. Si pudiera volver el tiempo atrás hubiese tenido menos miedos, en el sentido que no me reía mucho de mí misma. Tenía como miedo al ridículo, por eso cuando me tocó hacer lo de Floricienta, que era para chicos y había que sobreactuar y reírte del personaje, no me surgió hacerlo con facilidad. Me sentía más cómoda llorando que haciéndome la graciosa. Tiene que ver con la seguridad. Hoy no necesito que nada me defina y voy buscando mi camino más allá de lo que muestro.
—¿Volverías a actuar?
—Que la vida me sorprenda… Siempre me llevó por buenos caminos.
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