—¿Yo, frágil? ¡Cero! Eso es un imaginario colectivo, no sé de dónde sale… Cuando empecé el Bailando me dijeron: "¿Pero no te da miedo? Porque vos sos muy sensible…". ¿Y quién les dijo que soy muy sensible?
Vestida con una campera de cuero un poco extraña que tiene las mangas abiertas, Florencia Torrente mueve los brazos y es como si tuviera una capa. Está maquillada con precisión: labios rojos, ojos delineados… Habría que saber de make up para describirlo y quien escribe ni idea tiene de la materia. Pero se ve -no hay ciencia que se requiera para esta observación- que es un trabajo exacto.
Habla rápido. Se ríe a veces pero no se deja tomar por la risa. No ahora, al menos. De fondo suena Kevin Johansen, que está parado frente a una 18 mil personas en el escenario del Movistar Fri Music, en la Parque Central de Neuquén. Por ahí ya pasaron Eruca Sativa, El Cuarteto de Nos, y ahora es el turno de Kevin. Cuando termine la entrevista, Flor irá a escucharlo entre el público. Pero ahora está concentrada en conversar.
Es un año importante para ella. Después de ser convocada varias veces y no aceptar, finalmente se sumó al Bailando, que este año llaman Súper Bailando. Su pareja es Nacho Saraceni y su sueño es ayudar a la Escuela Rural N 795. Debutaron la semana pasada y sorprendieron con el puntaje más alto de la ronda. Nadie esperaba que Torrente bailara así de bien. Otros ni siquiera esperaban que se animara a entrar al juego. Y encima sobre el final cantó (pero fue una canción más bien fallida). Toda esa sorpresa pero ninguna lógica, dice. Toda esa sorpresa que vaya uno a saber de dónde sale.
—¿Sos una persona segura o insegura? Suelen advertir muchas cosas respecto de la exposición que provoca el Bailando…
—Todos somos seguros e inseguros en diferentes cosas. En mi caso, si siento que es lo que tengo que hacer voy con todo. Mi predisposición es aprender, disfrutar y ayudar. Y conectarme con mi abuela y descubrirme haciendo algo que no sabía que podía hacer.
Nació el 19 de agosto de 1988. Hija de Araceli González y Rubén Torrente, Florencia habita el medio desde chica. Se supo siempre con quién estuvo de novia, cuándo se separó, qué cosas la hacían sufrir, qué cosas le gustaban. En 2007 se supo que se fue a estudiar a Estados Unidos, y a principios de 2019 se supo que su ex novio estaba saliendo con Calu Rivero, quien fuera en algún momento amiga suya. Toda esa información, y sin embargo acá estamos. Le enumero lo prejuicios que se me ocurren sobre ella, las cosas que habremos escuchado a lo largo de los años. Se ríe, otra vez. "Uno cuenta lo que quiere contar -dice-. Y yo soy muy buena esquivando".
—En una entrevista radial le dijiste a Marcelo Polino, jurado de ShowMatch, que vos ya conocías bien la crueldad del medio y que no te asustaba el Bailando. ¿Cuál es esa crueldad?
—No sé si es la crueldad, sino la realidad. A lo que me refería es a que nací en este medio, escuché cosas terribles… no sé qué me pueden decir en el Bailando que me sorprenda. Desde chica viví cosas crueles o que no entendía. Hoy soy grande y ya sé que es parte de esto. Y si uno lo entiende de esa manera, puede avanzar.
—¿Cuánto lleva entenderlo de esa manera?
—Depende de cada uno. Es un proceso personal. No te va a querer todo el mundo. Hay muchos que sí y muchos que no. No podemos pretender que todo el mundo nos alabe. Es así.
—¿Cuándo sentís que entendiste el juego?
—Cuando elegí trabajar de esto asumí que esa parte estaba en juego. Tengo muy claro cuándo fue. Volví de estudiar de Estados Unidos. A mí me gustaba la música, la fotografía, photoshopear, dibujar, el diseño… Tenía un quilombo en la cabeza, porque me gustaba todo. Y tenía ese mandato de "no podés hacer todo", y por dentro yo decía: "¿Por qué no?". Era esa lucha, y cuando volví de ese viaje mi vieja empezó: "Tenés que estudiar, qué vas a hacer ahora, no sé qué, no sé qué y no sé qué…". Entonces dije que iba a estudiar Diseño Industrial, y fui a la UBA, hice la cola, me anoté. Y cuando estaba a punto de entregar mis papeles me agarró una angustia muy muy grande. Me dije: "¿Qué hago acá si yo quiero ser actriz?". Ese día lo entendí. Tenía 19 o 18 años.
—¿Todas esas otras búsquedas quedaron atrás? El dibujo, la música…
—No, todo se quedó conmigo. No dejé de hacer nada. El dibujo me llevó a hacer mi propia marca de accesorios (Helicia), la música me llevó a hacer música y a trabajar en música para películas y series… Todo lo que hice siempre me llevó a algo. Es como decía Steve Jobs: la vida se trata de conectar puntos, y de hacer cosas que nos hagan felices y que nos gusten para que luego nos lleven a otra cosa que también nos guste.
—¿Te considerás una persona que tiene los pies sobre la tierra y conoce la realidad del país? ¿O sentís que esto de nacer en el medio te alejó del "mundo real"?
—Ni en pedo, no me aleja de nada. Yo nací en un barrio y me crié toda la infancia en un barrio y siempre conviví entre muchos mundos diferentes. Me criaron de esa manera. Jamás me hubieran permitido ser una idiota.
—Cuando alguien ve a alguien tan impecable tiene la impresión de que vive en otro mundo, que una estrella es alguien que está en otro lado…
—Todos vivimos en el mismo mundo, nada más que nuestro trabajo es diferente y está muy presente y es muy visible. Entonces, parte de ese trabajo es ocuparnos de nuestra imagen. Puede gustarte o no. A mí me gusta: creo que vestirme y prepararme habla mucho de mí. Cómo yo me levanto a la mañana es cómo pienso en vestirme, y cómo pienso vestirme es cómo me enfrento al mundo. Eso habla mucho de uno también. Para mí es todo un conjunto.
—Antes mencionaste un montón de cosas que te gustaban pero nunca mencionaste bailar. Sé que es algo que venía de tu abuela, que bailaba. ¿Es una especie de homenaje a ella tu participación en el Bailando?
—Siempre me gustó. Cuando tenía seis años mi mamá me mandó a hacer danza. Duré tres días. Después en otro momento estudié un poco más. Pero nunca tuve la constancia que sí tuve con las otras cosas que hice. Pero siempre tuve esa inquietud. Además me gusta mucho la música clásica; en un momento hice danza clásica, pero también duré un mes. Y desde que falleció mi abuela el año pasado, o desde un poco antes en realidad, había algo que me conectaba con eso. El deseo de expresarme físicamente más allá de la actuación. Y lo charlaba mucho con mi psicóloga: "Quiero bailar pero no sé por qué no lo hago", decía. A veces lo que uno más quiere hacer es lo que más le cuesta. Y a mí me costaba. Y de pronto apareció esta oportunidad y dije: "Bueno, por algo sucede". Y acepté.
—¿Te considerás feminista? ¿Cuál es tu relación con las luchas de género?
—No me gusta ponerlo de esa manera porque no creo que sea una lucha de género. Sí soy feminista, estoy a favor del aborto, creo que hay muchas cosas por mejorar y hay mucho por deconstruir. Pienso también que soy una persona que está aprendiendo a ser feminista porque venimos de años y años de patriarcado y años y años de que las cosas sean de una manera, y cuando uno empieza a ver las pequeñas cosas y deconstruirlas es cuando empiezan los cambios. Y sí, quizás es violento; pero a veces se necesita que se vaya muy lejos para encontrar un equilibrio.
—¿Y cómo es tu relación con la política? ¿Te importa lo que pasa en ese aspecto? ¿Leés sobre el tema?
—Sí, me importa mucho mi país. Estoy muy atenta. Más de grande empecé a ser consciente de un montón de cosas. Porque uno empieza a crecer y a tomar dimensión. Cuando era más chica votaba inconscientemente. Hoy no. Es el país en el que elijo vivir, entonces quiero ser consciente de lo que hago y de la decisión que tomo. Y creo que todos deberíamos hacerlo e investigar, y no tomar cualquier decisión porque de eso depende nuestra vida y nuestro día a día. Si nosotros no somos conscientes de las decisiones que tomamos, estamos en el horno. Obvio que no tenemos certezas de nada, porque uno toma una decisión y después dice: "¿Qué pasó?… Si supuestamente íbamos a…". Y bueno, es así.
—¿Tenés una orientación de voto definido?
—La verdad… no. Estoy en un momento de muchas dudas y muy pocas certezas. Y muy angustiada también, porque tenemos un país hermoso. Y tenemos ese peso de que quizás nuestros padres a nuestra altura de la vida ya vivían de una manera, o tenían su casa… Yo no puedo ni pensar en comprarme una casa en este momento. Y pienso y digo: "Si a mí como persona sola, que no tengo pareja, hijos, nada… y teniendo trabajo, teniendo cinco trabajos, me cuesta… ¿cómo hace una familia?". Y te angustia, porque es duro ver al país así. Y no es de ahora nomás, eh. Esto lleva muchos años, muchos mandatos.
—¿Cuáles son esos cinco trabajos?
—Bailando, mi marca de accesorios; se están por estrenar dos pelis (Cuando dejes de quererme y Sola); estoy haciendo la obra Mentiras Inteligentes, con la que ahora nos vamos de gira. Estoy ensayando una obra para micro teatro. Y en julio vamos a hacer algo con Vico D'Alessandro, pero no podemos decir qué. Y además estoy escribiendo una serie con una amiga.
—¿Te gusta laburar así? ¿Te hace feliz?
—Súper feliz. Últimamente estoy muy feliz realmente.
—¿Estás en pareja?
—No. Estoy soltera. Es un momento en el que quiero ocupar toda mi energía en el trabajo. Estuve tres años de novia, estoy muy bien ahora y quiero focalizar mi energía en ese lugar que para mí hoy es muy importante. Siento que todo el trabajo de todos estos años está dando sus frutos y quiero disfrutarlo.
—Tengo un imaginario alrededor tuyo de fragilidad, de sufrir el medio. ¿Es un invento mío o hay algo de eso?
—¡Cero de eso hay! Eso es un imaginario colectivo o selectivo, no sé, ni idea… Cuando empecé el Bailando me dijeron: "¿Pero no te da miedo? Porque vos sos muy sensible…". ¿Y quién les dijo que soy muy sensible? Yo puedo ser sensible como puedo ser dura, puedo ser tranquila como puedo no serlo. Son elecciones, uno elige lo que quiere hacer, qué quiere mostrar o hacia dónde quiere ir. Además, uno cuenta lo que quiere contar. Por más que te pregunten algunas cosas si uno no las quiere contar responde por donde le parece. Yo soy muy buena esquivando.
—¿Me esquivaste alguna pregunta en esta entrevista?
—No, por ahora no.
—Última: ¿qué pasó con ese intento de cantar en tu debut en el Bailando? Salió medio desprolijo…
—¡Medio desprolijo porque me pusieron otra canción! Me voy a defender. Yo quería cantar "No te creas tan importante" y me pusieron "Me vas a extrañar"… Era otra. Sin menospreciar nada, pero son bastante parecidas… (las dos de Damas Gratis). Y entre que no escuchaba bien en el estudio, tenía dos pantallas con letras diferentes, y todo surgió ahí, además… Así que voy a pedir revancha.
SEGUÍ LEYENDO