Puede que la actuación sea un juego practicado muy en serio. Y que como tal, contará con sus propias reglas, inquietudes y búsquedas, permitiéndose cambiar la clásica pregunta que nos hacían en la infancia para entonces indagar: "¿Qué querés ser cuando seas… chico?". Esa respuesta podría definir a un adulto en toda su esencia.
Entonces, imaginándose niños otra vez estarán quienes se identifiquen con El Chavo del 8 o con Quico (¡no pueden ser más distintos!), mientras otros podrían preferir ser El Ñono, Godínez. Y algunas se verán reflejadas en La Chilindrina.
Pero en aquella bonita vecindad a Florinda Meza le tocó en suerte interpretar a La Popis, una nena de ocho años que -siempre con su muñeca Florencia en brazos- era pura bondad e inocencia. Esas nobles cualidades la hacían víctima de las fechorías de la hija de Don Ramón: a través de engaños precarios La Chilindrina lograba quedarse con sus golosinas y paletas, cuando no, directamente con su dinero.
Florinda Meza como "La Popis", en una escena con "El Chavo del 8" (Video: Youtube)
En cambio, la infancia real de la propia Florinda fue bien distinta a la de su personaje. La actriz que en el recordado programa de Roberto Gómez Bolaños se hizo famosa como Doña Florinda (la mamá de Quico y tía de La Popis) perdió la inocencia demasiado pronto, empujada por las decisiones de los mayores -quienes a menudo no reparan en los niños-, y también por la tragedia.
Nacida el 8 de febrero de 1949 en Juchipala, un pueblo del estado mexicano de Zacatecas, Florinda Meza García de Gómez -tal su nombre completo- era muy pequeña cuando sus padres se separaron. Quedó a cuidado de sus abuelos, quienes se ofrecieron a encargarse de su crianza. Y gracias a ellos tuvo sus primeros encuentros con el arte, la cultura y hasta la política. Esas charlas extensas, que se producían cuando en México la televisión recién daba sus primeros pasos, despertaron precoces intereses en aquella niña inquieta.
Y fue entonces cuando Florinda se topó con el dolor, al morir sus abuelos. Y con la desolación, al tener que transcurrir la adolescencia sin afectos cercanos que la contuvieran. El desamparo aceleró la madurez y endureció una personalidad que -como en un respiro- se permitía la ternura en los entrañables personajes que le tocaría interpretar más adelante.
Empujada por las circunstancias poco favorables, Meza empezó a trabajar siendo adolescente. Probándose en distintos oficios llegó a ser secretaria, modelo de comerciales y hasta locutora, reemplazando a María Antonieta de las Nieves (sí, La Chilindrina) como la voz de la señal Televisión Independiente de México.
Aquel prematuro interés por el arte -el valioso legado de sus abuelos- completó la ficha de inscripción en la Asociación Nacional de Actores. Y estando sobre el escenario, la descubrió un tal Chespirito. Cautivado por su talento y atrapado por su belleza, Gómez Bolaños la invitó a sumarse a Los supergenios de la Mesa Cuadrada, un programa de 1969 que resultó ser la antesala de El Chavo del 8, con un elenco estaba integrado, entre otros, por Ramón Valdes, quien luego sería el adorable Don Ramón.
De la mano de Chespirito, Florinda alcanzó la popularidad y el reconocimiento. Como todos sus compañeros interpretó a distintos personajes (Doña Florinda y La Popis, pero también a Chimoltrufia), y fue parte de las películas El Chanfle (I y II) y El Charrito. Además, expandió sus dotes creativos convirtiéndose en guionista (lo hizo con novelas muy exitosas, como La Dueña). Y siempre con el respaldo del creador de El Chapulín Colorado, terminó convirtió en la productora del ciclo.
Aunque al día de hoy -más de cuatro décadas después- nadie lo puede confirmar con seguridad, por esta circunstancia habrían comenzado los conflictos de Florinda Meza con los demás actores de El Chavo del 8. Eran los mismos que, acostumbrados a tenerla hasta ese momento como compañera, no aceptaban ahora recibir sus órdenes como flamante directora artística. Por caso, eso habría motivado la salida de Ramón Valdés.
Pero además, estaba Carlos Villagrán. Mucho antes de convertirse en Quico, el niño mimado y consentido de Doña Florinda, Villagrán fue pareja de Florinda Meza, según lo anunció el propio actor recién en 2011. El lustro de amor que los unió se habría extinguido a poco del debut de El Chavo del 8 en el Canal 8, justamente, para luego pasar a Televisa.
Abundan las dudas sobre lo que en realidad ocurrió entre ellos, incluso respecto a las fechas del inicio y el final de la relación, ya que solo el actor habló públicamente del noviazgo. "No lo voy a negar", declaró Villagrán, casi esforzándose por colocar a Florinda en una posición poco favorable: "Fue una carga para mí".
El humorista reveló que la actriz se descompensó durante las grabaciones del ciclo, en las vísperas de la ruptura amorosa. Villagrán también aseguró que, sin saber cómo proceder, le pidió consejos a un integrante del elenco para ver de qué manera podía comunicarle a Florinda que no quería continuar con el vínculo. ¿Quién fue esa persona a la que recurrió como "si fuera un padre", a la búsqueda de una palabra sabia? Villagrán habló con Chespirito…
No obstante, otra versión da cuenta de que el creador de El Chapulín Colorado fue quien en verdad le exigió que terminara el noviazgo, ya que Televisa no veía con buenos ojos los amoríos entre los compañeros del exitoso programa para toda la familia.
Villagrán concluyó sus recuerdos narrando que su Florinda mantuvo un affaire con el director del programa, Enrique Segoviano. "Ella se quería pegar a alguien", acusó, dejando la impresión de que sus sentimientos hacia la actriz no estarían del todo resueltos.
Pero regresemos a los 70. Ya con el controversial romance en el pasado, Meza estrechó su vínculo con un Gómez Bolaños que estaba casado y tenía seis hijos, una familia conformada -de acuerdo a la definición de la misma actriz- por "siete valijas muy pesadas". Por su estado civil, su bien ganada fama de infiel y el vínculo laboral (era su jefe, claro), Florinda se habría negado durante muchos años a las propuestas sentimentales de Chespirito.
"Si tienes un matrimonio, tienes hijos y tu mujer es linda y buena, ¿por qué haces todo lo que haces?", solía recriminarle Meza. "Siento que mi vida está vacía, me falta algo", le contestaba Gómez Bolaños, quien durante cinco años quiso conquistarla con poemas, canciones y dibujos. Pero nada le resultaba.
Hasta que un día, estando en Santiago de Chile por una gira laboral, la actriz le reprochaba por enésima vez los engaños a su esposa cuando Chespirito suspiró: "Cómo me gustaría que alguien me besara…". "Si quieres besar a alguien, ¿por qué no me besas a mí?", recibió como respuesta. A partir de entonces Gómez Bolaños pasó a llamarla "mi bonita", y Florinda, "mi Rober".
Juntos, hicieron teatro y cine. Se casaron en 2004, pero no tuvieron hijos (según la actriz, por decisión de él). Y permanecieron unidos hasta la muerte del genial humorista, en noviembre de 2014, hizo caer a la actriz en la tristeza mas honda y más espesa. "Solo quería dormir y no despertar", confesó en estas horas en una entrevista.
Hoy, mientras en Juchipala una estatua homenajea a su ciudadana ilustre, Florinda Meza vive en Ciudad de México. A los 70, conserva su popularidad tanto como la fama (bien o mal ganada) de manipuladora, autoritaria y maltratadora. Acaba de regresar a la pantalla grande después de 30 años con el reciente estreno de la película Dulce familia. Y no pasa un día sin recordar al gran amor de su vida, a quien cuidó hasta sus últimos horas.
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