Todd Bridges, Willis en "Blanco y Negro": sexo con Kimberly, celos de Arnold y una vida al límite

El actor es el único sobreviviente de la exitosa serie. Como sus compañeros tuvo un pasado de abusos y excesos, pero al menos vive para contarlo

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Por Susana Ceballos

Todd Bridges en la serie
Todd Bridges en la serie “Diff’rent Strokes”, que la Argentina se llamó “Blanco y Negro”

Todd Antony nació el 27 de mayo de 1965, en una familia de artistas. Su mamá, Betty Alice Prior era manager y formadora de jóvenes talentos, y su papá, James, un agente vinculado al mundo del espectáculo.

Todd definió su futuro con solo seis años. "Quiero hacer eso", dijo señalando el televisor. En la pantalla, el cómico Redd Foxx hacía sus gracias en el show Sanford and Son. El primer trabajo de Todd fue en una publicidad de gelatina, luego tuvo papeles en series emblemáticas como La Familia Ingalls o Raíces, hasta que le llegó el primer protagónico en Fish.

Corría el año 1978 y Todd es convocado para participar de una serie donde un millonario blanco y viudo, el señor Drummond (Conrad Bain) residente en Park Avenue junto a su hija Kimberly (Dana Plato) adopta a dos niños negros y pobres: Arnold (Gary Coleman) y Willis (Todd Bridges). Durante ocho años, Blanco y Negro fue un éxito sostenido. La línea "¿De qué estás hablando, Willis?" es repetida hasta hoy.

En el programa blancos y negros convivían felices, una situación que en la vida cotidiana tenía más de deseo que de realidad. Y ese fue uno de los méritos de la serie. Willis/Bridges primero, encarnó la desconfianza ante los Drummond, cierto resentimiento de raza que la serie se proponía derribar. Con el tiempo, Willis se fue ablandando y llegó el amor con el personaje de Charlene encarnado por Janet Jackson. El Willis adolescente también le puso el cuerpo a problemáticas como las pandillas juveniles y el consumo de alcohol y drogas, que motivó la atención de la entonces primera dama Nancy Reagan, que llevó a la sitcom su campaña antidroga "Just say no" (solo decí no).

Pero si bien la audiencia se mantuvo en niveles aceptables, en sus últimas temporadas Blanco y Negro entró en decadencia. Dana Plato quedó embarazada, pero los guionistas preservaron la castidad de Kimberly y la mandaron a estudiar a París. Gary Coleman mantenía casi intacta la fisonomía, pero la enfermedad congénita le pasaba factura y la ira era su estado de ánimo cotidiano. Y Willis también se cansó de ser Willis La última temporada se filmó casi por compromiso de facturar y el último capítulo se emitió el 7 de marzo de 1986.

Conrad Bain, Gary Coleman y
Conrad Bain, Gary Coleman y Todd Bridges en “Diff’rent Strokes” (“Blanco y Negro”), en 1978 (Grosby Group)

Para el público, Blanco y Negro fue una serie divertida y mostraba que la convivencia era posible más allá de las diferencias. Pero del otro lado de la pantalla, el set de filmación incluía abuso de sustancias, intentos de suicidio y estafas, una maldición de la que Bridges lograría escapar, no sin antes caminar peligrosamente por la cornisa.

Cuando la serie terminó no fue fácil conseguir trabajo para Todd Bridges, los productores solo veían a Willis. La depresión lo tomó de la mano y lo llevó por el camino de los excesos.

Vivió en las calles, se hizo adicto al crack y al alcohol; llegó a pesar escasos 50 kilos para su metro ochenta. Tocó fondo en 1989, cuando se lo acusó por el homicidio de un dealer de Los Ángeles. Estuvo nueve meses en prisión y fue absuelto luego de dos juicios, y gracias a la defensa del abogado mediático Johnnie Cochran, quien prestó sus servicios a otras celebrities como OJ Simpson y Michael Jackson.

En 1993 fue detenido mientras conducía un auto en California. La policía encontró una pequeña dosis de metanfetaminas y una 9 mm cargada. El actor se defendió: el automóvil no era suyo y no estaba bajo los efectos de las drogas. Quedó en libertad pagando una fianza de 10 mil dólares.

En tanto, seguía sin trabajo y cayó en programas bizarros o realities show. Se lo vio boxeando con Vanilla Ice, patinando con las estrellas, luchando con Hulk Hogan y en un capítulo de Fear Factor. En el siglo XXI, abrazó definitivamente la religión, dejó el alcohol y las drogas y de a poco fue reinsertándose en el ámbito laboral. Sin embargo, el mejor papel se lo iba tener reservado el destino.

Todd Bridgges en el juicio
Todd Bridgges en el juicio de 1989

Una tarde de la primavera de 2003, Todd, su hermano James y unos amigos disfrutan de un día de pesca en el Lago Balboa, en California. De repente, ven como una mujer enreda la línea en su silla de ruedas y avanza hacia el agua. Sin dudarlo, Todd va en su rescate. James lo sigue. Al rato llegan los guardavidas, pero sin el arrojo de los Bridges, nada hubiera sido posible. "Sentimos que Dios nos puso en el tiempo y lugar exacto para salvar a esta mujer, porque no había nadie más alrededor", contó el actor. La mujer no lo reconoció, hasta que alguien le comentó quién era el hombre que le había salvado la vida. "El muchacho que hacía de Willis en Blanco y Negro". "Yo era una gran fanática", contó. Créase o no, Willis le tenía guardada una última sonrisa.

En 2008, Bridges publicó una autobiografía: "Matando a Willis: De 'Blanco y Negro' a la vida real que siempre quise", desde su título plantea la incomodidad con la que el actor vivió el éxito de su personaje.

Todd relató que cuando tenía 12 años apareció la figura de Ronald Rayton, un publicista amigo de la familia que empezó a representarlo artísticamente. "Me dijo que me iba a hacer una estrella aún más grande de lo que ya era", contó Bridges, quien lo veía como una figura paternal.

Todo marchaba bien hasta que el representante notó la gran cantidad de chicas que esperaban el autógrafo de Willis, y decidió jugar sus cartas. "Puede ser lo mismo con chicas que con chicos, si pruebas vas a ver que te gustará", le insinuó, y apoyó sus manos en sus genitales. Insistió, más de una vez. Hasta que Todd explotó. Un día que Rayton pasó a buscarlo, lo enfrentó a los gritos. Su madre irrumpió con un cuchillo y amenazó con matarlo si se acercaba nuevamente a su hijo. El publicista huyó despavorido. Su padre no le creyó. "Que me haya llamado mentiroso es el peor recuerdo de mi vida", sentenció el actor.

También relató que con el correr del tiempo, los hermanastros en la ficción Todd y Dana se volvieron compinches, con prácticas más rebeldes que las que les permitía el guión. "Era tan divertido pasar tiempo con ella. Salíamos, tomábamos algo, escuchábamos música y fumábamos marihuana". Además con ella perdió la virginidad. "Estaba tan feliz cuando finalmente me di cuenta que me gustaban las chicas… siempre le agradeceré a Dana por eso", escribió con honestidad brutal.

Todd Bridges y Dana Plato
Todd Bridges y Dana Plato en 1981 (Grosby Group)

Si con Dana era todo diversión, con Janet la cosa iba más en serio. Todd, ya de 17 y la hermana de Michael, de 16, se dieron unos besos fuera de libreto, pero la relación avanzaba por caminos diferentes. Ella quería algo más serio, mientras él todavía disfrutaba de ser Willis, y de sus fanáticas. "Estábamos realmente enamorados, pero era tan buena persona que no me hubiera permitido lastimarla", contó.

El libro también tiene palabras para su "hermano", Gary Coleman, con quien recuerda haber tenido una buena relación en el comienzo. "Gary empezó a creerse mejor que los demás", aseguró. No tuvieron demasiado contacto después de la serie, y Bridges siempre sospechó que pudo haber conspirado con su carrera actoral.

Fuera de libreto y como si se tratara de ironía cruel del destino, los personajes niños de Blanco y negro murieron jóvenes y los personajes adultos murieron de viejos. Dana Plato se suicidó a los 34 años y Gary Coleman falleció a los 42. Pero el señor Drummond/ Conrad Bain murió a los 89 años en su casa de California, por un accidente cerebro vascular. Bridges sufrió mucho esa muerte. "Era el tipo con el que hacía cosas. Me llevaba a pescar, jugábamos al ajedrez, me hablaba de la vida. Fue más padre que mi verdadero padre".

Hoy Bridges se confiesa sobrio hace más de 25 años, y con las cuentas saldadas con su pasado tormentoso. "Ahora amo la vida", aclara, para que no queden dudas. Tiene dos hijos, Spencir y Bo J. Rushingy de dos matrimonios distintos En el plano laboral consiguió algunos trabajos en la serie Everybody hates Chris y en el ciclo de comedias World's Dumbest.

Todd Bridges en 2012 en
Todd Bridges en 2012 en Westwood, California (Grosby Group)

En agosto de 2018 acusó a dos ex novias de querer destruir la carrera que tanto le costó reconstruir. Por un lado, aseguró que Melissa Hill, ex extrella porno y amante despechada, era capaz de todo, incluso de envenenar a su perro. El actor le puso una perimetral. Ella se defendió acusándolo de paranoico, alcohólico y maltratador. La otra mujer involucrada en las denuncias es Tiffany Wolff, pero aquí los roles se invierten: es el actor quien no puede acercarse a ella, luego de que lo denunciara por apuntarle con una ballesta. Bridges negó ambos cargos y alegó despecho. "Quieren verme mal. Rompí con las dos y están disgustadas por ello". Acusado, acusador o ¿será que la maldición de Blanco y Negro no lo quiere dejar tranquilo?

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