Sergio Gonal: "A diferencia de 'CQC', en 'VideoMatch' siempre hubo mucho compañerismo"

En plena gira con su unipersonal el humorista habló con Teleshow sobre la importancia de Marcelo Tinelli en su carrera, el humor machista y el vínculo con sus hijos

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"Me encanta lo que hago, soy un privilegiado porque puedo vivir de lo que me gusta hacer", dice Sergio Gonal, el comediante que se encuentra recorriendo el país con Unipergonal. "En la gira te encontrás con realidades muy diferentes: hacés unos kilómetros y ya cambian las urgencias de cada uno. Son otros tiempos: todos almuerzan en sus casas, todos duermen la siesta. Tienen más tiempo", agrega el humorista.

Sergio Gonal junto a Marcelo Tinelli en el festejo por los 30 años del programa (@sergio_gonal)
Sergio Gonal junto a Marcelo Tinelli en el festejo por los 30 años del programa (@sergio_gonal)

—¿Te acordás de la peor función de tu vida?

—Sí, claro, ¡cómo no me voy a acordar! Fue una de las primeras. Yo no era conocido y estaba haciendo mis primeras armas. Era un show que yo iba de telonero de un cómico muy conocido en Mar del Plata. La gente iba a verlo a él, aparecí yo antes, sin previo aviso, nadie me presentó. Me largué a hacer la morisqueta y no estaba bueno. La gente quería que saliera el otro, me puse nervioso y me olvidé de todo lo que iba a decir. Entonces en un momento me di media vuelta y me fuiMe dio mucha vergüenza lo que me estaba pasando: me encerré en el camarín y esperé hasta que se fuera el último. Recién ahí salí. Todo era un papelón. Estaban mis viejos y  no salí a saludar a mis viejos, esperé a que se fueran todos.

—¿Y cómo hiciste para salir a la siguiente función?

—Es una cuestión de resiliencia, de aprender sobre eso y ver qué aspectos había que mejorar. Me puse a estudiar teatro, urgentemente, porque antes lo hacía muy de autodidacta. Ahí me di cuenta que tenía un montón de falencias, que hacía agua, pero que me gustaba lo que hacía.

Sergio Gonal está de gira con su espectáculo “Unipergonal” (@sergio_gonal)
Sergio Gonal está de gira con su espectáculo “Unipergonal” (@sergio_gonal)

—¿Con qué sentís que no se puede hacer humor? ¿Cuál es el límite?

—El límite lo marca cada uno. El humor siempre es contexto y es conciencia individual. Hay gente que le gusta mucho el humor negro y hay lugares del off con muchos humoristas que manejan el humor negro, y con un público al que le gusta ir.

—Y los tuyos, ¿cuáles son?

—Mis límites me los marcó el teatro. Cuando empiezo en televisión con VideoMatch, un programa muy visto, el público que me veía en teatro cambió: venían muchos abuelos a ver el personaje de televisión. Algunos venían a ver a Pajarrito, que era uno que decía muchas malas palabras, pero también venían papás con los chicos. Traté de encontrar siempre un estilo que vaya por el medio, que tenga picardía, que tenga doble sentido, hablar con el público adulto y que el nene no entienda. Lo que el chico entiende ya lo sabe y lo aprendió en otro lado. Trato de manejar ese código.

—El momento que estamos pasando las mujeres cambió para muchos el humor.

—Totalmente.

—En tu caso, ¿tuviste que ajustar algo?

—Sí, porque ese tipo de humor estaba en el libreto de cualquier comedia. Había muchos chistes que contenían violencia de género y no nos dábamos cuenta. O nos reíamos de eso, no es que no nos dábamos cuenta, me parece que lo dejábamos pasar por alto y nos reíamos. Hoy, no.

Sergio Gonal y Miguel Ángel Rodriguez (@sergio_gonal)
Sergio Gonal y Miguel Ángel Rodriguez (@sergio_gonal)

—¿Y por qué crees que nos reíamos? ¿No entendíamos la implicancia que eso tenía?

—Y… vamos aprendiendo. Somos producto de la evolución, sino, todavía estaríamos prendiendo fuego con dos piedras. Mi padre fumó al lado mío, yo en el moisés, y no estaba mal visto. Después, con el tiempo nos dimos cuenta que eso hacía mal. En el humor está pasando lo mismo. Unipergonal lo armé con este objetivo de desmenuzar un poquito el humor y de revisar: "¿Es machista, es feminista? ¿Hace bullying? ¿De qué nos reíamos?". Hago un repaso por todas las vertientes del humor, desde el cine mudo que era lo más cándido, lo más blanquito, hasta el humor del teatro de revista, de la ventriloquía al stand up. Sin llegar a lo zarpado, porque me gusta que vengan los chicos y los abuelos, pero sí con picardía.

—O sea, ¿te sentaste a revisar y dijiste: "Esto ya no puede estar en un espectáculo"?

—Sí. ¿Y sabés quién tuvo mucho que ver en ese cambio? La sociedad, obviamente, porque lo voy viendo. Pero mi hija. Yo tengo una hija adolescente, de 16 años, que me reeducó en la cuestión de género. Está bien, lo hace desde una adolescencia donde para ella es así y es así. Yo siempre le digo: "Mira, está bueno que intercambiemos ideas". Porque a mí, y me hago cargo, hay cosas que me parecen más femeninas y otras que me parecen masculinas.

—¿Por ejemplo?

—El boxeo es masculino: no me gusta ver dos mujeres agarrándose a trompadas. Entonces la gran charla con mi hija es: "¿Pero por qué? ¿La mujer no puede?"; "Sí, yo no estoy diciendo que no puede, pero me parece que es más masculino que femenino". Siempre hay un debate en eso. Es muy rico. Uno va aprendiendo.

—Los hijos nos enseñan un montón.

—Sí, yo hago una regresión con mis padres: he sido igual. Uno defiende la bandera, está formando la personalidad y va a full con sus ideas.

—Eso habla también de que, como padres, algo bien hicimos .

—Sí, totalmente.

Fue muy emotivo cuando hablaste del vínculo con tu hijo Lucas en el programa de Nicolás Magaldi. Y además, ayudó a mucha gente. Hay un momento en que es difícil entender el diagnóstico de síndrome de Asperger, y hasta cómo acompañarlo y empezar a trabajar con eso, ¿no?

—Sí, fue un tema que se dio casi de casualidad en el programa, y lo dejé ahí. Al otro día fue realmente una explosión, me escribió mucha gente a las diferentes redes sociales, mucha gente conseguía mi teléfono y quería hablar conmigo. Me llamaron de diferentes medios, y querían que yo siguiera explayándome sobre el tema. Nunca me gustó hacer prensa sobre cuestiones personales y me parecía que se podía tomar por ese costado. Para mí, Lucas es sagrado. Yo trato de hacer todo lo posible para su bienestar. No pensé que iba a tener la repercusión que tuvo después. Aun hoy me sigue escribiendo gente. y la verdad que es muy emotivo. He ido tratando de contestarle a todos; si a alguno no le contesté y nos está viendo le pido mil perdones.

—¿Te piden consejos, orientación?

—Sí. Lo que pasa es que, en ese sentido, cada uno va teniendo su librito, y lo va manejando como puede. Lo que dije en ese momento era uno, sinceramente, en la vorágine de trabajo a veces no se da cuenta, y cuando pasa el tiempo, pasaron 20 años, vos decís: "¿Hice todo lo que correspondía?". Qué sé yo…

—¿Pero eso te pasa solo con Lucas, o con tus otros hijos también?

—Lo que pasa es que Lucas requería de muchísima más atención que los otros. Uno siente eso. ¿Sabés cuál es la diferencia con Brian y con Maia? La conexión. Después de separarme de su mamá, con Maia he sido un papá presente, he tratado de estar todos los días. Pero lo hablo con ella: "¿Estás bien? ¿Necesitas algo?". Nuestros chicos siempre van a ser nuestros bebés, pero en estos casos se profundiza mucho más porque la gran preocupación, de la mamá y la mía, es qué pasa cuando nosotros no estemos. Sabemos que Brian y Maia se van a desarrollar en la actividad que elijan, se van a poder casar, van a formar pareja, van a vivir una vida. Lucas es muy especial, y hay que acompañarlo desde lo especial que es. Hay un libro que se llama La razón por la que salto; si tenés un chico que tiene Asperger o autismo, compralo porque te va a modificar la manera de entablar una relación con ellos. Lo leí, me emocioné, se lo pasé a la madre. Fue un único ejemplar que vi en una librería y fue un golazo en mi vida, realmente.

—¿La razón por la que salto?

—Está escrito por un japonés (Naoki Higashida) que tiene síndrome de Asperger, que tardó tres años en escribir ese libro porque por lo menos pudo desarrollar la comunicación, y todo lo que tiene adentro lo pudo sacar, con escrituras breves. Cuenta desde su propia persona cómo vive este mundo y qué es lo que le pasa. Es emocionante. Ahí comprendí muchas cosas de Lucas que antes no entendía. Hoy siento que tengo una mejor conexión, estoy a full con Lucas. Y es tremendo porque ya sé cómo está percibiendo todo lo que yo le digo: aunque no lo saque, yo ya entendí perfecto cómo es.

—Eso también habla de hallar a los profesionales a los que uno tiene que llegar, encontrar a quién te oriente y quién trabaje con vos para lograr eso.

—Sí, tal cual. Me saco el sombrero con la mamá que le tocó a Lucas. Como pareja no hemos funcionado, pero como mamá yo la elegiría 10 mil veces porque es una gran mamá y siempre está mirando por los ojos de los tres, no solamente de Lucas.

—Me alegro que lo hayas contado: está bueno que la gente que está pasando por eso no se sienta tan sola.

—Y está bueno saber cómo manejarlo porque también se lo puede trasladar al otro. Estoy en pareja, actualmente, y hoy ya le pude decir cómo es Lucas, cómo es el trato, para dónde va, qué piensa…

—¿Y cómo fue cuando se conocieron con Lucas?

—¡Muy bien! Lucas muy bien con Verónica, sí.

—¿Y los otros dos?

—Bien también. El grande muy bien: quiere que yo esté bien, siempre me lo dice.

—¿Querés tener más hijos o ya está?

—No, ya está, esa parte ya está.

—Hablaste hace un ratito de VideoMatch. ¿No vas a estar este año en los 30 años de Showmatch?

Me invitaron al primer programa y fui encantado. Soy un agradecido a Marcelo de por vida, así que fue un placer encontrarme con viejos compañeros y saludarlos.

—¿Qué fue VideoMatch para vos, en tu carrera?

Una bisagra, un cambio profundo desde lo artístico y desde lo personal. Yo hacía lo mismo pero en Mar del Plata, tenía mi programa de radio, mi programa de cable, mi programa de tele, hacía teatro, con la trascendencia que podía tener en Mar del Plata y alrededores. Videomatch fue un despegue a nivel nacional y también internacional porque en mi segundo año pegué un personaje muy bueno que grabó un CD, El Lobizón del Oeste, que cantaba una canción que para la época era muy picaresca y explotó en 300.000 discos, fue cuádruple platino, y eso llevó afuera: me fui a Perú, me fui a Uruguay, me fui a Paraguay, a Chile.

—¿Te gusta imaginarlo a Tinelli en política?

La política es muy difícil, tiene la particularidad de destruir a personas con buenas intenciones, que después no pueden desarrollar su idea.

—¿Te da miedo de que eso le pase a Tinelli?

—Claro. Porque a Marcelo le tengo mucho cariño, mucho agradecimiento, por eso le tengo miedo de que se meta en un mundo realmente hostil para él. Pero si él se siente convencido de poder hacer política, que lo haga.

—En estas semanas fue noticia la interna dentro del equipo de CQC.

—Sí, las vi.

—¿Dentro de VideoMatch, después ShowMatch, pasó algo de esto? ¿O sentís que los vínculos y las amistades que transmitían era más reales?

—¿Sabés lo que pasó con VideoMatch? Había un solo sol, que era Marcelo Tinelli, y bajo los rayos de ese sol, por ponerle una metáfora linda, nos cubríamos todos, ¿me entendés?

—Brillaban.

—Sí. Y cuando estábamos ahí, cada rayito brillaba. Pero todos teníamos claro que el sol era Marcelo. Videomatch era Marcelo. Podían cambiar las notas, hoy iba a tener más éxito El Lobizón del Oeste y mañana, Deportes en el Recuerdo, pero en definitiva lo que no podía faltar nunca era el sol. Todos lo tuvimos claro.

—No hubo una pelea descarnada por si salía tu sketch o el del otro.

—No, al contrario: siempre hubo mucho compañerismo. Se había armado una linda cofradía. Me ha pasado de estar grabando notas en La Biela con un personaje que se llamaba Plometi, y que pasaran José María (Listorti) y Diego (Pérez) para ir a hacer su nota, y que bajaran de la camioneta y se quedaran charlando sobre qué les gustaba del personaje, y me sumaran cosas. Era sentarnos en la barra a mirar el programa, y todos mirábamos lo que había hecho el otro. Nos divertíamos, realmente .

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