Richard Coleman: "Creo que no pasa un día sin que piense en Gustavo Cerati"

El músico está presentando "Mirando al mañana", su nuevo show en el que repasa los grandes éxitos de su carrera. En diálogo con Infobae, habló de su presente, del significado de una guitarra que era de su tío, se emocionó al recordar al líder de Soda Stereo e hizo un análisis del estado actual del rock argentino

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Richard Coleman (Foto de prensa)
Richard Coleman (Foto de prensa)

Richard Coleman no se detiene en el pasado y es por esa razón que no llama la atención que su nuevo show tenga como nombre "Mirando al mañana" ni que una de las canciones más exitosas de su último disco sea "Días futuros", nominada al Grammy Latino 2018.

El músico no para y ya emprendió la gira 2019. Su primer show del año fue en La Plata y luego se presentó en Córdoba. Este sábado lo hará en Buenos Aires (a las 21:30, en Lucille) y el 11 de mayo visitará Avellaneda.

En estos conciertos repasa los éxitos de su extensa carrera al frente de Fricción, Los 7 Delfines y durante su etapa solista. También incluye la ya clásica versión de "Heroes", de David Bowie; y un homenaje a su gran amigo Gustavo Cerati, con una fiel versión de "Lago en el cielo".

En diálogo con Infobae, Richard habló de su presente, del significado de una guitarra que era de su tío y logró restaurar después de casi 50 años, se emocionó al recordar al líder de Soda Stereo e hizo un análisis del estado actual del rock argentino, entre otros temas.

-La primera pregunta tiene que ver con tu presente. Venís de tocar en Córdoba y este sábado te presentás en Buenos Aires. ¿Qué características tienen estos shows? 

-Este año hemos empezado con el Trans-Siberian Express, la banda que me acompaña, lo que llamamos la gira "Mirando al mañana 2019". Básicamente, se trata de hacer una especie de panorama de mi carrera desde el principio, desde mis temas de Fricción, Los 7 Delfines, canciones que he compuesto con Gustavo Cerati e integrando fuertemente en el repertorio temas de mi último disco, F-Á-C-I-L. Es un nuevo repertorio, una nueva versión de todo lo que tengo hecho.

El show de este sábado es el tercero de la gira. Empezamos en marzo en La Plata y estuvimos en Córdoba con un éxito rotundo. Fue hermoso, un gran show. La gente se quedó afuera. Una gran recepción tuvimos. Hacía bastante que no íbamos a Córdoba. Estamos haciendo el club Lucille este sábado en Buenos Aires y el 11 de mayo Avellaneda, en el Mutar Bar. Seguimos con la misma lista de temas, el mismo concepto y el show se va afianzando cada vez más y está saliendo precioso. Estoy muy contento con eso.

El show se va afianzando cada vez más y está saliendo precioso. Estoy muy contento con eso

F-Á-C-I-L salió en 2017 y tuvo una buena repercusión, tanto en el público como en la crítica. Me decías que muchas de esas canciones las seguís tocando en vivo. ¿Estás pensando en un nuevo disco? ¿Podrías adelantar para qué fecha podría salir si es así?

-Lo estuvimos presentando todo el año pasado. Llegamos a tocar todo el disco en vivo, cosa que no se hace mucho. Últimamente los artistas no tocan todo el disco en vivo, sino siempre los temas que se vienen arrastrando ocupan un lugar importante en la lista. Yo opté por tocarlo todo entero y ahora, que está integrado a la lista nueva, recién estoy como empezando a encajar mi mente en un proyecto nuevo y ver qué me falta hacer. Y no queda mucho (risas).

Estoy en un proceso creativo. Todavía no tengo más que una especie de visión, de percepción de qué es lo que necesito hacer. Más allá de eso no te puedo decir. Pero ya viene. Ya vendrá el año que viene.

-En marzo contaste en tus redes sociales una historia muy emotiva sobre la restauración de una guitarra que era de tu tío, que tocaste desde niño y decías que significó mucho para vos. ¿Qué te motivó a restaurarla después de tantos años y qué sensaciones te invadieron al verla como quedó?

-Mirá, hace un par de meses llegó a mis manos del taller una guitarra criolla de los años '60 que la heredé de mi tío Beto, que era el hermano menor de mi madre. Cantautor folclorista. Cuando él falleció -que murió muy joven- yo la heredé a los 9 o 10 años y, con la guitarra, heredé también un poco el principio de lo que soy ahora, de lo que se fue transformando en mi carrera.

Sin querer o queriendo fue una especie de mandato familiar en un punto. Pero más que mandato fue una aprobación desde el vamos, que si yo me quería dedicar a esto podía contar con mi familia. Él, único músico, la oveja negra. Yo soy la ovejita negra. Es una guitarra que me acompañó en mi niñez y adolescencia, y que después se fue arruinando, como se arruinan los instrumentos viejos; y como uno los maltrata también de pendejo porque no es que estaba fascinado con la guitarra criolla. Era de mi tío, era la guitarra que tenía.

Cuando vi la foto de la guitarra me cayó un lagrimón porque me vino mi tío y toda mi historia personal

Yo siempre fui un ejecutante de guitarra eléctrica más bien y la tuve abandonada, guardada en el depósito con los muebles viejos. Y hace un tiempito encontré, en lo de uno de mis luthiers, que tenía algunas guitarras criollas en su taller. Entonces yo no sabía que él también podía hacer ese trabajo y ahí se me ocurrió preguntarle: "Che, ¿vos te animás a restaurar una guitarra muy vieja que debe estar destrozada?".

Fijensé en mi posteo en Instagram (Richard Coleman Rock) todo el trabajo que le hizo Sergio Nigrelli, luthier, que la puso mejor que nueva. Nunca estuvo así esa guitarra. Respetó el tipo de laca que se usaba en la época, la lijó toda, la despegó y la volvió a pegar. Hizo un trabajo realmente hermosísimo y ahora la tengo colgada en mi estudio y es una de las guitarras que estoy usando después de tanto tiempo. Fácil hacía 35 años que no la tocaba y ahora la tengo ahí para usarla, a la vista y la agarro… Es muy emocionante. Cuando vi la foto de la guitarra me cayó un lagrimón porque me vino mi tío y toda mi historia personal.

-Volvamos a la actualidad. Además de música, hacés radio. ¿Cómo te sentís en tu rol de conductor? ¿Qué es lo que más te gusta del medio?

-Estoy muy contento. Tengo un programa los lunes a las 22:00 en Nacional Rock. Se llama "Un lugar con parlantes" y ésta es la tercera temporada ya. O sea que ya estoy un poquito más suelto. Fue una propuesta de Bobby Flores, que él está haciendo la dirección artística de la radio, y realmente es un espacio que adoro.

Es muy lindo para compartir la música con la gente. En mi caso, cuando descubría una banda o tenía alguna canción o música nueva, uno siempre lo quiere compartir con amigos: "Escuchá esto". Y lo que estoy haciendo con la radio es un poco esto. Compartir mi discoteca personal y, a partir de ahí, los nuevos lanzamientos también. Todas las semanas paso por la radio entre media docena y 10 temas nuevos salidos en la misma semana.

O sea, no es solamente para atrás sino que también es mirando lo que pasa ahora. Síganlo el programa, está muy bien. La verdad es que la paso muy bien. Hablo, hay anécdotas, hay historias de música. Es un programa de cultura rock.

-No puedo no preguntarte por tu gran amigo Gustavo Cerati. Todos sabemos cómo era como músico pero te quiero consultar desde el lado más íntimo de tu relación con él. Estuviste en sus comienzos en la música (cuando hacía sus primeras armas con Soda Stereo) y también te tocó estar en los últimos dos discos de su carrera y sus últimas giras. ¿Qué recuerdos tenés de tu vínculo con Gus? ¿Qué aprendiste de él? Me imagino que lo seguirás extrañando…

-Objetivamente, la pérdida de Gustavo para mí fue y es más que nada una situación emocional, emotiva. Yo perdí un amigo. O sea, el artista más influyente de los últimos años en toda Latinoamérica, que es él. En realidad me afecta como nos afecta a todos los músicos del país y muchos músicos latinoamericanos. Todos los que pensamos que el rock siempre se puede mejorar, que siempre se puede hacer música excelente y se trata de eso. Es como que se apagó un faro, alguien que indicaba por donde había una costa segura… Y ese era Gustavo.

En cuanto a lo personal, creo no pasa un día sin que piense en algún momento, aunque sea fugaz, en él. Por alguna cuestión cotidiana, por tener la sensación de que hay algo que me pasa y que lo quisiera compartir con él. Como con los amigos, ¿no? Exactamente es eso. Creo que soy un tipo muy afortunado y me he quedado con cosas muy valiosas de mi amistad con Gustavo. Muchas tienen que ver con el trabajo y con el amor hacia el arte.

Creo que soy un tipo muy afortunado y me he quedado con cosas muy valiosas de mi amistad con Gustavo (Cerati)

Lo extraño y lo que aprendí de él es eso que te decía recién, el tema de la excelencia, de buscar que siempre se puede mejorar. No la perfección. La perfección no es una búsqueda válida artística. Para mí no lo es. Pero sí la excelencia, lo de mejorarse y la pasión por lo que uno hace, por lo que uno ama. O sea, trabajar apasionadamente porque ahí está la clave también de la expresión artística.

-Gustavo dijo en varias entrevistas que él, antes de ser músico, era un amante de la música. ¿A vos te sucede algo similar? ¿Antes de ser músico te considerás un amante de la música?

-Creo que sí, pasa por ahí. Yo por ahí necesito más la música que tocar. Entonces eso ya me convierte en melómano. Sin embargo, te digo que la guitarra es una gran compañera de mi vida, es como una parte de mi cuerpo directamente. Mi estado se ve reflejado en la guitarra. Yo todos los días tengo que agarrar el instrumento y comunicar algo con eso.

Richard Coleman con Infobae
Richard Coleman con Infobae

-Por último, ¿cómo ves la escena actual del rock nacional? ¿Hacia dónde creés que va la industria y dónde te posicionás vos en ella? 

-Yo apuesto al futuro siempre. No puedo ponerme en el lugar de que las cosas se hacían mejor antes, eso que el rock era el de antes. Eso nos pone del lado del tango, que siempre fue algo que no me gustó. Es como hablar del cine argentino de los años '40. O sea, es la base donde se fundamenta todo pero hay cosas que ya no se pueden ver ni se pueden escuchar porque la velocidad, la comprensión, los códigos de comunicación son diferentes.

Creo, de cualquier manera, que en este momento el rock nacional, para llamarlo de alguna forma, está en una transición muy fuerte porque justamente pasa eso de que nos cruzamos. Generacionalmente suceden cosas que no son muy comprensibles porque para mi generación no había músicos de 50 años que hicieran rock. No los había, no habíamos llegado a tener la edad que tengo yo ahora. Entonces, ponele, la convivencia ahí se pone un poco hostil porque no hay mucho espacio (risas).

Sin embargo, sí creo en los nuevos estilos y los nuevos modos. Se puede gestar algún tipo de discusión pero estoy convencido de que el trap es una expresión juvenil completamente válida, como lo fue el punk en su momento. Está bien que no entendamos los códigos y los valores que está moviendo eso porque está hecho para eso. Es una música que es un gueto cerrado juvenil que es para que se entiendan ellos y nadie más. Entonces, está todo bien y lo están haciendo a nivel industrial de una manera que a ninguno de mi generación se les podría ocurrir porque ellos ya vienen limpios con esa data. Así que, mientras que el rock vaya adecuándose a las nuevas tendencias y a las nuevas maneras de trabajar, va a estar vivo y coleando. Y yo creo que siempre lo ha hecho, así que se puede.

-Y como lo dice el nombre de tu show: "Mirando al mañana".

-Tal cual, se trata de eso. Esa es una de las claves: mirando al mañana, siempre para adelante. No revisar tanto el pasado…

*Richard Coleman se presenta este sábado a las 21:30 en Lucille (CABA) y el 11 de mayo en Mutar Bar (Avellaneda).

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