La catedral de Notre Dame, en la pantalla grande
"¿París? ¿Todo este tiempo estuve debajo de París?", se lamenta Remy, emocionado. Porque así como el pasado lo tuvo atrapado en la oscuridad de las alcantarillas, su futuro transcurrirá en el esplendor de la Ciudad Luz. Y entonces contempla la capital francesa de noche, en una vista soñada que por primera vez se despliega ante sus ojos, la catedral de Notre Dame se divisa al fondo. "Es hermosa…", suspira.
La escena pertenece a la recordada película animada Ratatouille (que en su nombre vincula al roedor con un plato muy popular en Francia), estrenada en 2007. Y la historia de Remy, la simpática ratita chef, es apenas uno de los tantos argumentos que hicieron mención de este monumento que hoy conmueve al mundo entero: el incendio desatado este lunes destruyó una parte importante del patrimonio arquitectónico, artístico y religioso de Notre Dame. Y quizás con la sana intención de hacer a un lado tanta desolación, vale un repaso de los otros casos en que la pantalla grande reflejó a la mítica catedral, para de esta manera dibujar una sonrisa en estas horas de gestos adustos.
"Guau, mirá Notre Dame", invita Jesse (Ethan Hawke) a Céline (Julie Delpy), en esa gran película romántica llamada Antes del atardecer, de 2004. Y mientras observa la aguja de la torre principal que ya no está, empieza a contar, navegando por el río Sena: "Cuando los alemanes estaban invadiendo París y tuvieron que retirarse, llenaron de explosivos Notre Dama para estallarla. Dejaron a un hombre para que apriete el interruptor y no pudo hacerlo. Se quedó sentado, asombrado por lo hermosa que es", dice Jesse, en un noble intento por utilizar a este Patrimonio de la Humanidad de 4.800 metros cuadrados como un artilugio de seducción más.
Desde lo profesional y lo sentimental, Salma Hayek se encuentra directamente vinculada con la basílica. Allí filmó The Hunchback, película basada en la clásica novela de Víctor Hugo, Nuestra Señora de París (tal la denominación en castellano de Notre Dame de París). En la película estrenada en marzo de 1997 (también Disney hizo su versión animada, justo un año antes), la mexicana encarnaba a la hermosa gitana a la que ofrece asilo el repicador de campanas de la catedral; Quasimodo, claro.
Quiso el destino -a menudo cruel- que Notre Dame se incendiara 22 años después de aquella filmación. Y que entonces el empresario François-Henri Pinault decidiera donar 100 millones de euros para su restauración. Desde 2009 este multimillonario francés es el marido de Hayek: la conmoción de la actriz al ver las imágenes de las llamas consumiéndolo todo terminó motivando a Pinault a entregar esta abultada cifra para las obras que ya se proyectan.
Los tres mosqueteros, la novela de Alejandro Dumas, también fue llevada a la pantalla grande en varias ocasiones. Los espadachines enredados en pleno duelo entre las gárgolas, y a centímetros de caer al vacío, también es una imagen sobre Notre Dame que nos regaló el séptimo arte, en 1961.
Hasta una película de vampiros tuvo como escenografía a la catedral. Se trata de Van Helsing, de 2004, protagonizada por Hugh Jackman. La estrella australiana se pone en la piel de un cazavampiros, inspirado en el doctor Abraham van Helsing, de la novela Drácula.
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