(Video: tráiler "Leaving Neverland")
El documental Leaving Neverland, producido por HBO, pone los ojos del mundo sobre la vida de Michael Jackson y una oscura historia de la que se habló durante años y por la que el artista fue llevado a juicio. Pero que recién con esta serie dirigida por Dan Reed la sociedad parece haber tomado conciencia real sobre quién fue el ídolo pop.
El documental consta de dos capítulos, de dos horas cada uno, y es realmente perturbador de ver, ya que aborda de una manera descarnada a Jackson como un pedófilo.
Con el testimonio de Wade Robson y James Safechuck, quienes relatan durante esas cuatro horas los abusos que sufrieron en su niñez y cómo sus familias quedaron atrapadas dentro de la maquinaria de magia y dinero que Michael Jackson tenía.
Los dos protagonistas de este documental tenían entre diez y siete años cuando conocieron a Jackson y en poco tiempo empezaron a ser abusados sexualmente por el cantante. La historia recorre ese período de tiempo y llega hasta la actualidad, con estos dos hombres, hoy mayores de treinta años, sufriendo las consecuencias de lo que ellos cuentan haber vivido.
En el medio está el ídolo indiscutido, el hombre con el disco Thriller, el más vendido de la historia de la música. Un artista excepcional sobre el escenario, pero que según cuentan Robson y Safechuck, un pedófilo que los sometía sexualmente cada vez que podía.
Así lo hizo durante años, según cuentan los dos hombres. El mundo que los rodeaba, padres, amigos, empleados de Jackson y otros artistas, no se daban cuenta de nada.
La producción de HBO es difícil de digerir por el tema que aborda y porque a muchos nos cuesta pensar en Jackson como un perverso que pudo abusar de esos niños y de otros, y sin embargo sobre el escenario brillaba.
La serie abre varios interrogantes, ya que ninguno de los protagonistas denunció judicialmente a Jackson mientras vivía. Incluso, Robson testificó a favor del cantante, mientras otros niños y sus familias demandaron al rey del pop.
Esta historia dividió al público sobre el contenido del documental. Eso tal vez forma parte de lo peor que tuvo el trabajo. Hasta algunos artistas, como Barbra Streisand, justificaron a Jackson. "Sus necesidades sexuales eran sus necesidades sexuales, provenientes de la infancia que tuvo o del ADN que tenga", dijo la cantante en una entrevista en The Times.
"Se puede decir que fueron abusados, pero esos niños, como les escuché decir (a Robson y Safechuck), estaban encantados de estar allí. Ambos se casaron y tienen hijos, así que eso no los mató", indicó la cantante.
Con semejante afirmación la artista recibió un aluvión de críticas y tuvo que disculparse. Pero no solo famosos opinaron, mucho de los espectadores de la serie defendieron a Jackson, descreyendo de lo que dicen los dos hombres.
Otra de las cosas que se debatió es si se puede seguir escuchando la música de Jackson después de saber estas historias. Muchas voces se alzaron en contra de seguir escuchando su música, y radios como La Metro decidieron quitar de su catálogo musical la discografía del Rey del Pop.
Para muchos estos actos son demagogia pura, porque hace años que el fantasma de los abusos a menores ronda la vida del artista y nunca antes se dejó de difundir su música, debido a que era un gran negocio para todos.
Leaving Neverland corre el telón de un tema espantoso pero que no puede ser ocultado: el abuso de niños y además el abuso por parte de personajes famosos y la impunidad de la que gozan por ser celebridades. Eso es repudiable, sin dudas. Luego, lo que nos pasa a cada uno con esas estrellas o famosos acusados de estas circunstancias es un tema muy personal.
El que tenga el estómago para seguir escuchando, bailando, cantando o divirtiéndose con las canciones de Jackson que lo siga haciendo, el resto, los que nos quedamos shockeados por esta historia, decidiremos qué hacer.
Nadie puede quedar indiferente luego de ver el documental de HBO. Como ser humano primero, y como padre después, uno siente que algo cambió para siempre sobre la mirada que teníamos del ídolo, y todo se ve como algo rodeado de oscuridad.
La vida de Jackson, su fama, su dinero, su casa, sus discos, su estilo, todo resulta imposible de ser analizado sin tener en la cabeza que él, según cuentan Robson y Safechuck, abusó de esos niños durante siete años.
El horror se apodera de todos nosotros, los espectadores, y ojalá sirva para reflexionar sobre el lugar que los padres deben tener en el crecimiento de sus hijos, pero no para juzgarlo, sino para estar atentos.
Porque en caso contrario se desvía la atención, y en esta historia, como en tantas otras, el culpable es el abusador de menores: ni los niños, ni su entorno son responsables. Ellos son las víctimas y el abusador es quien debe ser castigado.
Lo particular es que en este caso el abusador es Michael Jackson. Durante toda su vida y luego de su muerte solo hablamos de su música, de sus éxitos y de su labor humanitaria. A partir de ahora, todo eso quedó en segundo plano y hay que echar luz ahora sobre los abusos que realizó, que son relatados por Wade Robson y James Safechuck.
Al lado de la historia de abuso que narra la serie, todo lo demás de la vida de Michael Jackson pasó a segundo plano. Es un buen momento para que el tema se hable de manera responsable para ayudar a quienes han sido víctimas de abuso o quienes hoy aún lo son.
Que el responsable de estos actos sea una celebridad no le da inmunidad; al contrario, le da el doble de responsabilidad, ya que con sus actos destruyó la vida de varios chicos y también destrozó el alma de millones de fanáticos alrededor del mundo, a los cuales les explotó una bomba en el living de su casa, en forma de documental llamado Leaving Neverland.
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