Por Leo Ros
Los gritos guturales de Oliver Sykes, cantante de Bring Me The Horizon, todavía resonaban en los oídos de la multitud que se alejaba del Stage 2, cuando en el escenario de enfrente Jorge Drexler se arrodilló frente al público con los brazos abiertos.
Mientras tanto, a su lado, percusión y guitarra llamaban despacio a que los indecisos se acerquen, como si se tratase de un extraño conjuro. La corriente migratoria también atrajo gente del Alternative, donde Rosalía había hecho bailar a todo el mundo con su flamenco trap pop.
El compás se convirtió en "Movimiento", una de las canciones que integra Salvavidas de hielo (2017), último disco del uruguayo. "Estamos vivos porque estamos en movimiento", dice la canción y el que entendió la paradoja salió victorioso. "Buenas noches Buenos Aires, qué alegría tocar bajo este cielo", lanzó.
"Gracias por traernos de vuelta", arrancó, agradecido, Drexler. Inmediatamente después apareció "Transoceánico"y luego "Estalactitas", de Salvavidas.
Y si al principio resultó raro verlo en un lugar abierto y para un público tan variado como el que esta tarde lo siguió en el Hipódromo de San Isidro, esas dudas también quedaron atrás. Incluso con un setlist alejado de los clásicos y enfocado en su último disco y en Bailar en la cueva (2014), el anterior, Drexler resultó un bálsamo en lo vertiginoso de la propuesta Lollapalooza.
Así es que sonaron "Universos Paralelos", "Asilo" y más adelante "Silencio" y "Telefonía", todos de sus más recientes lanzamientos. "Qué maravilloso escucharlos, gracias", saludó Jorge y luego se adentró en tres dedicatorias muy importantes.
La primera fue en "Pongamos que hablo de Martínez", dedicada a Joaquín Sabina, la persona que le aconsejó mudarse de Uruguay en España, transformando para siempre su carrera dos décadas atrás. Para entender esa historia hay que remontarse a 1994, cuando Drexler teloneó al español en Montevideo.
Para ese momento el músico estaba recién recibido de médico y
trabajaba en la clínica familiar atendiendo a pacientes con sordera. A pesar de tener dos discos grabados, sus expectativas estaban concentradas en la medicina. Ese consejo de Sabina sale a la luz en la canción con la que lo homenajea en su más reciente álbum.
La segunda dedicatoria viene de la primera. "Esto es para los que están en el stand de Médicos sin Fronteras, que mientras nosotros estamos aquí están trabajando en Mozambique, en Venezuela, en lugares donde realmente se necesitan", expresó y recordó la tarea humanitaria que realiza esta fundación sin fines de lucro en varios puntos en conflicto en el mundo.
Para celebrar tamaña labor se despachó con una versión a capella de "Al otro lado del río", canción con la que ganó un premio Oscar en 2005, entregado por las manos del mismísimo Prince.
Con la tercera se terminó de poner a la gente en el bolsillo: "Esta es una deuda que tengo con esta ciudad, por esta canción, pero sobre todo con Mercedes Sosa, quien me enseñó cómo cantarla", anunció para presentar Sea, de su exitoso disco homónimo de 2001, y cuya versión cantada por la tucumana en Cantora (2009) lo inspiró para siempre.
Apoyado en el mantra de que "cada uno da lo que recibe y luego recibe lo que da" de "Todo se transforma", Jorge Drexler comenzó a decir adiós a su paso por el Lollapalooza 2019. Así propuso danza en "Bailar en la cueva" y emoción en "Me haces bien", para llevarse a cambio una ovación enorme.
Con la primicia de boca del uruguayo de que volverá en septiembre a la
Argentina para dar una serie de shows y presentar un repertorio nuevo, la multitud se alejó nuevamente buscando nuevas experiencias. Por su lado, Drexler se fue sonriente con la seguridad de que había ofrecido un momento diferente en medio de tanto vértigo.
SEGUÍ LEYENDO