Pablo Echarri, orgulloso de su hija de 15 años: "Morena milita en La Cámpora, es profundamente kirchnerista"

"Mi hija defiende a ultranza sus ideales y muestra una valentía que me emociona profundamente” cuenta el actor en esta charla con Teleshow en la que presenta su nueva película, confiesa que no se animaría a tener una pareja abierta y defiende a Florencia Kirchner: “Ha sufrido la realidad de tener un padre y una madre presidentes de la Nación”

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"Cuando algo es injusto, hay que pelearla", escucha decir Pablo Echarri (Mariano) a su padre en El kiosco, la opera prima de Pablo Pérez en la que interpreta a un hombre de 50 años que, harto de su trabajo, sueña con realizarse en un proyecto propio y dejarle algo a su hija.

La frase tiene un poder muy grande, tanto en el filme como en la vida de Echarri, quien le ha puesto el cuerpo a la militancia y a las causas con las que comulga. Y ese es el legado que quiere dejarle a sus hijos.

El marido de Nancy Dupláa es uno de los actores más buscados de la Argentina. Viene de estrenar Happy Hour. En junio presentará una nueva película dirigido por Marcos Carnevale. Y hoy está dedicado a grabar Atrapa un ladrón, la nueva serie de Telefe. Sin embargo, Pablo asegura que la actuación no llegó a su vida como una vocación imparable.

—En la película, Mariano está harto de su trabajo. ¿A vos te pasó alguna vez aburrirte de ser actor?

—Tuve algunos indicios de hartazgo, pero cuando vinieron esos indicios comencé a diversificarme un poco en la actividad. Cuando sentí que los personajes que me tocaba interpretar me iban quedando un poco lejos, vino la posibilidad de la producción y diversificó mucho el acto creativo. No tuve tiempo entonces de llegar a un punto de no retorno con el oficio del actor. Si no hubiese tenido la posibilidad de la producción no sé si hoy estaría actuando, porque nunca me sentí un actor de vocación. Sí siempre sentí que era lo que mejor sabía hacer, que me manejaba como pez en el agua y que amaba eso que hacía. Pero soy un tipo muy pragmático y me voy desilusionando con las cosas cuando se repiten.

—¿Cómo anda el productor?

—Está en un stand by acomodándose a las realidades coyunturales del país. Hoy, la posibilidad de producir independientemente está verdaderamente complicada. Este es un tiempo de productoras más grandes, con más espalda. El Instituto de Cine fomenta a quienes tienen espalda para producir. Es una de las noticias más tristes y atenta contra lo que es el cine como arte, y como instrumento cultural.

—¿El vínculo con Martín Seefeld quedó bien?

—Sí, siempre. Lo seguimos manteniendo a través de lo que es nuestra actividad en SAGAI. Hoy Martín es vicepresidente de SAGAI, yo soy tesorero, y ya hace 13 años que venimos en ese camino. Está intacto, más allá de los desgastes lógicos que pudieron haber existido por el tiempo y también por las razones por las que nos hemos alejado, que tuvieron un componente político importante en una coyuntura muy intensa en estos últimos años.

—Vuelvo a la película. Mariano quiere un legado para su hija. ¿Qué soñás con que dejarle a tus hijos?

Mi sueño es inherente a la posibilidad de una libertad verdadera. Mostrarles la necesidad de no tener miedo. De pelear tanto por los ideales como por los intereses concretos que tengan. Ese es el legado más lindo que les puedo dejar, y el más importante. Y lo voy dejando, todo este tiempo de grandes exposiciones, donde he tomado una postura determinada de no ocultar mi pensamiento; fue una necesidad interna. No puedo decirte que no he sufrido ni he sentido las consecuencias de exponer una claridad tan meridiana a la hora de hablar sobre mi idea política. Pero a la vez, me dio una libertad muy grande. Una vez pasadas las tormentas iniciales y las incertidumbres de no saber a dónde podía llegar a terminar por expresar mi idea, darme cuenta que acá estoy vivo, con trabajo, con un buen trabajo, sintiéndome un privilegiado de esta actividad, me quedo con la consecuencia y con la ganancia enorme de no haber tenido miedo. Y de que mis hijos vean eso en carne propia. Mi hija defiende a ultranza sus ideales y muestra una valentía de la que me emociono profundamente; ella ha visto cómo en algunos momentos he tenido algunos ataques. Ha sabido a edad muy temprana el por qué de esos ataques esporádicos, y ha entendido que fue por jugarse por los intereses y por el ideal. Y hoy por hoy, ella está haciendo lo mismo.

—Está arrancando su militancia.

—Sí, está arrancando su militancia. Lo está haciendo de una manera muy intensa.

—Morena tiene 15 años. ¿Hay un orgullo como papá ahí?

—Sí, claro, enorme. Por la idea que tiene dentro de su cabeza, porque la comparte conmigo. Pero aparte, porque veo una mujer valiente, absolutamente comprometida en lo que tiene que ver con su espíritu feminista como también en su búsqueda política, por impulsar esa idea que ella quiere y tratar de convencer.

—¿Dónde está militando?

—Bueno, lógicamente está militando en La Cámpora (risas). Morena es peronista, pero es profundamente kirchnerista.

Pablo Echarri en “El Kiosco” su última película.
Pablo Echarri en “El Kiosco” su última película.

—Venís de estrenar Happy Hour, donde aparece la temática de la infidelidad y la pareja abierta. ¿En algún momento lo han evaluado seriamente el tema con Nancy?

—No te puedo decir que no lo hemos charlado. Somos un hombre y una mujer de casi 50 años y hemos hablado de nuestras fantasías, del bagaje que venimos trayendo en 50 años. También somos de otra generación. Esto que algunas generaciones manejan con tanta soltura, lo admiro profundamente. En mis hijos y en los amigos de mis hijos, en ver cómo tocan la temática, cómo la tratan, cómo desdramatizan ante el deseo y el gusto sexual de unos y de otros me provoca envidia, me ha dado el deseo de haber nacido años más adelante. Somos otra generación, entonces hay cosas que están un poquito vedadas.

—Si le pregunto a Nancy en qué momento sos insoportable, ¿qué me va a decir?

—Siempre (risas). En la mayoría del tiempo. Soy un tipo muy intenso con mis convicciones: cuando tengo algo en la cabeza y creo que tengo los argumentos necesarios para defenderlo y llevarlo adelante, soy una aplanadora.

—¿Has perdido amigos por cuestiones políticas?

—Sí. He perdido algunos; otros momentáneamente no los veo.

—¿Porque piensan distinto o porque es muy tirante la situación en la posición de cada uno?

—Cuando nosotros pensamos distinto en el esquema económico, en qué tipo de economía deberíamos tener o qué tipo de plan de desarrollo deberíamos tener como país, creo que hasta me puedo poner de acuerdo porque puedo entender que haya pensamientos más liberales, algunos que sean más populares, hasta más socialistas. Lo que me separa profundamente, no solamente de amigos sino de gente que quiero profundamente, y que aún hoy día los quiero de forma intensa porque recuerdo todo lo vivido, son ciertas temáticas más delicadas. Cuando fue la tragedia de Santiago Maldonado me encontré con pensamientos bastante difíciles de poder congeniar. El hecho de pensar que una persona no puede solidarizarse con un grupo de gente que viene sometida a lo largo de los tiempos, y que lo que prime en esas cabezas sea que alguien que no es parte de ese grupo no debería haberse metido para intentar ayudar, eso me separa muchísimo. Porque esa es mi hija que hoy se solidarizaría por una causa que tal vez a ella no la incluye directamente.

—El "¿para qué te metes?" o "algo habrán hecho".

—Exacto. Esa sensación. Y saber que estoy adelante por ahí de alguien a quien quiero mucho, pero que ante una situación extrema si me pasa algo lo que diría es "¿Para qué te metiste?" o "Algo habrás hecho", eso me aleja muchísimo. No las cuestiones económicas o a quién vote. Al contrario: me parece que eso otorga un nivel de riqueza. A mí no me preocupa la posibilidad de alternancia, a mí lo que me preocupa es la puesta en marcha de un odio extremo, o de no empatizar con el ser humano más allá de pensar diferente. Yo soy empático con el ser humano, soy empático inclusive con el que no piensa como yo. No me alegro por la muerte de nadie, no me alegro ni siquiera por la muerte de mis enemigos.

Duplaa y Echarri, con la pasión intacta.
Duplaa y Echarri, con la pasión intacta.

—¿Te enojan en ese sentido las críticas que surgieron a raíz del viaje de Cristina Kirchner a Cuba a ver a su hija?

—Cuando alguien ante una situación de salud pone por delante la cuestión jurídica y lo hace ex profeso, se sale de la vaina por hacerlo, me genera rechazo, un profundo rechazo. Cuando alguien puede alegrarse por el estado de salud de una nena, de una chica muy joven, que en este caso no ha tenido ni más ni menos que haber sufrido la realidad de tener un padre y una madre presidentes de la Nación, con todo lo que eso implica… Yo imagino la vida de Florencia (Kirchner): dos padres absolutamente dirigidos a su militancia y a la necesidad de cambiar el mundo, de haberlo cumplido, habla de chicos que han tenido padres que los ha acercado a niveles de tensiones que chicos normales con padres con otros oficios u otras profesiones no han tenido. Que se alegren de ese posible estado de salud, pero que se alegren aún más de la posibilidad, o se enojen en este caso por el hecho que esté en otro país, y que pidan a gritos que vuelva corriendo porque aquí en la Argentina hay buenos flebólogos y se someta a derecho, eso me enoja. Primero, porque estoy seguro de que volverá a subirse a un avión apenas pueda. Toda su familia se ha sometido a derecho a lo largo de las distintas enormes causas que han tenido y que tienen.

—En la misma línea, ¿te enojaba en igual medida cuando le decían cosas espantosas a la hija de Mauricio Macri, Antonia?

Idiotas hay en todas partes. En los que están alrededor mío nunca he escuchado en este caso poner a una nena pequeña como objeto de discusión política y de escarnio. Te lo digo con una mano en el corazón. De hecho me han sacado noticias falsas, estas fake news que abundan tanto, donde yo hablaba y hablaba pestes de la nena, la más chiquitita del Presidente, y jamás se me ocurriría. Yo trabajé al lado de Agustina Macri en El elegido, un ser excepcional, una chica maravillosa con un talento impresionante, y aparte, una piba de oro. No tengo esos problemas. Tal vez me equivoque, pero no es comparable el odio irracional que se expresa de un lado con el que se expresa del otro. El "Viva el cáncer" de la época cuando Eva Perón se enfermó es algo que no es traspolable a este espacio te diría.

—¿Sentís que el odio hacia el peronismo es mayor que aquel que surge desde el peronismo?

—Sin duda. El peronismo es una anomalía del sistema político mundial, entonces, el que es peronista sabe que siempre está en inferioridad de condiciones porque el esquema político reinante es el conservadurismo. Entonces el peronista entiende que ese es su espacio y que si está en el poder es un momento casi como una anomalía, que volverá a esa, entre comillas, normalidad conservadora. Entonces, a la hora de ejercer la política la ejerce de otra forma. No quiere decir que no haya gente que utiliza inclusive la violencia, pero el odio insuflado de las otras partes… Esa característica de odio y esa posibilidad de expresarla sin ningún tipo de límites, inclusive con noticias falsas.

—¿Ese enojo está con el kirchnerismo o con el peronismo?

—No, con el peronismo. Ese enojo es insuflado por las clases más conservadoras, las que verdaderamente manejan los destinos económicos y financieros del país, y que lo insuflan a una parte de la sociedad, que no está cercana ni socialmente ni económicamente la insuflan, para azuzar ese odio.

Pablo Echarri junto a Cristina Kirchner
Pablo Echarri junto a Cristina Kirchner

—Si te llama Macri para que vayas a una reunión en Casa de Gobierno porque te quiere escuchar, quiere intercambiar opiniones con vos, ¿vas?

—Pasaron tres años de gobierno. Lo hubiera hecho en un momento donde ese diálogo que se proponía se entendía como posible. He tenido reuniones por estar dentro de SAGAI con distintos referentes del Poder Ejecutivo, y de ese diálogo nunca ha salido alguna cuestión positiva. Sí lo haría, por respeto a su investidura presidencial y por cumplir con una requisitoria o con un pedido, pero no porque crea que yo pueda llegar a sacar alguna conclusión positiva.

—Antes hablábamos de los costos. Y me viene rápidamente a la cabeza el boicot que se convocó cuando arrancaban con La Leona. Le pusiste el cuerpo y tuvo un costo. ¿En ningún momento dudaste?

—Sentí la aprehensión de la energía, de la contraofensiva, por decirlo de alguna forma. Pero no soy un tipo que se arrepiente de la toma de decisiones porque cuando tomo una decisión lo hago después de haberla craneado mucho, analizándola en profundidad. Lo más importante es cuando a tu hija la ves entrar con ese pañuelo verde, cuando la ves pelear no por su realidad, sino por la realidad de chicas que no tienen la posibilidad de poder lograr un aborto seguro y gratuito, y no morir en el intento. Entonces, está todo pago. Tengo miedo a ciertas cosas pero no soy un tipo miedoso, no me siento un tipo cobarde.

—¿Estás esperanzado de cara a las próximas elecciones?

—Sí. Es un momento de esperanza. Se ve, se respira.

—¿Qué querés que pase con la oposición? ¿Que haya un acuerdo? ¿Querés que Cristina sea la candidata?

—Sí, claro, por supuesto: yo quiero que ella sea la candidata. Más allá de los enormes errores cometidos por el kichnerismo, los voluntarios e involuntarios, estoy seguro de que el camino de desarrollo era por ahí. Una economía interna fuerte, sustentable.

—¿Pero es con Cristina?

—Sí, porque es hasta ahora quien lo ha llevado adelante. El kirchnerismo fue quien lo llevó adelante. Las opciones que hoy existen no me han demostrado que puedan llegar a a crear, entre cosas, un esquema comercial antimonopólico en absolutamente todo. La quiero a ella de candidata, por supuesto.

—¿Qué le decís al que volverá a votar a Cambiemos?

—Hay un componente ideológico más profundo y no estaría votando a un candidato analizando cuál es su propuesta política y económica. Lo estaría votando casi en contraposición. No en una posibilidad propositiva. Yo voto al kirchnerismo porque soy propositivo, porque lo que me ofrece el kirchnerismo como propuesta de país es lo que yo quiero. Quiero satélites en el espacio. Quiero un mercado interno fuerte. Quiero un Estado bancando y subvencionando a las economías emergentes. Entonces voto a ese modelo porque sé que ese espacio me puede dar ese modelo. Siento en este caso quien votaría a Macri lo votaría para que no vuelva el kirchnerismo, y yo no conozco avanzar por la vida para que otros no lleguen. No actúo para que el otro no llegue.

—Por la negativa.

—Por la negativa. Yo creo que votar por la negativa es un hecho profundamente karmático. O sea, creo que quien va por la negativa en la vida, a la larga va sufriendo consecuencias importantes, y negativas.

—Felicitaciones por la película y por la hija que tanto orgullo te está generando.

—Es lo que mejor me salió hasta ahora.

—¿Y Julián, cuántos años tiene?

—El chiquito de ocho es un fenómeno, es un amor de nene.

—¡Mirá si te sale militante de Cambiemos! ¿Qué hacés?

—Si luego quiere ser desheredado, por supuesto puede hacer lo que sea (risas). Siempre va a tener la libertad de elegir lo que quiera. Los estamos criando para ser absolutamente libres.

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