El diseñador habló del encuentro místico con su madre mientras estaba en coma (Video: Teleshow)
"Laurencio, todavía no es tu momento".
El 10 de agosto de 2018 hacía frío, el cielo estaba gris y los familiares y círculo íntimo de Laurencio Adot esperaban que el diseñador de alta costura recupere el conocimiento. Tres días antes, había sufrido un ACV (accidente cerebrovascular) que lo tenía en coma desde entonces.
Adentro de la habitación del Sanatorio Los Arcos, en donde estuvo internado, Dot, todavía inconsciente, tuvo un encuentro místico con Elsita, su madre fallecida -y con quien trabajó durante 15 años-. "Sentí el calor humano, que me hacía reiki, y era ella porque me lo hacía cuando estaba viva. La escuché, me dijo que no era mi momento", cuenta Laurencio a Teleshow.
"Hubo mucha gente que me dijo que en la posición en la que estaba, uno siente que un ser querido que no está en la tierra lo va a buscar. En mi caso fue mi mamá, yo tenía una relación muy fuerte con ella, además trabajamos durante 15 años juntos", detalla el diseñador sobre la experiencia mística que vivió mientras estaba en coma.
A siete meses del ACV, hablo bastante bien, no me babeo, y no tengo la cara doblada
Cuando recuperó el conocimiento, llegó uno de los momentos más difíciles. Según su propia experiencia, él veía y entendía lo que estaba pasando pero no podía comunicarse con los médicos ni sus seres queridos. Tampoco movía sus extremidades. Estaba atrapado sobre su propio cuerpo.
"Tu cabeza continúa, pero tu cuerpo y tu boca no. No podía decir que no, ni que sí, pero entendía todo lo que estaba pasando. Y es cruel", explica y se compara con el músico Gustavo Cerati, que estuvo en estado vegetativo durante cuatro años: "Pienso mucho en lo que debe haber vivido él, pobre. No poder expresarse siendo poeta".
A siete meses del ACV, Adot contó las secuelas que le quedaron (Video: Teleshow)
Desde su atelier de Recoleta, en el cual sigue diseñando vestidos de alta costura "dibujando palotes" porque todavía no recuperó la movilidad de su mano y no puede escribir, Laurencio en más de una ocasión hace referencia a la fe y agradece a Dios que está vivo. "Fui tocado. El haber vuelto en tres días. Volví a caminar, recuperé el habla y todo lo que un ser humano necesita para comunicarse todos los días", destaca, a siete meses de haber sufrido el ACV, al que describe como una "enfermedad espantosa".
Desde que sufrió el accidente cerebrovascular, el diseñador trabaja en su recuperación ayudado por profesionales que lo asisten tanto en la clínica privada a la que va tres veces por semana como en su domicilio particular. "¿Si en algún momento pensé que no iba a poder? El miedo es algo que vive con vos. Además, tampoco estoy curado del todo", advierte y explica que hace poco sufrió un ataque de pánico.
Se me quemó el cerebro, literal. Lo vi en fotos, se me quemó el costado izquierdo de la cabeza
Debía viajar a Sao Pablo (Brasil) junto con su socio Thiago -trabajan juntos hace 15 años- y la noche anterior no quería subirse al avión. "Me agarró ataque de pánico. Me hice la idea de que venían unos marcianos y que me iba a explotar la cabeza. Cualquier cosa. ¡Un delirio!", narró y aclaró que gracias a las palabras de aliento de su amigo logró subir al avión.
Volver a empezar
"Perdonen mi voz. No es la mía. Después de un ACV, es lo que sale", indica Laurencio sobre el cambio en su tono. "A veces pienso que la estoy impostando. Me cambia todo el tiempo lo que escucho, pero me encanta estar así después de un ACV. Haber sobrevivido", emociona y agrega que "sin querer queriendo" se convirtió en embajador y en un ejemplo de lucha y superación: "Yo no tenía idea de nada. Es algo con lo que aprendés mucho".
Con respecto a su parte motriz, el diseñador asegura que antes tenía más dificultades para mover su brazo derecho y una de sus piernas. "Me falta muy poquito para la boca. Estoy en un 85 por ciento de mi voz y me faltaría un 15 por ciento para ya estar perfecto. Todo lo que es comer, la respiración, volvió. Hablo bastante bien. No me babeo, y no tengo la cara doblada", celebra quien vendió vestidos de alta costura en todo Estados Unidos y abrirá un showroom en Nueva York y París.
El diseñador de alta costura contó cómo es el tratamiento de recuperación (Video: Teleshow)
"Fue un trabajo arduo que está basado en el amor y en la fuerza, en la persistencia. Yo soy muy duro conmigo y con mis cosas. Soy siempre el último orejón del tarro. Ayudo y hago todo por los demás", continúa quien presentó el jueves pasado en un desfile en el Planetario su colección de invierno llamada Infinito.
También asegura que debió aprender a volver a caminar, hablar y comer como si fuera un niño. "¿Qué tengo ganas de hacer? La situación está tan mal", se preguntó sobre la realidad económica y social. "Con mi marca ayudé muchísimo. Hice 14 comedores escolares en todo el país: La Rioja, Catamarca, Santiago del Estero… porque no es que los hice en Recoleta", aclara y suma la clínica de rehabilitación de drogas que construyó en Santa Fe.
Laurencio también aprendió a nadar otra vez y celebra que ya puede flotar solo en una pileta. Entre los seis profesionales que los ayudan en su rehabilitación, detalla que realiza fonoaudiología, terapia ocupacional y hace gimnasia durante una hora y media.
Por su parte, asegura que más allá de los médicos y especialistas, nada de todo esto hubiera sido posible sin el apoyo incondicional del actor Damián Andrés Romero, el actor con quien está en pareja hace 12 años.
"Lo más importante es la compañía. Quien te acompaña y duerme al lado tuyo porque lo sentís. A la mañana te baña, a la tarde te pasea, a la noche te da de comer y te vas a la cama. Dependés de una o dos personas", revela el diseñador de 52 años que lleva 30 trabajando en el mundo de la moda.
"Lastimosamente, es una manera de deshacerse de familiares. Al que tiene un ACV lo dan por muerto en vida. Entonces, no hay un mimo, una caricia, no beso, no hay nada. Y juro que yo salí 89 por ciento por el cariño de mi hermano, de mi pareja y de mi socio. Yo salí por estos chicos que realmente pusieron todo. Me cuidaron la empresa y mi casa. Estuvieron en todo", destaca.
La angustia que desató el ACV
Sobre aquella mañana del siete de agosto de 2018, Laurencio recuerda que fue a entrenar y volvió en subte a su casa. "Vos no sabés lo que trabajaba antes, ¡lo que gritaba yo en el teléfono! De alguna manera las malas noticias llegan una detrás de otra: los empleados del local, la plata, la AFIP (Administración Federal de Ingresos Públicos). ¡Y exploté! Me explotó el cerebro, se me empezó a quemar", detalla que se le "quemó el lado izquierdo de la cabeza": "Lo vi en fotos", advierte quien comenzó su carrera a los 19 años.
"A los 20 minutos me encontró mi pareja y pude salvarme. Y estoy hablando así porque fue muy rápido: a los 45 minutos ya estaba tomando la droga que me salvaba y tenía todos los médicos en frente mío, pero yo no podía decir nada. Era un vegetal", se sincera quien vistió en más de una ocasión a la primera dama Juliana Awada.
Cuando estaba en coma, escuché a mi mamá que me dijo que no era mi momento
De la misma forma, explica que la presión que se autoimponía en el trabajo le jugó una mala pasada porque descuidó la toma de las pastillas para la hipertensión. "Hay que estar atentos y mirar. Hoy, nos hacemos mala sangre con todo lo que está pasando: uno de cada tres argentinos tiene un ACV, es una cifra muy alta", remarca quien venderá vestidos en Rusia y Emiratos Árabes.
"También me gustan todas las cosas malas", reconoce y enumera: "Me encanta el café, me encanta trabajar, el 'no' me llama la atención. Los malcriados tenemos una cosa de que el 'no' es 'sí'. Y bueno, no".
Cuando habla de las secuelas que le quedaron del ACV y en la rehabilitación que está realizando, parte del tratamiento es saber cuándo parar. Si bien tiene muchos proyectos con su marca, Laurencio tomó conciencia y entendió que si se siente mal, debe descansar: "Es la cabeza. Me tengo que acostumbrar a que se reconstruyan las células. Estoy manija estudiando todo lo que tiene que ver con el cerebro".
Por su parte, recuerda otro hecho espiritual que vivió durante los tres días que estuvo en coma. Además de haber escuchado a su madre, Adot asegura saber lo que pasa "en el intermedio": "Al contar esto no estoy loco ni soy un mitómano. Vi la luz naranja, que después fue blanca. Vi el final".
Laurencio Adot recordó cómo fueron los minutos previos al ACV (Video: Teleshow)
Cada noche, antes de dormir, el diseñador agradece estar vivo pero también cierra los ojos con miedo de no volver a despertarse. "Mi mamá y mi papá murieron de muerte súbita mientras dormían. Entonces, toco a mi pareja para saber que está, y que también estoy. Sería una muerte perfecta porque no sufrís, pero por otro lado dejás de ver a tus familiares y me daría lástima porque ellos sufrirían mucho", considera.
"Sé que voy con mi mamá y con Dios. Tengo muy clara la muerte. Pero igual, cuando me despierto vuelvo a agradecer y digo 'Estás vivo, Laurencio. ¡Tenés que hacer! Por algo te están dejando vivo!'", concluye Laurencio Adot que, sin duda, tiene muchos proyectos laborales por delante pero el principal es recuperarse al cien por ciento.
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