Por Susana Ceballos
Guillermo Salmerón suele escaparse de los flashes, las polémicas y también de las entrevistas. El autor de programas como Televisión por la identidad y El Marginal todavía mira sorprendido como los caminos de la vida, pero también las oportunidades y las decisiones, convirtieron a ese chico del suburbano que creció sin mirar televisión, en este guionista que escribe una serie que será vista en más de 70 países y tratará sobre una de las personas más famosas del mundo: Diego Maradona.
Quizá porque la vida del gran astro del fútbol argentino es tan apasionante como controvertida es que, aunque todavía no se estrenó su biopic, ya estalló la polémica. Claudia Villafañe dijo que mandaría una carta documento a los productores por usar su imagen y nombre sin autorización. "Hay una historia que es la que no viví, como pasa siempre en la historia de Diego", aseguró la madre de Dalma y Gianinna. Salmerón se desmarca de la disputa. "No sé del enojo de Claudia. En lo personal le tengo mucho respeto a ella. Siempre me llamó la atención que en medio de la locura que era vivir al lado de Maradona haya podido educar a dos chicas tan buena gente como son Dalma y Gianinna", y agrega "ojalá que cuando vea el programa sienta que se la trató con mucho cuidado".
Aclara que cuando de la productora internacional se contactaron con él con la propuesta de trabajo se encargó de enfatizar que aceptaría que solo si tenía libertad para escribir. Los productores le aseguraron que Diego leería los guiones pero nunca se metería en su trabajo y hasta ahora así sucedió. También explica que si bien la serie es sobre la vida de Maradona no es un documental. Aunque trabajan con mucho rigor, con un equipo que se encarga de la investigación periodística, no deja de ser una ficción. Los hechos se basan en lo que se sabe y conoce de Diego, pero las recreaciones son ficticias. "Queremos contar por qué Maradona significa lo que significa para los argentinos. Pero tenemos muy en claro que no es un producto que verán solo argentinos fanáticos o detractores de Diego" y agrega: "La ficción se verá en todo el mundo. Hay 70 países que ya tienen comprada la serie por eso, mal que le pese a nuestro ego patrio, el porcentaje de argentinos que la verán es ínfimo".
El autor no sabe si Sueño bendito será un éxito global, tampoco si todos estarán conformes con el resultado final, pero lo que si sabe y sostiene es que "partimos de un lugar de afecto con los personajes. Somos conscientes que no es fácil haber estado en el lugar de Claudia y el de tantas personas que acompañaron a Maradona".
Salmerón sale gustoso del mundo Maradona para entrar en otros temas. Contrariamente a lo que asegura una diva argentina acerca de que "nunca hay que bajarse de un éxito", luego de dos temporadas como guionista decidió no participar en El Marginal 3. "Estaba un poco cansado de matar gente y ya no se me ocurrían nuevas formas de crueldad", cuenta y larga una carcajada cómplice pero por otro lado admite: "Me costó largar los personajes pero tenía un compromiso asumido con la biopic de Maradona. No iba a poder cumplir con todo y preferí correrme antes que hacer mal el trabajo". El autor admite que tiene un método "artesanal" de tarea. Le gusta involucrase en todos los aspectos de la producción de los programas.
¿Por qué ese estilo de trabajo? Es que antes de llegar a este presente de trabajos consagrados, Salmerón fue subiendo uno a uno todos los escalones de la producción. Algo impensado para una persona que de chico creció sin mirar televisión. Según cuenta –y no es cuento- sus padres eran los dueños de un minimercado en la ciudad de Ramos. El negocio abría a las 8 y cerraba a las 23. "Teníamos televisor en casa pero el aparato estaba roto. Como pasábamos todo el día en el local no necesitábamos arreglarlo".
¿Cómo ese pibe que creció jugando entre góndolas y lejos del televisor se convirtió en alguien que ganó un premio Martín Fierro como autor? "Siempre me gustó leer y también la música. Un amigo me invitó como columnista a su programa en una radio de la zona. La experiencia me gustó y decidí anotarme en Periodismo", recuerda. Se anotó en TEA y descubrió que no solo le gustaba y mucho la carrera, también sus docentes elogiaban sus producciones escritas. Cuando terminó de cursar obtuvo una pasantía en un canal de deportes pero sintió que no era lo suyo y renunció. Fueron tiempos duros donde intentaba abrirse camino pero los caminos siempre terminaban en el mostrador del minimercado. Hasta que consiguió un puesto de asistente en el programa Siglo XX Cambalache de Telefé. Empezó escribiendo informes, cuando el ciclo terminó pasó de productor a editor en una novela de Guillermo Francella. Fue ascendiendo peldaño por peldaño, por la escalera del trabajo y no el ascensor del acomodo. Llegó a productor ejecutivo. De pronto se encontró aportando cambios en guiones de novelas que no funcionaban del todo y sus aportes sumaban rating. Así empezó su carrera de autor y no la dejó. Si le preguntan si lo suyo es un ejemplo de meritocracia con firmeza dirá que no. "Si bien salí de un barrio y pertenecía a la clase media baja, tuve y tengo posibilidades que otros no tienen ni tuvieron. Ya el hecho de saber que si fracasaba mis viejos siempre me iban a dar un lugar, me otorgaba ventaja".
Aunque el que suele tener mayor visibilidad es él, en El Marginal como en la biopic de Maradona la coautora es Silvina Olschanky. La particularidad de la dupla es que luego de 25 años en pareja hace dos se separaron. ¿Cómo se hace para trabajar con la ex y sobrevivir? "En realidad todavía me pregunto cómo hicimos para trabajar juntos y sobrevivir. Porque nos costaba mucho cortar y dejar de trabajar". Entonces una charla familiar en la cena podía terminar con un debate acerca de la resolución de una escena o un diálogo. Aunque Salmerón remarca el talento de su ex pareja como escritora "no me veo trabajando con otra dupla. Su mirada es fundamental", también admite que durante mucho tiempo vio como Olschanky era ninguneada por ser mujer. "La misoginia, los micromachismos eran constantes" admite y da
ejemplos "como sabíamos que éramos pareja los mails me los mandaban a mí y no a ella o me pedían reuniones sin convocarla". Muchas veces por la vorágine del trabajo relativizaba estas actitudes, pero hoy se arrepiente y como todo hombre que sabe que metió la pata admite que "hoy soy muy cuidadoso de no acaparar roles que no me corresponden".
En este momento con el éxito de series, guionistas, autores y realizadores están viviendo un momento de apogeo, pero ¿cuál es la situación de los autores argentinos? Ante esta pregunta, la respuesta de Salmerón es crítica. "En la Argentina, por ahora los espacios donde los autores podamos llevar nuestras ideas y propuestas son escasos. En general los productores convocan a los autores solo para que escriban lo que a ellos se les ocurre. Por eso muchas veces parece que la ficción no se renueva o que las historias son siempre las mismas. Pero mantengo la esperanza que poco a poco se abran nuevos espacios".
Y mientras esos espacios se abren, Salmerón en dupla con Olschansky ya está escribiendo los guiones de la segunda parte de la biopic de Maradona. Nada mal para alguien que de chico lo máximo que escribía eran los pedidos que se hacían en el supermercado.
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