Por Susana Ceballos
Basta intercambiar dos mensajes por WhatsApp con María O'Donnell para comprobar que es –y no juega a ser- periodista, porque aunque se le pide la entrevista "de hoy para mañana" enseguida entiende las urgencias del oficio y accede sin dar vueltas ni poner peros. Basta conversar con María O'Donnell un rato para comprobar que ejerce el oficio con la dignidad de los que lo honran y no lo mercantilizan. Quizá porque ella es de los que creen en la máxima del escritor español, Camilo José Cela, que asegura que el periodista debe recordar siempre "que no es el eje de todo sino el eco de todo". Quizá por eso algunos la acusan de tibia, otros de "operadora macrista" o de "aliada kirchnerista". Lo cierto es que María se ríe de estas acusaciones y afirma que ejerce el periodismo "sabiendo que no sé todo, asumiendo que lo que digo no es tan importante pero que al menos intento ayudar a pensar".
María O'Donnell ha logrado un espacio más que interesante en los medios por lo que algunos llaman "prepotencia del trabajo". Logró llegar a lugares donde las mujeres en general no cuentan con las mismas oportunidades que los hombres. Desde febrero conduce un programa periodístico en la primera mañana de la Metro. El ciclo se llama De acá en más y reemplaza al programa que conducía Juan Pablo Varsky.
Para alcanzar ese lugar ¿Cuál fue el prejuicio más complicado que tuvo que vencer? ¿El de ser la hija del politólogo, Guillermo O'Donnell; la hermana del periodista Santiago, la sobrina del historiador Pacho O'Donnell o el de ser mujer? "La fama de los O'Donnell es algo que surgió en los últimos tiempos. Cuando empecé a trabajar en gráfica, mi padre era reconocido pero en el ámbito académico, mi hermano era corresponsal pero vivía en Estados Unidos y mi tío empezaba su carrera en la política. Lo que sí noté en mis comienzos es que aunque las redacciones eran mixtas en los puestos de dirección escaseaban las mujeres. Si alguna accedía una jefatura era en las denominadas 'secciones blandas' pero nunca en política o en economía que era lo que a mí me interesaba". Otro quiebre importante lo vivió con su maternidad. "Comprobé que no es lo mismo ser varón o mujer. En una empresa me preguntaron si planeaba tener hijos en el corto plazo, algo que jamás se le pregunta a un hombre. Por otro lado creo que hay algo cultural. Antes la mayoría de las redacciones tenía una dinámica donde el cierre de las notas terminaba muy tarde y yo quería volver a mi casa y estar con mis hijas".
Por todo esto, para O'Donnell como para cientos de mujeres que trabajan, la solución no pasa por plantear limitaciones de género sino un "verdadero cambio cultural" donde hombres y mujeres compartan tareas. "En general muchos hombres pueden desentenderse de ciertas tareas doméstica y los horarios no representan un problema como para muchas mujeres. Pero el cambio no es solo repartir tareas sino cambiar la mirada sobre los roles femeninos y masculinos. Está muy mal visto que una mujer no deje en segundo plano su profesión por criar a los hijos pero también está mal visto que un hombre sí deje su profesión por priorizar el hogar".
Para algunos críticos, la periodista logró conducir su propio programa porque "estuvo justo en el momento justo". En la mayoría de las radios la presencia femenina como conductoras es escasa y en otras es directamente nula. Las audiencias lo percibieron y algunas de ellas empezaron a exigir un cambio. Metro fue una de las radios que decidió escuchar y atender esa demanda. "Cuando me preguntan si me dieron el espacio porque soy mujer les doy vuelta la pregunta. Por ser mujer me costó mucho más llegar a este espacio. Tuve un montón de dificultades que tienen que ver con con cómo se reparten las tareas y los horarios", dice y tiene argumentos que le dan la razón. Hace más de veinte años que trabaja en radio. Fue columnista en programas de verdaderos pesos pesados de la información: Magdalena Ruiz Guiñazú y Jorge Lanata. Con Roberto Pettinato formó una dupla exitosa que mezclando humor y actualidad, locura y análisis fidelizó oyentes con El show de la noticia. "Si analizás los columnistas de política y economía hay alguna mujer pero en su mayoría son todos hombres. Eso no implica que solo por ser mujer me lo tienen que otorgar. No, pero eso muestra que evidentemente está pasando algo donde los medios no representan bien a la sociedad a la cual se dirigen".
Fiel a su oficio pregunta y se pregunta "Si en la facultad de economía se gradúan más mujeres que varones ¿Por qué los únicos que opinan de economía en los medios son hombres". Por eso vuelve a enfatizar la necesidad de cambios culturales y también estructurales donde el estado pero también las empresas promuevan políticas y medidas de igual salario y oportunidades: "Hay miles y miles de mujeres que tienen un fuerte deseo de ser madres y al mismo tiempo desarrollar sus carreras profesionales, pero van a necesitar una cancha un poco más igualada para poder avanzar. No se trata solo del esfuerzo personal". También considera que las audiencias deben demandar y exigir una representación más igualitaria porque "cuanto más se parecen las instituciones y los medios a las sociedades a las que gobiernan o sobre las cuales hablan, mejor será su calidad y su trabajo".
En los últimos tiempos hubo algunas denuncias de mujeres por el maltrato de sus jefes hombres pero ¿qué pasa con el maltrato de las mujeres jefas hacia sus equipos? "Tiene que ver con las relaciones de poder. Como mayoritariamente los hombres son los que ocupan esos lugares parece una problemática ligada a ellos. Pero no creo que sea una problemática de género. De hecho se habla mucho del acoso de hombres contra mujeres pero sigue siendo un tema tabú el acoso de hombre a otros hombres".
La conductora destaca que con todo el movimiento feminista se generó una cercanía, amistad y solidaridad con otras mujeres impensada en otras épocas. "No estamos pidiendo cosas 'extrañas'. Estamos pidiendo que no nos maten, que a igual trabajo nos den igual remuneración, que si salimos no nos digan groserías. Casi que estamos pidiendo simplemente convivir civilizadamente en el espacio público o el privado" y destaca a esta generación de miles de chicas que dicen "saben qué, las cosas están mal y las queremos cambiar" aunque reconoce que como mamá de dos adolescentes "sufro como madre lo que disfruto como mujer. Aprendo muchísimo y agradezco tener hijas mujeres en esta época porque me ofrece la capacidad de entender más".
Si la maternidad es un aprendizaje, el nuevo programa un reto ¿cómo concibe el periodismo en este tiempo de grietas y polarizaciones? "En el mundo se está atravesando un período donde las audiencias no parecen querer escuchar a alguien crítico sino solo a aquel que le ratifica sus ideas preconcebidas. Por eso el desafío de un periodismo ecuánime es grande porque la tentación de la demagogia también es grande. Es cierto que hay sectores que solo desean escuchar lo que quieren escuchar pero hay una mayoría que no tiene ideas preconcebidas, sobre todo en FM y el reto es interpelarlas".
¿Dónde se informa los que no se identifican con ningún lado de la grieta? La respuesta de O'Donnell es optimista: "Ese es el desafío, captarlos. Me siento orgullosa cuando mis oyentes me dicen 'no siempre estoy de acuerdo con vos, pero me ayudás a pensar'. La función del periodismo es ayudar a entender problemáticas comunes. Trato de invitar a pensar, razonar, después podemos no ponernos de acuerdo pero tenemos que hacer el esfuerzo de complejizar. Defiendo la capacidad de escucharnos aunque no estemos de acuerdo".
Cuando la acusan de ser "Corea del Centro" como una profesional que no se juega no puede evitar la sonrisa. "Es una idea tergiversada. Es mucho más fácil pertenecer a una tribu que te protege. Si no estás en ninguna estás más desamparado pero evitás que te usen".
Ante cierto descreimiento acerca del rol del periodismo en la actualidad, la conductora desdramatiza. "En los 90 parecía que todo lo que decíamos los periodistas estaba perfecto, pero ahora tenemos estas audiencias que a través de las redes nos pueden decir 'esto no es así', 'estás equivocado' y esto provoca que ejerzamos la profesión de un modo más democrático, abierto y que también empecemos a rendir cuentas sobre por ejemplo, cuál es el uso y la relación que tenemos con las fuentes. En el medio obvio que habrá gente interesada en desautorizarte".
O'Donnell no duda en bloquear a los que la agreden por las redes. "No me molestan las críticas pero me corro del lugar de los que ensucian con agresiones, no sé ni quiero entrar en ese juego. Así que bloqueo muchísimo, tengo el bloqueo fácil", admite y suelta una carcajada sonora y sin culpas.
¿Qué le gusta más ser periodista o ser mujer? La pregunta es simple y la respuesta también: "Todo me constituye. Para mi ser periodista, mujer, madre viene todo junto. Amo el periodismo y amo que me haya tocado este tiempo para serlo viene todo junto. Amo el periodismo y amo que me haya tocado este tiempo para serlo".
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