Así como Clave de Sol, con Lucho (Pablo Rago), Diego (Leo Sbaraglia) y Julieta (Cecilia Dopazo), fue uno de los programas preferidos de los adolescentes de los '80, Montaña Rusa lo fue para aquellos que crecieron en la década siguiente. Qué chica allá por el año 1994 no colgó en su cuarto un póster de Alejandro (Gastón Pauls) o Víctor (Eric Grimberg) o no jugaba a hacer los test de las revistas Linda o Tv y Novelas para ver si se parecía a Mariana (Nancy Dupláa), Paula (Betina O'Connell) o a Karen (María Celeste Pisapia).
De lunes a viernes a las seis de la tarde cientos de jóvenes sintonizaban El Trece para seguir la historia del grupo de chicos, en esos años en los que la televisión se miraba a través del televisor y no por celular o tablet y los teléfonos eran de línea y para hablar.
(Video: presentación de Montaña Rusa)
Jorge Maestro y Sergio Vainman bautizaron Montaña Rusa al programa, seguramente porque así era la vida de los protagonistas, llena de altos y bajos, alegrías y tristezas, peleas y reencuentros. Por un lado estaban ellas: Mariana (Nancy Dupláa), Paula (Betina O'Connell), Karen (María Celeste Pisapia), Verónica (Claudia de la Calle), Tamara (Giselle Miró), Silvana (Malena Solda) y María (Carla Peterson), en su mayoría compañeras de colegio. Del otro, ellos: Alejandro (Gastón Pauls), Víctor (Eric Grimberg), Nicolás (Sebastián de Caro), Bruno (Esteban Prol), Diego Ramos (Maxi) y Diego Olivera (Darío), un par de años mayores y con los conflictos típicos de quien termina la etapa escolar y sale al mundo a buscar trabajo (diario en mano y no a través de aplicaciones) o debe elegir la carrera que marcará su futuro.
La pareja principal era la de Mariana y Alejandro, que se conocieron a través de la madre de ella y el padre de él, casados en segundas nupcias. Para estar juntos tuvieron que superar infinidad de adversidades, él se fue a vivir a México, ella estuvo en un reformatorio y hasta estuvo a punto de casarse con otro hombre. Pero ellos estaban destinados a unirse, dentro y fuera de la historia.
Las dos jóvenes promesas de la actuación fueron pareja durante cuatro años, ¡incluso duraron más en la realidad que en la ficción! El tiempo pasó, tuvieron otros compañeros famosos, hijos, pero esos dos adolescentes enamorados aún perduran en la memoria del público.
Con un padre abogado Alejandro dio el volantazo y dejó la carrera de derecho, algo similar a lo que le pasaba a Víctor que era visto como la oveja negra de la familia porque en lugar de estudiar ingeniería era fotógrafo (de esos que usaban rollo y tenían que revelar las imágenes en un laboratorio, cuánto más fácil hubiera sido todo para él en la actualidad). Silvana también era tildada de rebelde por sus papás, que no querían que saliera con Nicolás y capítulo a capítulo Mariana se enfrentaba a los gritos a su mamá por todo tipo de temas.
(Video: Mariana y Alejandro se encuentran en México)
Karen daba sus primeros pasos en el modelaje, un mundo complicado para una adolescente y recibía la inesperada llegada de su hermana, Tamara, a quien como a su papá no veía desde hace años y ni por teléfono llamaba, hoy le enviaría un WhatsApp. Mientras, Bruno se peleaba con su mujer, Verónica, porque andaba en "cosas raras".
La rebeldía estaba a la orden del día y los problemas que cualquier chico de esa edad pudiera tener, la ficción los reflejaba. Sus crisis, miedos y frustraciones eran las mismas que las de los adolescentes de hoy, pero sin Instagram ni Facebook para hacerlas públicas.
En una época donde no había redes sociales y el contacto con el público era menos frecuente, pero cara a cara, los protagonistas de la tira de El Trece se transformaron en los ídolos de una generación, además de dos temporadas en televisión hicieron teatro y fueron portada de las publicaciones del momento.
Hoy, la mayoría de ellos continúa ligado al medio e incluso el año pasado se reencontraron para un especial que hizo canal Volver, cuando emitió nuevamente los capítulos. El tiempo pasó y no solo el grupo de amigos liderado por Mariana y Ale creció, sino también su público, que cada vez que escucha el tema "Todo cambia", de Man Ray, no puede evitar recordar su novela favorita y también su adolescencia, es que como dice la canción, "todo cambia", salvo la esencia.
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