Tiene 24 años y 18 de carrera, mide 1,69 -un centímetro menos que su novia, con quien está en pareja hace un año- y es la primera vez que hace temporada en Villa Carlos Paz. Stéfano de Gregorio no escapa a los números que lo describen este 2019.
"Es raro porque mi apodo es más corto que mi apodo original", cuenta Yeyo, -o Yeyito– sobre el diminutivo con el que lo llaman. "También me dicen enano", bromea sobre su altura y revela que como su novia, Juli García, mide "un centímetro más" que él, le pidió que no use tacos altos.
La joven de 24 años oriunda de Santa Fe viajó a Córdoba para instalarse con él y probar la convivencia. "Estamos re bien. Tenemos el lema de que si está todo bien la seguimos. Si la pasamos mal o alguno de los dos está forzando algo, chau", cuenta el actor a Teleshow.
Cuando termine la temporada teatral de verano, la pareja se tomará unos días para irse de vacaciones a México y celebrar, entre otras cosas, que para ese entonces ella estará recibida de kinesióloga.
Yeyo debutó en la televisión de la mano de Cris Morena cuando tenía seis años y en la calle lo reconocen por Lleca, el personaje que interpretó en Casi Ángeles: "Siento que fue el que más marcó, porque, además, era más grande. Fue el momento en el que pegué el pequeño estirón", vuelve a bromear sobre su altura el actor de Sé infiel y no mires con quien.
—¿Tenés complejos con tu altura?
—¡Cero! No soy galán, así que no me preocupa.
—Tu novia mide un centímetro más que vos. Si se pone tacos, se nota la diferencia.
—Sí, pero está todo hablado. Ya no usa más plataformas tan altas, quedamos en que ahora están de moda los tacos más chicos. Y yo me hago un jopo en el pelo que lo mentengo con cera, además uso plantillas ortopédicas porque tengo pie plano, entonces gano unos centímetros más. Son algunos trucos que me dieron compañeros del ambiente artístico que tampoco son muy altos.
—¿Quiénes?
—Y… Tomás Fonzi, Fabián Vena, Guido Kaczka. No quiero mandar al frente a ninguno, pero uno de ellos me dijo que en una cadena grande de farmacias venden unos talones con los que ganás como dos centímetros, más la suela de la zapatilla, ¡ganás un montón!
—¿Te considerás un metrosexual?
—No sé cuál es la vara… Me pongo cera en el pelo, me lo seco con secador porque desde que tengo siete años me hacen brushing. En verano me depilo las piernas porque juego al fútbol todos los días y me molestan los pelos con las medias largas. Me acomodo la barba todos los días. Si eso es ser metrosexual, sí, lo soy.
—¿Vas a volver a Polémica en el bar?
—Todavía no cerré nada. Me ofrecieron volver al programa. La verdad es que tengo ganas, pero también es una fiaca porque es un año electoral y a mí no me gusta la política. Sé que hay que cuidarse con los comentarios y no quiero tener esa responsabilidad.
—¿Y entonces, vas a volver o no?
—Yo entré con un lema y voy a morir con ese y es que si yo no leía los diarios ningún día de mi vida, no los iba a leer por este trabajo. Yo entro para ser quién soy: un pibe de 24 años que realmente vive otra realidad, porque vivimos otra realidad los que no entendemos nada. Así como hay otros que sí, ojo. Pero yo soy la voz del que no entiende y los represento a ellos.
—¿Te llamaron para participar del Bailando?
—Hubo un sondeo pero ninguna propuesta formal.
—¿Aceptarías?
—Sí, yo bailo. Me divierte. La semana que ensayé para la salsa en trío con Benjamín Alfonso la pasé re bien y el clima fue bárbaro. Lo que no quiero es entrar en lo que a mi no me gusta. Yo soy actor y no me va a cambiar nada ni nadie. Soy un pibe de barrio, me gusta estar con mi familia y lo que me hace feliz es subirme al escenario, jugar al fútbol y estar con mi familia.
—Nombras mucho al fútbol, ¿te hubiera gustado ser jugador profesional?
—No sé si me hubiese dado la carrera, pero lo hubiera intentado. Juego todos los días y es lo que más me gusta pero tampoco sé si me hubiera dado el talento. A los seis años ya estaba metido en un estudio de televisión, no sé hacer otra cosa: lo mío es el escenario y estudiar guiones.
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