(Video: Grosby Group)
Después de su presentación en el Orfeo Superdomo de Córdoba, Luis Miguel viajó a Buenos Aires para brindar dos shows el 1 y 2 de marzo en el Campo Argentino de Polo. Mientras se prepara para el reencuentro con el público porteño después de cuatro años, el Sol de México se permitió una salida junto a su novia en la noche del jueves.
Primero, Luismi fue al restaurante La Cabrera de Palermo, tal como informó Tomás Dente. Allí se dirigió en soledad y no comió: solo bebió una copa de vino y vio por televisión el partido que Racing disputó frente a Corinthians en Avellaneda por la Copa Sudamericana. El equipo dirigido por el Chacho Coudet finalmente quedó afuera del certamen en la definición por penales.
Luego se dirigió a Puerto Madero y ahí, sí, se le unió su joven novia, Mollie Gould, y fueron a comer a un restaurante de la zona, según pudo saber Teleshow. A pesar de la gran cantidad de personas que se juntan cada vez que el astro mexicano deambula por la calle, él sigue con su postura mucho más cercana a sus fans y no dejó de sonreír.
Como se puede ver en las imágenes, se trasladó en un lujoso vehículo manejado por su chofer personal, y siempre acompañado por los encargados de la seguridad de la pareja. Ella lució un vestido negro corto y el pelo desatado. Él camisa celeste sin corbata y traje azul.
El astro mexicano volvió a tocar en la Argentina en la noche del martes con su show en Córdoba, tras una ausencia de cuatro años. Minutos antes de las 22, el artista salió al escenario vistiendo traje negro y camisa blanca, fiel a su estilo. La noche comenzó con "Si te vas", continuó con "Tú, solo tú" y pasó por otros tantos hits como "Amor, amor, amor", "Por debajo de la mesa" y "La incondicional". Cómplice con el público, cuando le tocó el turno a "Miénteme", el cantante le preguntó a la gente: "¿Se la saben?".
La noche alternó momentos de relax con temas lentos y de euforia, con muy pocas intermitencias. Apenas se ausentó unos minutos del escenario para cambiar el vestuario, regresando con una remera negra y un chaleco para interpretar una nueva seguidilla de éxitos.
La explosión final se produjo cuando sonó "Decídete" y el Orfeo se hizo escuchar con gritos de éxtasis. Una ovación que el cantante supo devolver con apretón de manos para los que estuvieron en primera fila, y juegos de pelotas y casi cincuenta rosas que repartió en el final del concierto para el resto del público presente.
Tras dos intensas horas de show, Luis Miguel abandonó el escenario con un "gracias Córdoba" y partió rumbo a Buenos Aires para seguir con el recorrido 2019 de su tour, que lo tendrá como protagonista el 1 y 2 de marzo en el Campo Argentino de Polo.
En definitiva, una muestra más de la absoluta vigencia del intérprete, quien luego de 36 años de carrera, los más de 100 millones de discos vendidos alrededor del mundo y los múltiples discos de Oro, Platino y Diamante que ha recibido a lo largo de su trayectoria -además de 6 premios Grammy y 4 Grammy Latino- mantiene la energía y ese ida y vuelta tan especial con el público como si cada concierto fuera el primero de su vida.
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