Quizás suene exagerado decir que todo lo que toca Ecko se convierte en oro, pero la realidad es que su tema “Dorado” está entre los hits con cifras de reproducciones insólitas que enaltecen al trap argentino. Es uno de los favoritos del público y pulió su estilo en las batallas de freestyle. Consultado por Infobae acerca del espíritu de comunión que hubo en el Buenos Aires Trap, resumió sencillo: “La gente estuvo fiel, no falló. Y estuvo esa vibra positiva, la buena energía de siempre”.
Pero no sólo se refirió a la camaradería entre los artistas, que en el backstage compartieron bromas, juegos y bebidas, sino también con respecto al feedback con el multitudinario público que acompañó desde que se abrieron las puertas y sin hacer caso a la lluvia que acechó durante la tarde.
“Es muy importante que exista un festival como este, en el que cada uno puede mostrar su show, explayar el contenido que venimos realizando en estos años. Subir a este escenario con estos artistas de gran calibre, es increíble”, amplió y apostó por seguir afianzando estos vínculos en pos de subir la escena a otro nivel: “Hay que tratar de unir y de que todo salga a flote. Entre los artistas tenemos que ponernos de acuerdo con algunas cosas para tirar todos para el mismo lado. El talento y el potencial está”.
Con una mirada más global, Kidd Keo -una de las principales figuras del trap de España- opinó que esto “se está expandiendo y es la nueva ola. Me gusta porque, por lo menos en España, es la primera vez que artistas de la calle, gente sin recursos y que se la ha montando por sí misma, está empezando a hacerse rica, está haciendo dinero de la música. Se está creando una industria nueva”.
El estilo agresivo, callejero y bastante más bilingüe que lo normal que porta KK, va en consonancia con cierta actitud punk que se desprende de temas como “Okay”, “Dracukeo” o “History”. Justmente y acerca de las letras explícitas que caracterizan a la cultura trap, él cree que tiene influencia sobre su público aunque “en el monte cada perro se lame su culo. Yo no soy papá ni mamá de nadie, educaré a mis hijos cuando lo tenga que hacer. La música es música. El problema son la redes sociales y toda la información que hay por ahí sin censurar”.
Cazzu es la reina del trap que conquistó la escena acumulando reproducciones de a cientos de millones -y contando-, a medida en que fue lanzando sus singles: “Chapiadora”, “N.A.V.E.”, “C14torce”. También es la voz sensual y mitad de la historia que se hace cargo de lo que repite el estribillo de “Loca” (de Khea), que habiéndose lanzado hace poco más de un año no sólo es el hit máximo del trap argentino, sino que además le abrió la puerta a todo lo que vino después. Su opinión y mirada tienen un peso específico que le da para proyectar sobre el futuro ideal del trap en el país: “Esto va a empezar a mezclarse con los diferentes géneros de la Argentina. Y eso es lo que más estoy esperando, que empiece a haber un respeto de parte de los demás géneros. Ahí es en donde hay que laburar mucho más".
En el Buenos Aires Trap le tocó dar un show que tuvo su épica bajo la lluvia. Por cierto: ese fue uno de los únicamente dos dados por traperas -la otra fue Dak1llah-. Respecto al reclamo sobre el cupo femenino que se viene dando ante la programación abrumadoramente masculina en los festivales musicales, Cazzu dijo: “Esto va a sonar un poco raro, pero a veces pienso que hay que salirse del lugar de que soy una chica. Yo soy una artista, soy rap, soy trap, es un escudo que me da un montón de fuerza. Muchas veces me preguntan ‘qué se siente representar a las chicas’ y no me sienta tan bien porque es como que si alguien me hubiese puesto ahí para que nadie diga nada. Pero en verdad hay mucho trabajo”.
Al igual que muchos de los que participaron del festival, el flow de Lit Killah surgió al calor de las rimas del El Quinto Escalón, la legendaria y ya discontinuada competencia de gallos que se hacía domingo por medio en el Parque Rivadavia. Con ese entrenamiento encima, sabe cómo y dónde colocar un falsete dramático que el autotune dobla pero no rompe (“Apaga el celular”) o si necesita imprimir sobre el track una velocidad que repique como aceite hirviendo (“Destroy”).
Con esas perspectivas, ve al trap “como una evolución del rap. Sé que tiene otro significado y lo conozco, pero no me representa mucho. Esta nueva oleada, que toma elementos de lo latino o el soul, es la que más me gusta. Yo me muevo más por ese lado, aunque no me encasillo en un solo género”.