Diego Boris es músico y, como tal, conoce a la perfección los problemas que deben enfrentar los artistas en la Argentina. Desde la inseguridad a la que se enfrentan cuando suben a un escenario (por eso el hincapié puesto en la prevención de riesgos escénicos) hasta cuestiones referentes a la piratería. De allí, por ejemplo, la necesidad de recuperar el catálogo de Music Hall y devolverle a los músicos lo que les pertenece: los derechos de sus obras.
En diálogo con Infobae, el presidente del Instituto Nacional de la Música (INAMU) contó en qué consiste el rol del organismo. También habló de las reediciones de discos que se hicieron en el último tiempo y analizó la situación actual de los músicos en la Argentina. "Tengo confianza en los anticuerpos culturales que genera la sociedad ante cierta situación uniforme", manifestó.
-La primera pregunta que te quiero hacer tiene que ver con el Instituto Nacional de la Música (INAMU) y las actividades que llevan a cabo en todo el país. ¿Podrías contarle a la gente en qué consisten?
-El INAMU es un órgano federal ya en su concepción, dado que este proyecto de ley que se aprobó por unanimidad en 2012 fue producto de asambleas de músicos y de participación de las diferentes organizaciones de músicos de diferentes provincias del país. Entonces, ya nace federal, tiene seis sedes -una en cada región cultural- y en las cuales participan en la convocatoria de fomento en esas seis sedes las distintas organizaciones de músicos que tienen personería jurídica en alguna de las provincias que integra la región.
Por ejemplo, en el NOA, organizaciones de músicos tienen personería jurídica en Santiago del Estero, como AMUISE (Asociación de Músicos Independientes de Santiago del Estero); MIAS, en Salta (Músicos Independientes Asociados de Salta); UMITA, en Tucumán (Unión de Músicos Independientes Tucumanos Autoconvocados) y así en todo el país. Ellas son las que eligen los beneficiarios. Entonces ya, en su origen, el instituto es federal.
El INAMU es un órgano federal ya en su concepción
Las actividades que hacemos tienen que ver con la formación integral del músico. O sea, vamos a alguna provincia con alguna de las herramientas que tiene el instituto para la formación integral, ya sea alguna que tenga que ver con los manuales que editamos, el de la voz cantada, el de herramientas de autogestión, derechos intelectuales en la música, mejorar la escritura de las letras en nuestras canciones o prevención de riesgo escénico…
Vamos y damos una charla: a veces un taller y otras un conversatorio. Se distribuyen los manuales y se hace a nivel federal. Inclusive, a veces, saliendo de los centros urbanos de las provincias. Durante todo el año, junto con las secretarías de cultura de las provincias, vamos generando actividades en todos los distritos. Es así que van músicos conocidos muchas veces u otros músicos o gente del sindicato argentino de técnicos escénicos. También organizamos actividades que tienen que ver con la agenda de género que tiene el instituto. Siempre tratando de generar capacitación o concientización. Eso es lo que hacemos en las provincias.
-Un punto importante dentro de las actividades que realiza el INAMU tiene que ver con las reediciones de discos. ¿Cómo surgió esta iniciativa?
-En febrero de 2016 se logró recuperar el catálogo de Music Hall, uno de los sellos discográficos más importantes de la Argentina -sino el más importante absolutamente nacional-, que quebró en 1994. Desde ese año, hasta el 2016, los fonogramas permanecieron prácticamente inhabilitados para ser reeditados, excepto alguna licencia aislada que dio el juzgado, como la de los discos de Pappo Blues hace dos años en CD. Pero el resto eran ediciones truchas.
Luego de recuperar el catálogo de Music Hall, el Instituto Nacional de la Música le dio la administración de los fonogramas -o sea, de las versiones de las canciones o de los discos- a los intérpretes principales. Aparte de eso, junto con algunos de esos intérpretes, tratamos de trabajar reediciones en vinilo o CD de discos que son fundamentales en la historia del movimiento musical. Por ejemplo, se logró reeditar Los Gatos Salvajes con dos temas inéditos que encontró Litto Nebbia en las cintas; el disco Metegol, de Raúl Porchetto, álbum muy importante que había ganado todas las encuestas en su momento en la revista Pelo u otras revistas, dando un nivel de producción diferente; y también se reeditan algunos discos en CD y unas ediciones de discos que no tendrían a lo mejor una salida comercial.
Lo que hace el instituto es dar una mano para que eso se pueda editar y, a su vez, tratar -junto con los artistas- de reeditar discos que fueron y siguen siendo muy importantes en el desarrollo de estilos musicales.
-¿Qué te genera que los músicos valoren las reediciones y el hecho de que los derechos de sus obras pasen a ellos?
-Para nosotros, como músicos que somos en el instituto y como parte de la cultura ya más en general, haber logrado recuperar ese catálogo y poder darle a León Gieco, por ejemplo, la licencia de sus diez primeros discos, o a Litto Nebbia de su primer disco, o a Raúl Porchetto, dos o tres discos, o a Miguel Cantilo, como siete u ocho discos, o a Pipi Piazzolla, o a Daniel Toro… El poder darle esas licencias a Charly García junto con David Lebón, dos discos de Serú Girán, o Música del alma, o a Miguel Mateos darle la posibilidad de los discos de ZAS, o a Gustavo Santaolalla los discos de Arcoiris…
Sólo en la mirada se expresa la dimensión del agradecimiento
Sólo en la mirada se expresa la dimensión del agradecimiento. Después hay expresiones muy conmovedoras pero en esa mirada seguramente hay un hecho mucho más potente que cualquier palabra que se pueda generar. Algo que forma parte de la vida, de la parte más intensa de la vida de esos compositores o intérpretes, les hes devuelto. Son propietarios ahora de la administración de una parte de su vida. Tiene que ver con eso. De más está decir que las expresiones de todos ellos es mucho más importante que cualquier beneficio económico o situación que se pueda generar. Así que fueron muy pero muy bien recibidos esos otorgamientos de licencias.
-¿Podrías adelantar qué reediciones se vendrían para este año?
-Por ahora no porque estamos viendo justamente algunas cintas que hemos descubierto, que estaban grabadas en un formato diferente: canal 1 y 3 en una dirección, 2 y 4 en otra.
Logramos pasar algunas de esas cintas que tienen muy buena calidad así que, si todo va bien, va a ser una sorpresa muy grata algunas de las cintas que se han encontrado.
-El pasado 23 de enero fue el Día Nacional del Músico y ustedes, desde el INAMU, hicieron mucho para que ese día (nacimiento de Luis Alberto Spinetta) se celebre la música. ¿Podrías contar cómo se llevó a cabo el proyecto y lo que tuvieron que pasar para que esa jornada sea reconocida?
-El proyecto se llevó adelante a fines de 2014. Originalmente estaba en una de las versiones del proyecto que crea el Instituto Nacional de la Música y que después terminó quedando para que salga por una ley aparte.
La ley que crea el Instituto Nacional de la Música se aprobó en 2012 por unanimidad y la ley que instala el Día Nacional del Músico el 23 de enero -en honor al nacimiento de Luis Alberto Spinetta- también se aprobó por unanimidad en 2014, una iniciativa compartida entre el INAMU y la legisladora Mayra Mendoza.
Hubo que ir a las comisiones, a la legislación general, a la de cultura, charlar con todos los legisladores y también acompañaron la familia de Spinetta y muchos músicos. De hecho, Luis fue un músico, en ese momento, que logró la unanimidad, que todos los sectores de la actividad política representados en el Senado aprobaron.
Es muy importante tener una fecha en la que se debatan las condiciones en las cuales se realiza la actividad musical para los músicos
Después hubo algunos músicos de algunos estilos, hubo algún músico en particular, que dijo que no era la figura que había que reconocer, pero ese músico no fue a las comisiones, no trabajó para tratar de que se genere otra idea o que esa posición pueda plasmarse en la Cámara de Diputados. Simplemente fueron situaciones por Facebook.
Pero para nosotros era muy importante -y es muy importante- tener una fecha en la que se debatan las condiciones en las cuales se realiza la actividad musical para los músicos, en las cuales nosotros trabajamos como músicos, generamos producciones como músicos. No tenemos a veces acceso a los beneficios sociales, como una ART, una obra social, aportes para tener una pensión en algún momento…
Ese día, más allá de homenajear a nuestros referentes, también lo utilizamos para debatir temas sobre cómo mejorar las condiciones en las que hacemos música. Este año también se sumó la agenda de género porque es algo muy importante a debatir entre todos por la gran cantidad de mujeres que se dedica a la música, cómo estos talentos muy reveladores en estos últimos años tienen acceso a todos los escenarios en igualdad de condiciones. De eso también se trata.
-El pasado 23 de enero justamente se celebraron diversas actividades en todo el país. Me contabas antes de la entrevista que estuviste en Mendoza junto a Miguel Cantilo. ¿Cómo fue ese encuentro?
-Miguel es un transmisor extraordinario de la pasión que un artista le pone a su obra. No sólo estuvo charlando dos horas, respondiendo preguntas y contando algunas experiencias de cómo es el oficio de escribir canciones en general y letras en particular, sino que después agarró la guitarra y se puso a cantar. Los músicos que fueron a verlo a Mendoza quedaron realmente muy agradecidos.
Se generó una situación muy emocionante y después Miguel se quedó charlando otra hora más con todo el que venía a contarle alguna inquietud o a saludarlo. Esos son los artistas que dignifican la profesión a un nivel que tiene un equilibrio entre lo humanitario y lo artístico. Todos los que participamos quedamos muy conformes con lo que sucedió ese día en Mendoza pero no sólo ahí, sino lo que sucedió en los otros 13 lugares en simultáneo de todo el país.
No hubo una sola experiencia negativa y eso también se busca de los músicos que tienen trayectoria: que puedan transmitir a las nuevas generaciones cómo es esto de la profesión y de estar tantos años arriba de un escenario.
-La última pregunta tiene que ver con cómo ves la industria musical argentina actual. ¿Pensás que se está dando una etapa de renovación en distintos géneros, como por ejemplo en el rock? ¿Qué grupos o solistas que están apareciendo te gustan?
-Uno siempre ve con esperanza el futuro de la música argentina. Cada estilo tiene su momento de explosión. Uno ve que en cualquier momento va a aparecer un nuevo movimiento musical que va a representar a las futuras generaciones o tal vez a la actual y que quizás a nosotros, los más grandes, no nos guste y eso va a romper con lo anterior. Y eso también es un valor.
Uno siempre ve con esperanza el futuro de la música argentina
Después hay grupos muy interesantes en los distintos estilos más consolidados. Podría nombrarte muchos pero sería injusto con otros. Pero hay muchos grupos que me gustan, grupos de varones, de mujeres… Hay muchas mujeres.
Uno tiene mucha confianza en los anticuerpos culturales que genera una sociedad ante cierta situación uniforme que a veces se da y el INAMU tiene que buscar apoyar esos anticuerpos culturales que surgen. Mi mirada es siempre esperanzadora porque hay algo en el arte que tiene que ver con la incertidumbre, que en el arte es un valor.
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