La fama tiene sus beneficios, pero muchas veces también suele pasar factura de las más diversas formas, especialmente en los casos de aquellos actores que alcanzan el estrellato siendo apenas niños. Es el caso de Daniel Radcliffe, el protagonista de la saga Harry Potter, quien tenía tan solo 12 años cuando se convirtió en una figura reconocida internacionalmente a raíz de su interpretación del mago.
Acaso abrumado por una situación que no supo manejar siendo apenas un preadolescente, el actor confesó que terminó volcándose al alcohol: "En mi caso, la forma más rápida de olvidar que estaba siendo analizado en todo momento por todo el mundo era estar muy borracho. Y cuando estás borracho, piensas: 'La gente me mira aún más, pero es porque estoy tan borracho… Así que tal vez debería beber más para ignorarlos aún más".
"No hay forma de salir de eso cuando empiezas tan joven", agregó, durante la presentación de los Premios de la Crítica de Televisión en California. Y realizó una particular comparación: "Es como cuando la gente habla de Justin Bieber, yo les digo: 'Su vida debe ser muy loca ahora'. No se imaginan cuánto te puede abrumar la fama y estar tan expuesto".
"Lo cierto es que la atención pública puede afectarte profundamente, algo que le ha pasado a tantos otros actores y músicos jóvenes, sobre todo porque se espera que deberías estar contento todo el tiempo. Tienes un gran trabajo y dinero, pero parece que no tienes derecho a no estar emocionado constantemente por tu vida. Eso también es presión. De repente empiezas a sentir que si sientes tristeza, una emoción humana, es que lo estás haciendo mal, que no se te da bien ser famoso", recalcó.
"Todos los adolescentes, famosos o no, descubren el mundo, salen a la calle, curiosean. Una de las consecuencias es que te vas de fiesta y te emborrachas con tus amigos. Y hay mucha presión para que lo hagas. No puedes estar con ellos en un bar y beber agua. A cierta edad, lo normal es emborracharte a muerte, y más en un país como Inglaterra, donde la gente bebe muchísimo", reflexionó el intérprete, hoy ya alejado hace varios años de esa adicción.
"Me desperté una mañana después de una larga noche y me dije: 'Esto no está bien'. Cuando pienso en todo el caos que estaba generando en mi vida, me digo que ahora estoy mucho más feliz", reflexionó sobre cómo hizo para librarse de ese vicio.
Sin embargo, más allá de lo mal que la pasó en su momento, Radcliffe nunca renegó del personaje que lo llevó a la fama: "Incluso cuando estaba deprimido, seguí amando mi trabajo. Nunca pensé: 'Ojalá no hubiera sucedido'".
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