La protagonista de la nota, una mujer que había grabado con el celular a un ladrón en el colectivo en el que viajaba, no quiso despedirse del móvil en Telefe Noticias sin antes preguntarle a los conductores si estaban viviendo un romance. Laura, el nombre de la entrevistada, hizo que el video de esa nota en vivo se viralizara y así alimentar -aún más- los rumores de una relación sentimental entre Cristina Pérez y Rodolfo Barili, conductores del noticiero, en lo que ha sido y es, claramente, una estrategia de marketing. ¿Por qué?
Porque la sola campaña publicitaria y de prensa por el reencuentro de los conductores al aire, después de sus vacaciones, ya apuntó, con música romántica y puesta en escena ad hoc, a jugar con todas las armas televisivas, lícitas al fin, con esta posibilidad que ya viene comentándose desde el año pasado. El regreso de la dupla fue "vendido" como el de una pareja de telenovela que vuelve a verse después de un tiempo alejados. Un verdadero culebrón.
Porque detrás del noticiero de Telefe -que ha pasado a liderar el género de la información en la televisión abierta, duplicando incluso a Telenoche, su competidor directo- hay un cerebro que cambió la concepción de todo el "packashing" de ese producto, entendiéndolo como tal. Desde la realización de los informes, que cuentan una mini película detrás de cada noticia, hasta la producción de las notas, y por qué no -también- la especial relación de la dupla de conductores. El hombre se llama Roberto Mayo y -oh! casualidad- supo ser productor de otra pareja de noticias real e histórica en la tele, como la de Mónica y César en el noticiero central de canal 13 durante años.
Porque la "improvisada" aparición de una entrevistada preguntándoles por el romance al aire, sepan disculpar, no cierra por ningún lado. Aunque pudiera tratarse de una cholula, todo fue tan fríamente calculado que levantó sospechas. Las caras, los gestos, lo que se dijo y lo que no se dijo, hasta el remate de Barili anunciando que le respondería la pregunta -"vendiendo" al aire la continuación del tema- en el Día de los Enamorados, fue demasiado perfecto para ser casual. ¿Qué buen productor que se precie no se animaría a pedirle a la entrevistada de una nota de "color" que le pregunte a los conductores al final de la nota si estaban de novios?. En la tele, amigos, todo es cartón pintado.
Porque el orden de los factores no alteró el producto. Primero, la campaña del regreso de la dupla Pérez-Barili en redes y al aire alimentando el eventual noviazgo. Después, el móvil de Laura preguntándoles por una relación y ellos, tan nerviosos, tan sorprendidos, tan milimétricos, respondiendo y anunciando una respuesta para dos días más tarde. El plan marchaba sobre ruedas.
Porque entonces llegó el 14 de febrero y todas las promociones, las notas previas en los medios y la repercusión en redes sociales anunciaban que sabríamos si finalmente los conductores del noticiero estaban de novios. Allí se montó para eso una puesta especial: ambos muy juntos, muy cerca, en dos sillones fuera del set central de las noticias y… ¡hasta un piano! para que Axel se cante dos temas románticos. Y ahí entonces, hablaron de amor, de la hermosa relación de años trabajando allí y del real afecto que se tienen (ésto último no entra en discusión, se nota que es genuino). Pero de noviazgo, nada. Pero tampoco no tan cierto, porque al no decir que "no" tajantemente, la puerta sigue abierta para seguir alimentando el mito y la posibilidad de que se concrete ¿por qué no?, quizás, tal vez… ¿para el Día de la Primavera?.
Amigos, estamos aquí frente a una campaña de marketing lícita, hecha y derecha. Con armas nobles y apuntando al carisma y la sencillez de dos conductores muy queridos por su público. Que bien pueden quererse, y tal vez, en algún momento, blanquear un romance real si es que lo tienen. Perfecto. Pero corriendo un pequeño riesgo, tal vez mínimo en esta televisión y en estos tiempos: conducen un noticiero. Que puede transformarse en un show periodístico y tener tiempo para tonos más cordiales y colores pastel. Pero no dejan de ser dos profesionales que tienen que basarse en su credibilidad para contar lo que pasa, objetivamente como lo hacen. No son Marley y Florencia Peña… No son Jimena Barón y Mauro Caiazza… Cuentan la realidad de un país en crisis y han ganado su lugar en buena ley, justamente desde la verdad. Jugar con la mentira puede ser pan para hoy, hambre para mañana.
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