María Julia Oliván escribió un emotivo texto en su cuenta de Instagram para contar uno de los logros de su hijo Antonio -fruto de su relación con su marido Ariel Straccia-, de dos años y nueve meses, que sufre un trastorno del lenguaje que lo involucraría dentro del espectro autista.
Luego de un año el pequeño volvió a comer naranja, su fruta preferida hasta el año pasado, y lo que la misma periodista entiende que para cualquier mamá sería algo común, para ella significa un gran quiebre en las costumbres de su hijo. Logro al que ella califica como una de las tantas "batallas diarias que se empecina en ganar".
La periodista comparte el conmovedor avance de su hijo en las redes (Video: Instagram)
"Mamá extraña mucho los días en los que no podías largar la naranja", escribió Oliván en su cuenta de Instagram con un video de Antonio comiendo fruta el año pasado. Para su felicidad, horas después, el nene volvió a probarla.
"Gracias a mirar el video que encontró mi amor Ariel Slatam y al trabajo que venimos haciendo en TO y con Sonia Reijenstein y con la licenciada Ceci Alais hoy, después de un año de no probar una sola fruta, Antonio volvió a su primer amor.. las naranjas", escribió junto con el video de su bebé mirando el antiguo video de cuando comía naranjas.
María Julia Oliván compartió imágenes de su hijo en las redes sociales (Video: Instagram)
Luego explicó: "Los chicos neurotípicos muchas veces tampoco comen frutas pero, para las mamás de nenes que pueden estar en el espectro #Tea o #Cea (para mí es #CEA) lograr que nuestros nenes no hagan rígidas sus costumbres alimenticias es un desafío constante… un camino muchas veces complicado porque todo para nosotras se presenta como una batalla a ganarle al cansancio o al desánimo o a la maldita burocracia que tantas veces nos hace llorar".
También se refirió a la lucha de las mamás y los papás: "Muchas cosas nos cuestan el doble de trabajo y el futuro de nuestros hijitos depende en gran parte de nuestra capacidad de darle batalla -sin caer- al desafío que tenemos por delante. Con nuestra fe en alto con la mirada en nuestros hijos porque nosotras no podemos darnos el lujo de estar en otra, de boludear y no prestarle atención a los nenes porque en eso nos va el todo. Con todo eso, vamos en nuestra crianza compartida con terapias y gente luminosa que se nos cruza en el camino y nos da fuerza y nos entiende y nos anima como me pasó a mí con Aexia Tattazzi y también con mi amiga Eva García Roseti, entre muchísima gente".
"¿Tanto lío porque el nene comió una naranja?", se preguntó, y ella misma se respondió, seguramente feliz: "Y sí… para mí ésta es una de las mil batallas diarias que me empecino en ganar. Y las quiero ganar todas. Ya me conocen".
Para cerrar, contó cómo cada noche antes de ir a acostarse se despide de su hijito: "Y ahora cuando lo duerma le voy a decir al oído lo mismo que todos los días, los que no hace caso ni come frutas también. Le voy a decir: 'Estoy muy orgullosa de vos, mi amor, porque estás logrando todo lo que te proponés'. Él se ríe, me mira fijo y me pone la oreja cerca de la cara para que le dé un beso. ¿Qué quieren que les diga? Hay un programa mejor que éste? Creo que no".
"Nunca lo conté, pero Antonio tiene un trastorno en la comunicación y el lenguaje que lo involucraría dentro de la condición del espectro de autista", dijo la periodista hace poco más de un mes en su programa Border, en Radio Nacional, y agregó que el pequeño aún no tiene un diagnóstico fijo, sino que recién podría tenerlo a los cuatro años aproximadamente.
Luego explicó: "Antonio llega a un lugar y dice: '¡Hola!'. Y capaz que no lo escucharon. Y empiezan: '¡Hola, Antonio!', '¡Hola, Antonio!', '¡Hola!', y él ya saludó hace un rato. Yo lo escucho siempre porque lo tengo siempre cerquita mía. O tal vez te saluda un ratito, diez segundos más tarde. Es a su tiempo y a su modo. El problema muchas veces está en el contexto y en el entorno, que está esperando que sea como nosotros".
Desde que supo que su nene tenía un trastorno en el lenguaje, María Julia y su pareja estudiaron sobre le tema e hicieron talleres. De esa forma encontraron la manera de acompañar a Antonio y de comunicarse con él: "Saber cómo ayudar a lo que más querés en el mundo. Y cuando lo podés ayudar… bueno, ¡es una fiesta! Eso nos pasa".
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