Aunque son medio hermanas, el corazón no se divide: Carolina y Susana Giménez Aubert -hijas de Augusto Giménez Aubert– mantienen un vínculo cercano. No obstante, y a diferencia de su hermano Patricio Giménez (quien buscó forjar su propia carrera como cantante, y en algún momento consiguió gran notoriedad), esta experta en comunicación empresarial de 41 años siempre mantuvo un perfil más bajo y una vida ausente de glamour.
Es por eso que su presencia en las playas de Punta del Este suele pasar inadvertida. Tampoco alcanza el gran parecido con Mercedes Mecha Sarrabayrouse, su sobrina unos años mayor (estas circunstancias participares que suelen darse en muchas familias). Carolina puede jugar con sus dos hijos en la arena sin que nadie sospeche que se trata de la hermana de la diva máxima de la televisión.
Paquito (de ocho años) y Guadalupe (un año y ocho meses) son los únicos sobrinos de Susana. Y junto a un amiguito del varón, disfrutaron con su mamá de un día a pleno sol en el destino uruguayo preferido por los argentinos.
Fruto del segundo matrimonio de Augusto Giménez Aubert, con la psicóloga Cristina Frank, Carolina se separó de su pareja cuando Paquito tenía dos años. Es por que eso que -según ha contado en más de una oportunidad- se siente "muy identificada" con Susana: siendo Mecha chiquita, y ella muy joven, la conductora debió empezar a trabajar sin contar con la ayuda de nadie, teniendo que criar a su hija prácticamente sola. "Tenemos hijos, matrimonios frustrados y experiencias de vida similares", trazó un paralelismo la empresaria.
En su caso, quien fuera estudiante de Comunicación en la UADE y de Arquitectura en la UBA regresó de Montevideo (donde vivía con su ex marido) y se volcó de lleno a la comunicación empresarial (tiene su propia consultora, Giménez Aubert & Asociados), dividiendo su tiempo con la crianza de su hijo. Pero aquellos comienzos en Buenos Aires fueron "duros".
Poco después volvió a formar una pareja, y casi de inmediato formalizó el vínculo: en diciembre de 2015 se casó con el también empresario Diego Mejuto, en una fiesta que contó con la presencia de la hermana mayor de la novia, claro. Y en mayo de 2017 llegó Guadalupe, cuyo nacimiento Susana celebró regalándole un elefante de peluche y una caja de bombones.
Carolina explica que la crianza es distinta: son distintos los momentos en los cuales tuvo a Paco y a Guadalupe. Ahora, dice, está más relajada. Y así se la vio en la playa de Punta del Este, jugando con sus hijos. Mientras casi en ese mismo momento Susana se divertía con Mecha y su nieta, Lucía Celasco, posteando en las redes sociales distintos videos de una tarde al aire libre en su chacra La Mary.
Porque puede que no las una el glamour ni la popularidad. Pero al fin, a Carolina y Susana las ilumina el mismo sol.
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