El recuerdo de Malena Guinzburg sobre Jorge y un viejo sketch compartido con su papá (Video: "Debo decir", América)
Ella tenía 30 años. Y él, 59. A Malena Guinzburg todavía no la había alcanzando el tiempo para comprender muchas sobre su padre. Y a Jorge Guinzburg todavía le faltaba mucho por vivir cuando su tiempo se agotó. Sucedió el 12 de marzo de 2008. Y a su hija le demandó varios años superar su partida, provocada por el cáncer.
"Se fue muy joven… -lamentó Malena este domingo por la noche ante Luis Novaresio, en Debo decir-. Sí, me enojé. Hay una cosa de no entender… Me hubiera gustado ser creyente porque entonces es más fácil la muerte: tenés una cosa de que alguien lo quiso… Sí, me enojé. (Aunque) también lo que hacen las enfermedades es tener el alivio de que no sufran más".
La escuchaban -y se emocionaban con ella- Benjamín Vicuña y Violeta Urtizberea, además del propio conductor. Porque la flamante integrante de Basta de todo (aclaró que no ingresa para ocupar el lugar de Cabito, a quien Matías Martin despidió del ciclo de FM Metro), también acercó otro lamento: "Me hubiera gustado que él me viese haciendo lo que hago".
"No es casual que empecé a estar delante de cámara cuando mi viejo murió. Tiene que ver con inseguridades, con un montón de cosas…", precisó Malena, quien por años debió lidiar internamente con el hecho de ser la descendiente de una figura tan importante para el humor argentino.
"Siento mucha empatía por 'los hijos de…' a los que les buscan todo el tiempo que sean iguales o mejores que sus padres. Yo no puedo ponerme en el lugar de mi viejo, por lo que fue mi viejo y porque no soy mi viejo, por más que me digan que me parezco por los bigotes (risas). Es muy difícil partir de esa vara. Nunca quise estar (en la televisión) por ser 'la hija de…'".
A sus 13 o 14 años (no lo puede recordar con certeza) Malena debutó en televisión en un sketch de Peor es nada: hizo de la hija de Tru Chan, la parodia que Guinzburg hacía del recordado mago Tu Sam. Pero en aquella época le reprochaba al actor el poco tiempo que pasaba a su lado: sucede que este fanático de Vélez (quizás, el hincha más emblemático de El Fortín) era un obsesivo del trabajo. Un workaholic.
Pero Malena ya cambió su mirada (la alcanzó al fin ese maldito tiempo con el que no contaba en 2008…). "Hoy lo recontra entiendo porque me gusta mi laburo. No tengo hijos, pero soy igual con mis sobrinos: los vería mucho más de los que los veo, pero estoy siempre laburando. Entonces, siendo más grande lo empecé a entender más. Cuando era chica sí le reclamaba el tiempo. Además, padres separados; eran varias cosas".
Luego de definirlo como "un buen tipo" y, a la vez, "una bestia" ("En casa se hablaba de sexo con una libertad tremenda: las guarangadas que les dijo a novios de mi hermana… pero caía bien", contó), Malena confesó que no solo lo extraña como papá, sino también "como espectadora".
Ese sentimiento es unánime claro; el privilegio de haber sido su hija, en cambio, es todo de Malena.
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