Por aquellos días Claudio Levrino era un galán que disfrutaba de su merecida fama en un verano de éxito total. Instalado con su familia en Miramar, viajaba a diario hasta Mar del Plata para subirse al escenario del Teatro Provincial a protagonizar la obra No pises la raya, querida. No imaginó que una de esas tantas noches, después de días de gloria, playa y amigos, encontraría la muerte a los 35 años de una manera absurda.
El 20 de enero de 1980 el actor perdió la vida luego de una penosa agonía. Poco antes, había ingresado a una clínica con una herida de bala en su cabeza que entonces nadie podía explicar.
Para Mar del Plata, el verano de 1980 había comenzado como una auténtica fiesta. Las principales figuras del país la habían elegido -algunas para descansar, otros para trabajar- como destino. Susana Giménez, Moria Casán, Mirtha Legrand, Diego Maradona, Graciela Alfano, entre decenas de otros personajes célebres, disfrutaban de La Feliz de día y de noche.
También lo hacía Levrino, uno de los actores más queridos de aquella época. El galán de los ojos azules por esos días combinaba un verano familiar con sus hijos y su esposa, la actriz Cristina del Valle, con noches de trabajo junto a un gran elenco integrado por Rodolfo Bebán, Bárbara Mujica, Beatriz Bonnet, Alberto Martín, Carlos Rotundo y Gabriela Gili.
Con 35 años, era una estrella y el público lo amaba. Es que entre 1978 y 1979 había protagonizado Un mundo de veinte asientos, una telenovela con récords de audiencia que de alguna manera retomó el fervor popular que tiempo atrás había producido en el público la mítica Rolando Rivas taxista. En Un mundo de veinte asientos Levrino interpretaba a un colectivero llamado Juan Arregui y tuvo como coprotagonistas a Gabriela Gili y María de los Ángeles Medrano.
Aquella temporada, para el galán, era pura cosecha de elogios, cenas con amigos, teatro y gloria. Hasta que en la madrugada del viernes 18 de enero todo cambió.
"Se comunica que en la fecha, a la hora 3, ingresó a este nosocomio el Sr. Claudio Levrino, víctima de un accidente, siendo su estado de extrema gravedad. Firmado: Dr. R. Distéfano", señaló un parte médico que impactó entonces a la opinión pública.
Entre 1978 y 1979 había protagonizado Un mundo de veinte asientos, una telenovela con récords de audiencia que de alguna manera retomó el fervor popular que tiempo atrás había producido en el público la mítica Rolando Rivas taxista
El artista había llegado hasta la clínica marplatense Pueyrredón con una herida de bala en su cabeza que entonces nadie podía explicar.
LAS HORAS FINALES
Todo había comenzado el día anterior, el jueves 17 de enero, por la tarde. "A esa hora el actor Claudio Levrino miró a su mujer, la actriz Cristina del Valle, y también sonrió resignado. Había apretado en vano el embrague de su auto Ford Taunus GXL chapa C921956 color crema y, al darse cuenta de que no funcionaba, había estacionado el auto a la altura de Playa Grande. 'Vas a perder el avión, le aseguró Levrino a su mujer", reconstruyó la revista Gente en su edición del 24 de enero de 1980.
Y en efecto, así ocurrió: Del Valle no pudo viajar, el auto debió ser remolcado y reparado. La mujer se quedó en Mar del Plata sin saber lo que le esperaba unas horas después.
Pasado el mal trago del desperfecto mecánico, Levrino llegó cerca de las 20 a la sala teatral del entonces fastuoso Hotel Provincial y fue directamente a su camarín. Era una jornada muy especial para el elenco: los productores avisaron que en la primera de las dos funciones de aquella jornada tendrían una visita muy particular. En las primeras filas, cerca del escenario, estaría ubicado el entonces presidente de facto, Jorge Rafael Videla, junto a su esposa Alicia Raquel Hartridge.
"Los ojos de Claudio Levrino, como los ojos del resto del elenco, se dirigieron al presidente de la Nación y su esposa que aplaudían sonrientes. Había terminado la primera función. Horas después, cerca de la una de la madrugada del viernes 18 de enero, los actores repitieron el saludo. Había terminado la segunda función", detalló Gente.
Con la tarea cumplida, los artistas decidieron ir a comer. Como era costumbre aquel verano, se dirigieron al restaurante del Club Mitre. También los acompañó la mujer de Levrino, que por el percance con el auto no pudo regresar a Buenos Aires.
Fue una noche que varios describen como memorable. Los presentes rieron con las ocurrencias del actor, quien estaba particularmente efusivo.
La comida transcurrió sin sobresaltos hasta que llegaron a hablar de un tema que preocupaba al mundo artístico: los asaltos que habían tenido lugar recientemente en algunas salas teatrales de Mar del Plata.
Levrino reveló entonces que por aquellos días llevaba un arma en el auto por si alguien le quería robar. Decía que era por seguridad, porque todas las noches debía volver a Miramar después de trabajar y lo hacía de madrugada, por un camino que podía ser peligroso.
Cerca de las 2.30 todos se levantaron y partieron, según las crónicas periodísticas de la época. El actor y su esposa se subieron al Taunus del galán, que ya había sido arreglado luego del desperfecto mecánico de la tarde.
Levrino encendió el auto y enfiló por la calle Bolívar. "Cruzó Jujuy y llegó a España. Giró a la izquierda, enfrentó la ochava de una fiambrería que anunciaba en su vidriera Jamón cocido 1950 pesos, Sardo 5500; pasó por el frente del comercio de Eliseo M. García Automotores, frenó levemente al llegar al cruce con la Avenida Colón y metros antes de llegar a la esquina de España y Falucho estacionó el auto", detalló Gente.
Varios medios de la época coinciden en señalar que durante el trayecto la pareja discutió sobre lo que más asustaba a Del Valle: la pistola Beretta calibre 22 de Levrino, que la actriz consideraba peligrosa porque en algunas ocasiones quedaba al alcance de los pequeños hijos del matrimonio.
Según se publicó entonces, con la intención de demostrar la supuesta escasa peligrosidad del arma, Levrino la sacó de la guantera.
Durante el trayecto la pareja discutió sobre lo que más asustaba a Del Valle: la pistola Beretta calibre 22 de Levrino, que la actriz consideraba peligrosa porque en algunas ocasiones quedaba al alcance de los pequeños hijos del matrimonio
"La empuñó en su mano derecha, habría accionado el dispositivo que libera el cargador y, cuando tenía el caño cerca de la oreja derecha, habría escapado un disparo", reveló Gente.
Alrededor de las 2.40 de aquella madrugada el actor cayó sobre su costado izquierdo dentro del auto. Cerca de la oreja derecha tenía un orificio de 3 milímetros de diámetro por el que le brotaba sangre. Desesperada, Cristina del Valle gritó en medio de aquella madrugrada solitaria. Minutos después hasta el lugar se acercaron un agente de policía y un taxista, quienes cargaron a Levrino en el taxi. De allí partieron el conductor y la actriz, cargando a Levrino en estado crítico.
Alrededor de las 2.40 de aquella madrugada el actor cayó sobre su costado izquierdo dentro del auto. Cerca de la oreja derecha tenía un orificio de 3 milímetros de diámetro por el que le brotaba sangre
Las horas que siguieron a aquel episodio fueron de pura conmoción. Por la clínica a la que llevaron al actor desfilaron los artistas y las personalidades más importantes de aquella época.
También lo hicieron los médicos más salientes del momento: desde Alfredo Cahe, que tenía un vínculo familiar con Levrino, hasta Raúl Matera, una eminencia de la neurocirugía, quien viajó desde Uruguay para atenderlo.
El experto hizo lo posible por salvarle la vida pero su intento fue en vano. La muerte cerebral del actor era irreversible. Tras horas de agonía, el artista murió a las 2.30 de la madrugada del 20 de enero.
En los días sucesivos los restos del actor fueron sometidos a una autopsia. Incluso su esposa fue convocada a una pericia para determinar si en algún momento había estado en contacto con el arma que terminó con la vida del actor. Los estudios determinaron que las huellas encontradas en el arma eran únicamente las de Levrino.
La Justicia continuó investigando hasta que cerró la causa y determinó que lo ocurrido aquella madrugada fatal de enero, después de un verano de éxito, se trató de un accidente.
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