Por Nancy Duré
Apuesto y simpático, Ricardo Darín conquistó a todas las mujeres del país en la década del '80, cuando formó parte de un grupo de actores a los que se los conocía como "los galancitos". Sin embargo, conforme fue pasando el tiempo, logró ir desligándose de ese mote. Y hoy, que festeja sus 62 años, puede jactarse de estar considerado como uno de los mejores actores de la Argentina, si no el mejor…
Nacido el 16 de enero de 1957, Darín comenzó su carrera con apenas diez años y sin ninguna preparación académica siguiendo los pasos de sus padres, Ricardo y Roxana. Y, en su juventud, se consagró como galán de telenovelas de la mano de Alberto Migré. Por entonces, además, enamoró a Susana Giménez, con quien tuvo una relación sentimental entre 1978 y 1987 y con quién sigue manteniendo una sincera amistad hasta el día de hoy. Juntos protagonizaron un gran éxito en teatro, como lo fue Sugar, en 1986 y 1987.
Después de protagonizar dos éxitos televisivos como Estrellita Mía, junto a Andrea del Boca, y Rebelde, con Grecia Colmenares, Ricardo arrancó la década del '90 dispuesto a darle un giro a su carrera. Entre 1993 y 1996 encabezó Mi cuñado junto a Luis Brandoni, desplegando su perfil de comediante. Y, paralelamente a su trabajo teatral en otras como Rumores (1990), Algo en Común (1995) y Art (1997-99), entre otras, inició una ascendente carrera cinematográfica con la que a partir del 2000 logró el reconocimiento mundial.
Hoy, con más de cuarenta películas en su currículum, Darín cuenta en su haber con un premio Goya por Truman (2015) y cinco Cóndor de Plata por El mismo amor, la misma lluvia (2000), Nueve Reinas (2001), El hijo de la novia (2002), El Aura (2006) y El secreto de sus ojos (2010), film ganador del Oscar a la Mejor película extranjera, entre otros tantos premios y nominaciones. Sin embargo, él nunca le dio mayor trascendencia a estos galardones y no dejó que las alfombras rojas lo obnubilaran.
No obstante, su prestigio internacional hizo que a mediados del año pasado la Academia de Hollywood lo invitara a sumarse a ella junto con otras personalidades del mundo del cine. Y esto hubiera sido la frutilla de su intachable carrera, de no haber coincidido con la denuncia pública por "maltrato" que Valeria Bertucelli, ex amiga y compañera suya en la obra Escenas de la vida conyugal, realizó en su contra justo por esos días.
Es cierto que, rápido de reflejos, apenas se conoció esta acusación en Ricardo salió a pedir perdón por si alguna actitud suya hubiera molestado a su colega, pero dejó en claro que no se hacía cargo de los hechos que le imputaban. Y se mostró tan afectado por la situación que, por varios meses, eligió alejarse por un tiempo de los medios y hablar con los medios solo en los lanzamientos de sus películas.
Por estos días, Darín estuvo disfrutando de un merecido descanso en Punta del Este. Y, aunque el tema sigue resonando cada vez que se habla de la reivindicación femenina, la realidad es que el actor recibió el apoyo de muchos de sus colegas, incluidas muchas de las mujeres que integran el Colectivo de Actrices Argentinas, como Griselda Siciliani y Calu Rivero. Ricardo, además, cuenta con el incondicional apoyo de su mujer desde hace más de 30 años, Florencia Bas, y sus hijos, Clara y el Chino, hoy también un reconocido actor tanto en la Argentina como en España, quien no dudó en salir a defender públicamente a su padre de lo que consideraba una verdadera injusticia.
El año pasado Ricardo protagonizó el film Todos lo saben con Javier Barden y Penélope Cruz, bajo la dirección del iraní Asghar Farhadi y producción de Pedro Almodóvar, que cuenta con ocho nominaciones para los próximos premios Goya. Y dónde, al igual que en la Argentina, es considerado una verdadera estrella.
Hoy el laureado Darín celebra su cumpleaños colmado de proyectos y rodeado del amor de su familia. Alguna vez le preguntaron si le interesaba trabajar en Hollywood y dijo que no. De hecho, en 2004 le ofrecieron hacer de narcotraficante mexicano para la película Hombre en llamas, junto a Denzel Washington, pero rechazó la oferta. Le pareció pedante que el director, Tony Scott, le dijera que "no aceptaba un no como respuesta". Y no sacó cuentas de los dólares que iba a perder por no ingresar a la "Meca del Cine". En ese momento, estaba haciendo teatro en España y, según dijo, sólo soñaba con volver a su casa para estar con su esposa y sus hijos. Algo que hoy, 15 años más tarde y a pesar de que los chicos crecieron, sigue eligiendo.
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