"Vine con la felicidad de saber que mi familia me podía acompañar. Sin ellos, no estaría acá".
Álvaro Navia llegó a Villa Carlos Paz para realizar temporada teatral y encabezar el espectáculo Albertito Súper Humor y recibió a Teleshow en la casa que alquiló sobre el Lago San Roque y posó junto a su familia, conformada por su mujer, Vanina Escudero, y sus hijos, Benicio (cuatro) y Joaquina (dos).
"Parte de la temporada es esto: que ellos estén acá acompañándome y que me vayan a ver al teatro. Ellos también son público y tienen una mirada del espectáculo a la cual le presto mucha atención", analiza Álvaro con su hija en brazos, mientras Benicio juega con las flores en el jardín.
"Más que una familia, somos un equipo porque con Vanina y los chicos nos movemos así. Cuando hemos tenido que ir atrás de un proyecto o trabajo de Vanina, fuimos. Siempre nos cubrimos la espalda", destaca sobre el apoyo incondicional de su mujer, con quien este año cumple 11 años de casados.
Mientras escucha a su padre, Joaquina tiene tres chupetes, uno en la boca y los otros dos en cada mano. "Habla hasta por los codos", dice el humorista y agrega que a su hija le gusta divertirse, cantar, bailar con él y ponerse las pelucas que utiliza para sus diferentes personajes.
"Por mi trabajo en Polémica en el bar (el humorista se destaca en el ciclo que conduce Mariano Iúdica en América), empiezo a practicar desde temprano a la mañana en casa las canciones y ellos me ven, ensayan conmigo, se ponen las pelucas, cantamos juntos. Mi trabajo es parte de ellos", agrega el actor.
Desde que debutó, sus hijos y su mujer han ido más de una vez a verlo y aplaudirlo desde la platea del Teatro Holiday: "El primer público que uno tiene es la familia porque es la mirada más crítica y son los que más te alientan. Para mí sería inviable hacer una temporada sin ellos".
—¿Qué entienden los chicos de tu trabajo?
—Al principio a Benicio le llamaba la atención por qué la gente me conocía, al igual que a su mamá y su tía (por Silvina Escudero, hermana de Vanina). Pero ahora ya es parte de su vida y entiende que mi trabajo es estar en la televisión y en el teatro. Además, sus compañeros me comentan que me vieron en la tele y me pidieron que fuera a cantar al colegio. También fui al de Joaquina y cantamos juntos. Somos una familia común que comparte el trabajo y nuestra vida con nuestros hijos.
—¿Tienen ganas de tener otro hijo?
—Por mí, yo ya cerré la fábrica. Vanina a veces tiene ganas, pero ya creo que con dos estamos re bien. Si viene y Dios nos premia con ese regalo, por supuesto que será bien recibido porque un hijo es una bendición y es familia.
—¿Cuesta adaptarse a la rutina de la temporada?
—No, con Vanina somos muy adaptables. No es que pedimos una mansión ni nada de eso. Hace años que venimos al mismo complejo porque conocemos a todos los vecinos y es muy familiar. Además, nos gusta que los chicos puedan jugar con otros nenes. Uno cuando llega acá se acostumbra a la vida de Villa Carlos Paz: sabemos que a la tarde cierran los locales del centro, pero el supermercado sigue abierto así que aprovechamos para hacer las compras. Eso también nos sirve para ver el termómetro de cómo está la calle, si hay gente o no.
—¿Y cómo viene por ahora la temporada en cuánto a números y recaudación?
—Siempre las dos primeras semanas es para acomodarnos nosotros. Además, hay un recambio entre los que vinieron a pasar las fiestas y se quedaron hasta Reyes, otros que están llegando y se convierten en los turistas fuertes. Todos los espectáculos estamos esperando que venga el público grande, que es el que acomoda la taquilla. Igual, todos sabíamos que esta temporada iba a ser de precaución porque hay poca plata en la calle y la gente no puede darse gustos.
—¿Cuál es tu expectativa?
—Yo vine con cautela y con la expectativa de lo que es la realidad. Todos sabemos que esta va a ser una temporada donde no van a explotar las taquillas. Va a ser buena, pero uno lo tiene que prever antes, venir sabiendo qué gastos se van a hacer y ser cauteloso.
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